El crimen de Luis Espinoza: las siete vainas halladas en El Melcho eran de los policías

El crimen de Luis Espinoza: las siete vainas halladas en El Melcho eran de los policías

El perito que analizó las armas indicó que ocho de ellas habían sido disparadas

RECONOCIMIENTO. El perito en Criminalística Federico Daniel Hernando identificó las armas que analizó y para elaborar su informe.  RECONOCIMIENTO. El perito en Criminalística Federico Daniel Hernando identificó las armas que analizó y para elaborar su informe.

“Tomamos unas muestras de los cañones de las armas y mediante un químico determinamos que, a excepción de una, todas habían sido disparadas”, explicó el perito balístico del ECIF, Federico Daniel Hernando, que examinó las diez armas secuestradas por el crimen de Luis Espinoza. El experto aclaró que el estudio es solo indicativo y que no determina cuántas veces fue operada el arma ni cuando.

Hernando explicó que peritó nueve pistolas de distinta marcar, una escopeta de la Policía, cinco vainas servidas calibre 9 milímetros y 2 de escopeta. “Esas cinco vainas (9 milímetros), en la prueba comparativa dieron positivas a cuatro armas, es decir que una de las pistolas percutó dos de las balas encontradas. No había para analizar proyectiles ajenos a esas armas”, sostuvo el testigo, que además es militar retirado. Este último dato podría tener una relevancia crucial a la hora de la resolución, porque la teoría de alguna de las defensas es que los efectivos imputados en el crimen habían abierto fuego porque algunas personas les estaban disparando.

Crimen en El Melcho

Espinoza fue asesinado de un disparo en el omóplato el 15 de mayo de 2020, cuando efectivos de la comisaría de Monteagudo intervinieron para -teóricamente- disolver una carrera cuadrera clandestina que se estaba corriendo en el paraje El Melcho (Simoca) durante la época de mayores restricciones de la pandemia. Los autores del crimen trasladaron luego el cuerpo hasta Catamarca y lo arrojaron a un precipicio.

Por esos hechos fueron imputados los policías Rubén Héctor Montenegro (subcomisario), José Alberto Morales (quien sería el autor del mortal disparo), Gerardo Esteban González Rojas, Mirian Rosalba González, Claudio Alfredo Zelaya, Carlos Lisandro Romano, José María Paz, René Eduardo Ardiles, Víctor Manuel Salinas, el vigía Héctor Fabio Villavicencio y el civil Álvaro Gonzalo González.

Además, también están imputados de haber privado ilegítimamente de su libertad a Juan Espinoza, hermano de Luis.

El acusado Zelaya, quien luego precisó donde habían dejado el cuerpo, indicó que comenzaron a disparar porque estaban siendo atacados por algunos jinetes armados, pero aclaró que ninguno de los hermanos Espinoza estaba armado.

Armas peligrosas

El arma que acabó con la vida de la víctima es una pistola Jericho, uno de los modelos recientemente incorporado por la Fuerza para renovar el viejo armamento. Cuando fueron presentadas en la Legislatura, los impulsores de incorporar estas armas de origen israelí, las destacaron por ser de lo más modernas y sofisticadas.

Ayer en el juicio el abogado querellante Carlos Garmendia consultó si se trataba de armas más peligrosas que las otras. El defensor Ernesto Baaclini también le pidió a Hernando que aclarara que diferencia podía tener la Jericho con una Taurus, modelo más anticuado que también llevaban los policías ese día. “Cualquier disparo de cualquier pistola es peligroso, porque la concepción de un arma es que fue hecha para hacer daño. Incluso los tiros al aire son peligrosos”, respondió el testigo, que además minimizó la cuestión de marcas: “las Jericho y las Taurus son muy similares en cuanto a calidad y funcionamiento”.

Un proyectil aplastado

El experto en balística contó también que del cuerpo de la víctima pudieron recuperar el proyectil que terminó con su vida. “Tenía un ligero aplastamiento, pero estaba en óptimas condiciones para una comparación y análisis”, sostuvo. Con ese plomo se determinó que Morales había hecho el disparo fatal. Hernando explicó el proceso para arribar a esa precisión.

El defensor Mario Mirra no dejó pasar el detalle del aplastamiento de la bala y le preguntó al perito si eso podía deberse a que el proyectil haya rebotado antes en alguna piedra o poste. “Si, puede ser. Pero no podemos asegurar eso. También puede haberse aplastado al impactar contra un hueso cuando ingresaba al cuerpo”, contestó el testigo.

Morales, al enterarse que una pericia lo indicaba como el autor del mortal disparo planteó que nunca quiso hacerlo y que había disparado al monte y no a una persona. Por eso su abogado, Baaclini, preguntó si se podía cometer errores al comenzar a usar un arma nueva. “Un principiante podría, pero entiendo que alguien preparado no”, concluyó.

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