Los animales sueltos, un problema de nunca acabar

Los animales sueltos, un problema de nunca acabar

12 Enero 2023

Los animales sueltos en la ruta 307 que va a Tafí del Valle implican un riesgo que el viajero debe asumir irremediablemente. No hay posibilidades de evitar encontrarse con animales a lo largo del camino; y por lo tanto nadie puede estar seguro de que llegará sano y salvo a destino.

El mayor peligro ocurre a partir de los últimos 15 kilómetros. En esos tramos los viajeros seguramente se van a encontrar con caballos que van y vienen de los distintos campos y atraviesan la ruta sin que les preocupe si hay vehículos. También se cruzarán con vacas y terneros, que aprovechan el verde de las banquinas para alimentarse un poco. Y casi llegando a la principal villa veraniega los chanchos y las gallinas hacen de la ruta una chacra más por la que pueden deambular libremente.

Carteles a lo largo de la trepada advierten de la existencia de los animales y ponen en alerta a los conductores que viajan por esa zona. Pero eso no alcanza para erradicar el riesgo.

Esta situación en la ruta 307 ya no sorprende a nadie. Es posible que le pueda llamar la atención a los turistas que por primera vez han decidido correr el riesgo de un accidente a cambio de conocer los paisajes fantásticos que ofrecen los Valles Calchaquíes.

Lentamente, con el correr de los años los tucumanos nos hemos acostumbrados a vivir esta situación. Ponerle fin de una vez por todas debería ser la principal preocupación de autoridades de la provincia y de las Municipalidades y comunas rurales de los valles.

Lo normal para quien viaja a Tafí del Valle es que se encuentre con los animales al borde de la ruta y que corra el riesgo de accidentarse. Ese es el altísimo costo que todos los días miles de viajeros deciden afrontar a cambio de tener un clima y paisajes únicos.

Los valles suelen servir para que los gobernantes de turno presuman. Todos los veranos, fines de semanas largos o en las vacaciones de invierno suelen destacar la cantidad de visitantes y el dinero, que sirvió para incrementar las arcas públicas y las privadas. Sin embargo, las acciones para solucionar el problema de los animales sueltos brilla por su ausencia. Es cierto que las estadísticas no dan señales de alarma cuando se analizan la cantidad de muertes provocadas por los animales. Sin embargo, ese no debería ser el justificativo para que no hallar soluciones.

No se trata de un problema que asoma en este 2023 ni tampoco el año pasado. Desde hace años que los animales circulan por las rutas sin que las autoridades se ocupen de eliminar para siempre estos riesgos y sin que el dueño de esos animales se preocupen por cambiar la realidad.

De acuerdo a la ley la responsabilidad del daño ocasionado por un animal suelto es del dueño o del guardián. Hay jurisprudencia argentina que determina que el concesionario de la ruta se convierte en el responsable del accidente. También hay sentencias judiciales en las que determinan la culpabilidad del Estado.

Se trata de un tema que tiene décadas en la vida de los tucumanos. La Policía ha fracasado en sus intentos de control. Las autoridades políticas nunca han encontrado una solución para evitar este tipo de accidentes. Los dueños de los animales no suelen sufrir castigos como para que dejen de soltar los animales en la ruta. Los automovilistas que circulan no tienen forma de ser oídos para que sus reclamos tengan fuerza.

Son demasiadas acciones frustradas para una sociedad que quisiera salir de paseo sin que ello signifique que tenga que correr algún riesgo. Y el esfuerzo conjunto de todos estos actores podrían evitarlos.

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