Un Presidente que ahora se puso en el cuello la soga de la historia

Un Presidente que ahora se puso en el cuello la soga de la historia

Alberto Fernández, presidente de la Nación. Alberto Fernández, presidente de la Nación.
24 Diciembre 2022

Por Hugo E.Grimaldi

Provocar, provocar y provocar. El Credo del kirchnerismo tiene varias premisas, por ejemplo hacer de cada cosa un acto de campaña en el que parece que le va la vida; usar a los demás en su propio beneficio; redoblar la apuesta siempre, aunque se lleve puesta cualquier investidura; cuidar las cajas de la política con celo extremo y mostrarse activos en primerear la interpretación de los hechos a gusto y paladar para caer siempre bien parados, aunque se torturen los argumentos para tener razón. Y si para ello es necesario mentir, mentir también. Para regimentar la opinión, la cuestión es instalar en los medios y en las redes sociales las ideas tales como salen cocinadas de las usinas del instituto Patria o capitalizarlas a favor de cualquier acontecimiento.

Por repetitivas, las taras que se derivan de esa estrategia son cada vez más conocidas y debido a ello, la Selección Nacional le huyó el otro día a la Casa Rosada. Los jugadores no querían ser engañados ni, al fin de cuentas, usados. Hasta último momento, las usinas K afirmaban a través de las redes sociales que iban a salir al balcón, pero nada de eso sucedió, pese a que “Chiqui” Tapia pensó que lo de los helicópteros era una celada. Messi y compañía ya se habían negado a usar un brazalete de luto por Hebe de Bonafini y le cambiaron la letra a la canción “Muchachos” por considerar que no hablaba de ellos. Sospechaban una mano del Gobierno pro-Maradona. Y en este sentido, la semana próxima Cristina Kirchner inaugurará un Polideportivo al que se lo bautizará Diego Armando Maradona. Provocación y quizás ánimo de venganza.

Con aquella negativa de Scaloni y de sus muchachos, el presidente de la Nación sufrió el primer gran traspié de la semana y tuvo un segundo antes de ayer, mucho más grave. Con la decisión de no convalidar de inmediato una sentencia no definitiva de la Corte Suprema de Justicia sólo porque monetariamente no le conviene al kirchnerismo, Alberto Fernández acaba de tirar su honra republicana a la hoguera para seguir siendo fiel a un proyecto que lo ha dejado de a pie hace mucho tiempo. Lo apretó Cristina a través de los gobernadores y él se dejó apretar.

No se lo entiende al Presidente, ya que después del camino que eligió para confrontar será recordado no como el timorato o el irresoluto Alberto, ejemplo de la planificación cero, sino como quien se le paró de manos a la Corte Suprema o sea a otro poder del Estado o sea a la Constitución Nacional. Le queda al Ejecutivo, es verdad, un par de acciones defensivas a las que puede echar  mano, como la recusación tardía de los jueces (después de la sentencia) y el pedido de revocatoria “in extremis” que, si es rechazado como se puede prever, lo dejará entonces sí contra las cuerdas con un problema adicional: deberá acatar y tendrá que justificar ante los propios la actual boutade.

Éste es un caso esencialmente de manejo de dinero. Pero no para él, sino para la provincia de Buenos Aires, el bastión de la vicepresidenta. Porque no es cierto que para darle los fondos que la Corte dice que le corresponden a la Capital Federal (hoy, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) sea quitarle a las demás provincias, sino que es sólo restarle a Buenos Aires, bastión de Cristina y eventual refugio del peronismo que ella representa. ¿Por qué? Porque nunca el dinero en danza salió de las provincias, sino de la Nación.

Dicho de otra manera, el grifo es el mismo, las partidas provienen de un solo lugar dentro del Presupuesto y por eso, no hay nada que modificar allí como se pretende hacer creer (la Coparticipación primaria) cuando se habla de su “imposible cumplimiento”. Por algo, Sergio Massa está callado. Lo único diferente es que la manguera que distribuye la plata ya no cruza más la General Paz sino que se quedará en la CABA. Si con toda lógica, el kirchnerismo piensa que fue políticamente inmoral que Mauricio Macri le haya dado esos fondos a su ciudad, con la misma lógica se puede pensar lo inverso.

Por lo mismo, si el Comunicado de Presidencia afirma que la Corte “de cara a un año político” pretende darle fondos a Horacio Rodríguez Larreta para que los use en campaña es lícito deducir que lo que sucede es que ese dinero ya no lo podrá utilizar Axel Kicillof con el mismo fin. Sin embargo, hay otra falla en el razonamiento que la han impuesto al Presidente: el dinero que vuelve a la CABA no irá a ninguna campaña, ya que Larreta deberá compensar lo que los contribuyentes porteños no pagarán en impuestos hacia adelante, tributos que se colocaron cuando la Ciudad perdió esos fondos.

En tiempos de redacciones menos veloces, un veterano periodista le enseñaba a sus redactores el ABC de la política: “ojo muchachos que esto es por plata”. Y no se equivocaba. Justamente por eso, para quitar y dar arbitrariamente, para premiar al amigo y de paso debilitar al adversario, como en este caso a Larreta en el interior, es que el Presidente ha decidido mantener la dirección de los fondos hacia dónde le conviene a la vice. Una vez más, el Jefe del Estado ha decidido olvidarse que él es el número uno de todos para ponerse al servicio de quienes lo detestan. Es raro Fernández.

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