“El quinteto de la muerte”: ¡Puro cine!

“El quinteto de la muerte”: ¡Puro cine!

12 Diciembre 2022

Carlos Duguech

Analista internacional

Mercedes Sosa se luce en la interpretación de “Todo cambia” del chileno Julio Numhauser. Parafraseándola en la contagiosa melodía y enumeración en lo que “todo cambia, cabe decir: “pero no cambia el quinteto de los asientos permanentes del Consejo de Seguridad” (CS) ¡De la ONU, nada menos! Después de 77 años nada cambió. Sí, ¡setenta y siete años! Siguen siendo los mismos cinco países, el “Quinteto”, con idénticos atributos y ventajas de siempre. A la vista, muy distante de lo que poseen los otros 188 miembros de la ONU.

Mucho se escribe sobre el poder de veto que tiene cada uno de los integrantes. Esa palabra no existe en la Carta de la ONU. Hábilmente la redactaron los Aliados triunfantes de la Segunda Guerra Mundial (IIGM) para que su vigencia fuese solapada. En el Art. 2, punto 3, las decisiones importantes del CS se toman por nueve miembros, incluidos –se precisa- todos los miembros permanentes (aquí muestra su perfil el veto, porque si no votan afirmativamente los cinco ¡no hay resolución!). De modo que ningún esfuerzo interpretativo hay que hacer para afirmar que en este sector de comando de la ONU (el otro, la Asamblea General) la democracia es una palabrea que no encaja en el sistema.

“Paz y seguridad internacionales”: 28%

El artículo 24 de la Carta establece: ”A fin de asegurar acción rápida y eficaz por parte de Naciones Unidas, sus Miembros confieren al Consejo de Seguridad la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, y reconocen que el CS actúa a nombre de ellos al desempeñar las funciones que le impone aquella responsabilidad”. Un verdadero galimatías tomando en cuenta lo del “veto” y otros montajes apropiados que después descubrimos. En no pocas ocasiones mencionamos las veces que la expresión “la paz y la seguridad internacionales” como objetivo principalísimo de la ONU se repite en la Carta de 1945.

Ahora precisamos: en los 111 artículos del cuerpo doctrinario y operativo de la Organización 31 veces se repite “la paz y la seguridad internacionales”. El 28 % de los artículos lo menciona de ese modo, invariablemente. Huelga decir, entonces, que se espera que semejante reiteración obligue “31 veces más” a los responsables en el CS de que “la Carta” se cumpla. Vana pretensión de los que estamos en la “platea”, frente al escenario donde no somos actores. Ni de reparto. Ni de nada, casi.

Tal vez una cábala de la “paz armada”

Entre los “Aliados” de la IIGM, cuando aún ésta hedía a sangre entre escombros y pólvora y a otros olores agresivos de la guerra, se reunía en San Francisco (EEUU) la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional” el 25 de abril de 1945, trece días antes de la rendición de Alemania. La división de Europa ya estaba dibujada (Conferencia de Postdam) y entonces lo de “Organización Internacional” tenía más cercanía a un eufemismo político. Lo que sí cuidaron, con esmero, es perfilar un cuerpo que tuviese en sus manos todo lo que puede tenerse para “la paz y la seguridad internacionales”. Los seis años de la IIGM y los 50 millones de víctimas fatales eran un grito de la Humanidad, que no se podía dejar de oír. Y, entonces, vencedores del EJE (Alemania, Italia y finalmente Japón) la naciente ONU alistaba sus normas y diseñando, además, un fuerte con cinco torres de diversa factura y estilos, rodeada de un foso inexpugnable.

Peter Sellers y Alec Guiness, junto a otros tres actores y una actriz, protagonizaron una película británica exitosa estrenada en 1955. Una comedia que en español se titulaba “El quinteto de la muerte”. Esta columna incorpora en su título lo que en definitiva aprecia cómo y por qué los cinco miembros permanentes del CS de la ONU pueden equipararse -alegóricamente- al quinteto de la recordada película. Casi todas las intervenciones del CS son “post mortem”. Los muertos, por acontecimientos que convocan al criminalmente moroso CS, ya están muertos.

“Prontuarios” del CS: el Nº 1 y el N° 2

Miembros prominentes del CS, EEUU y Reino Unido de Gran Bretaña, encararon múltiples gestiones para que el Consejo interviniera autorizándolos a una guerra preventiva contra el Irak, de Saddam Hussein. Lo basaban en la información de que protegía a terroristas (Al Qaeda). Se sabía y se confirmó: ninguna arma de destrucción masiva en Irak. Argumentos falsos. “Preparados” para el caso. ¡Una cruenta estafa de la política internacional! Desde las Azores, del Norte Atlántico de la que participaba el presidente de Portugal José Manuel Durán Barroso, George W. Bush (EEUU), Tony Blair, (Reino Unido) y José María Aznar (España) enviaron dos ultimátum: uno a la ONU (CS) para que apruebe la “guerra preventiva”) y otro al dictador Hussein para que entregue las armas de destrucción masiva que, aseguraban, poseía. Esto recuerda al ultimátum de Truman a Japón para rendición incondicional. En los dos casos (separados por casi seis décadas) tan ansiosos por atacar a Irak, uno, y de probar las dos únicas bombas atómicas, el otro, lo cierto es que los autores de los ultimátums, en los dos casos, esperaban el ¡NO! Casi una contradicción. Una perversión.

La ONU no autorizó. Sadam Hussein no respondió. Emprendieron, entonces, la guerra preventiva por cuenta y riesgo propios. La cifras de la “Guerra contra el terrorismo” (después del 11-S) en Afganistan e Irak: según el Instituto Watson de la Universidad de Brown (EEUU): muertos, algo más de 900 mil, en su mayoría civiles. El costo de las guerras contra el terrorismo: 8 billones de dólares. ¿Para qué más datos de un juego “diabólico”?

Prontuario de la ex URSS: el Nº 3

Se actualizó de tal modo al prontuario de la ex URSS que ni hace falta citar al dictador sanguinario Stalin para dar cuenta de cómo, siendo parte del quinteto, llevó adelante acciones que el propio Consejo debía impedirlas, cuestionarlas y sancionarlas. Con sólo escribir Ucrania, ahora, basta para que desde el propio Consejo se ennegrezca ese prontuario y se manche de indignidad su pertenencia –como los otros cuatro- a un cuerpo obligado por la Carta a la “responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales”. La hipocresía entronizada.

Prontuario de China: el Nº4

Sólo cabe arrimar un nombre, emblemático, tristemente célebre: Tiananmen, una plaza en Pekín. En junio de 1989 miles de chinos que venían protestando para requerir libertades y cambios en la política del estado fueron objeto de disparos mortales, No hay número preciso de víctimas, que deben contarse por miles. Para dar una idea del comportamiento del CS, cuando se cumplían 30 años (2019) de esa masacre, el silencio de las autoridades de la ONU demostró la necesidad de no alterar a uno de los principales miembros de CS y aportante a las finanzas de la ONU. Y las tensiones ya de larga data entre la China Continental comunista y Taiwán son, a todas luces, un foco desde donde podrán surgir violencias que, no se duda, convocará, a la participación armada de los respectivos aliados del caso.

Prontuario francés: el Nº 5

Mala memoria la de Francia, colonizadora de Argelia desde 1830 hasta la independencia del país africano en 1962. En el medio, millones de muertos. Sucedieron casi de todo tipo de atrocidades: asesinatos programados, tortura, genocidio, saqueos. Y hasta pruebas nucleares sin protección para los habitantes que circundaban las zonas de los experimentos. El CS, del que Francia es privilegiado miembro “vetador” sólo apareció con toda su música cuando la independencia de Argelia y su incorporación a la ONU en el mismo año: 1962.

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