Cartas de lectores II: Mesías
06 Enero 2023

Hay que pagar una deuda que es impagable; sin embargo los acreedores nos siguen prestando miles de millones de dólares que sirven solo para refinanciarla; por una ventanilla nos dan y por otra nos quitan. No podemos pagar ni el interés que día a día ella genera, aún vendiendo todos nuestros activos locales e internacionales. Vivimos del préstamo. Defaulteamos la deuda muchas veces. Si el FM o del BM o del CP, que al fin y al cabo son inversores de otros países, quieren cobrar sí o sí, ¿Cómo les vamos a pagar? ¿Vamos a llamar de nuevo a Rodríguez Saá para que griten y festejen los diputados?  ¿Los prestamistas pueden cobrarse la deuda ejecutándola a través de la venta, por parte del gobierno, de tierra argentina? Pregunto esto por ignorancia y pensando en voces mesiánicas que vienen a salvar la nación. Es innegable que desde el advenimiento de la democracia el concepto de patria ha venido sufriendo continuos embates en distintos frentes. Los liberales y sus bases del autosustento apoyadas y propagandizadas por aquel ministro de economía del corralito, decía muy suelto de cuerpo que si por él fuese regalaba al norte argentino porque era improductivo y le costaba a otras provincias sostenerlo. En el otro extremo, la izquierda revolucionaria no hizo más que destruir la imagen de un tucumano que le dio a la argentina la actual Patagonia, instalando un relato que no resiste los mínimos registros históricos que olvidaron, o mejor dicho, ocultaron para favorecer a vaya saber qué intereses que justamente no responden al bien mayor que es la unión de los compatriotas. Me detengo en ella, en la Patagonia argentina, región que bien explotada puede vivir sin la coparticipación y ser en el futuro una nación pujante. ¿No nos llama la atención toda esta actividad guerrillera de novo? ¿Quién banca a esos pseudo-mapuches que invaden propiedad privada sin ningún tipo de reprimenda? ¿Qué hay detrás de todo esto? Siempre intereses económicos de grupos nacionales o internacionales dispuestos a ocupar el lugar que no defiende un Estado en descomposición continua. Es decir, para los liberales el norte es pérdida y para la izquierda la Patagonia es un espacio que debe volver a los pueblos originarios, cuyos representantes casi no existen. Milei es el posible nuevo presidente de los argentinos. Es un diputado nacional que todos los meses rifa su dieta y vive de lo que percibe de distintas clases o charlas que brinda al empresariado. En todas las entrevistas televisivas, las cuales son cada vez más frecuentes, tiene respuesta y solución para todo desde su puesto de presidente. Su discurso parte desde ser presidente, no habla como candidato. No muestra su proyecto para llegar y de la necesidad del respaldo popular para bajar el deficit público, mensaje que siempre esgrime su compañero ideológico el señor Espert. Milei dice que luego de gobernar 4 u 8 años, se va a estudiar la Torá, o sea la biblia judía que fue dictada por Dios a Moisés y que trata sobre la Ley del pueblo hebreo. ¿Cuál es su mensaje? ¿Tiene un contenido teológico? ¿Primero soy presidente luego un monje que trata de conocer el origen del pueblo judío? Raro camino de un político. ¿Pensará el señor Milei que por esa inclinación religiosa puede ser él el futuro mesías de la Argentina? El señor Milei, cuando habla, lo hace con gran poder de convicción; todo parece fácil, pero seguro que no es así. Nuestro problema es cultural y moral y  tiene su sustento en la amalgama de culturas y personas necesitadas que conformaron y conforman nuestra sociedad, que recibió y recibe a inmigrantes que la habitaron y habitan con distintos propósitos. Desgraciadamente los argentinos siempre creímos en un mesías a quien tirarle el fardo después de ir a votar. Hay ejemplos muy contundentes y ahora estamos con riesgo de tropezar con la misma piedra. La  democracia que tanto costó conseguir hoy está amenazada desde el mismo poder político que acciona contra la república. La descomposición social es evidente y la anarquía está a la vuelta de la esquina. Luego de ello, la disolución total de un poder público deshilachado.  No debemos permitir que los generadores del caos continúen haciéndolo y para un futuro bastante borroso no permitamos la llegada de mesías.

Lorenzo Marcos

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios