Una tucumana recibió el premio Houssay

Una tucumana recibió el premio Houssay

La bióloga Natacha Chacoff fue distinguida por sus investigaciones, que arrojan luz sobre la acción de flora y fauna en los ecosistemas.

CAMPO. El escenario de trabajo de Natacha Chacoff es siempre la naturaleza; sobre todo los campos de cultivo. CAMPO. El escenario de trabajo de Natacha Chacoff es siempre la naturaleza; sobre todo los campos de cultivo.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación entrega anualmente reconocimientos a la labor de científicos que han contribuido a la producción de nuevos conocimientos, al desarrollo de innovaciones y a la promoción de transferencia del conocimiento. Este año -y con la presencia del presidente Alberto Fernández-, la bióloga tucumana Natacha Paola Chacoff fue distinguida con el premio Houssay en el área de Ciencias y Tecnologías Ambientales.

“Recibir esto es un subidón de energía. Y me sentí muy feliz representando a un montón de gente, porque a todos mis trabajos no los hago sola; la ciencia no se hace de a uno”, dijo a LA GACETA la homenajeada.

Aún desde Buenos Aires (la ceremonia se realizó el viernes en el Centro Cultural de la Ciencia), Chacoff se mostró muy emocionada de poder representar a su provincia, a su casa de estudios y a todas las instituciones por las que ha pasado en su largo camino profesional. El galardón es por sus investigaciones, centradas en comprender cómo la relación entre plantas y animales afectan el funcionamiento de los ecosistemas naturales y antrópicos.

Polinizadores y plantas

Sus estudios de grado los hizo en la Universidad Nacional de Tucumán y los de doctorado en la del Comahue, pero con una tesis sobre el NOA. Chacoff es investigadora en el Instituto de Ecología Regional (IER) y es profesora de la Facultad de Ciencias Naturales. Vivió y trabajó en Mendoza y en España y realiza actualmente investigaciones con profesionales de varios países.

Sus trabajos (tiene 50 estudios publicados hasta la fecha) buscan comprender cómo los animales y las plantas afectan el funcionamiento de los ecosistemas. “Ellos son la parte estructural de los ecosistemas. Específicamente, estudio la relación entre los insectos polinizadores y las plantas -explicó a LA GACETA-; es decir, la importancia de los polinizadores para la reproducción de los cultivos; y como ayuda la biodiversidad a la producción de frutas”.

Chacoff resaltó que la mirada sobre estas interacciones planta-polinizadoras tienen un fuerte componente empírico y teórico, pero también “una mirada relacionada con los impactos de cambios de uso del territorio sobre las interacciones y cómo estas se vinculan con la producción de alimentos”.

“Mi tesis doctoral fue sobre la producción de pomelos en Salta. Estudiamos el vínculo entre la conservación de las áreas naturales, en cercanías a los cultivos, y la producción de pomelos. El estudio se sumó a muchas investigaciones en el mundo, y el resultado fue que la biodiversidad de polinizadores ayuda y complementa la producción. Cuanto más diversidad haya, mayor será la producción”, describió. Y esa es una de las razones para el otorgamiento del premio.

Estudios pioneros

En el Ministerio de Ciencias y Tecnología destacaron que “sus estudios sobre los efectos de remanentes de bosque sobre la producción de cítricos fueron pioneros y ayudaron a comprender a escala global cuál es la importancia de los polinizadores para los ecosistemas agrícolas”.

Los remanentes de bosque son sistemas naturales que han “quedado” luego del avance de los cultivos. “La producción de cítricos en Tucumán ha ido ocupando áreas de la selva pedemontana y montana de la Yunga. Y ahí quedan remanentes; bosquecitos que quizá no pueden ser cultivados porque están en pendiente o son ribereños. Y esos espacios alojan un montón de biodiversidad, entre ellos los polinizadores. Mantener y mejorar esas áreas y conectarlas ayuda a mantener la biodiversidad”, sostuvo la investigadora galardonada.

Sus trabajos, entonces, tienen también una pata sobre conservación. “Estos polinizadores están vinculados con áreas naturales porque para vivir, además de flores (que hay en los cultivos), necesitan un lugar para anidar -destacó-; y la agricultura se enfrenta hoy a esta necesidad, la de volverse más sustentable y menos nociva para los sistemas naturales”.

Otra de las “patas” por las que se eligió el trabajo de Chacoff tiene que ver con sus estudios de redes ecológicas de interacción. “Cuando hice el posdoctorado en Mendoza, viví seis años allí y trabajé con el investigador Diego Vázquez; estudiamos toda la comunidad de insectos y de plantas con flor en la Reserva Villavicencio. Con eso construimos redes de interacción; es decir, la información de qué planta es visitada por qué insecto. Esto nos permite conocer cómo se forman las comunidades... Es la misma idea de las redes neuronales; podemos ver quién está más vinculada con quién. Así podemos saber cuáles son las especies claves para la comunidad, lo que nosotros llamamos nodo centrales de esas redes -dijo-; es un tema quizá más abstracto, pero de mucha importancia ecológica, porque nos permite conocer el funcionamiento del todo”.

Sobre los premios

El premio se entrega desde 2003. A modo de homenaje, llevan el nombre del médico Bernardo Houssay, ganador de uno de los cinco premios Nobel de Argentina. Es una distinción otorgada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación para homenajear a científicos destacados.

Hay tres diferentes galardones: el premio Houssay, el premio Houssay Trayectoria y la distinción Jorge Sábato. Con ellos se reconoce a investigadores de distintas áreas del conocimiento.

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