El café tucumano que se acuerda del nombre de los clientes busca “nutrirlos” con charlas valiosas

El café tucumano que se acuerda del nombre de los clientes busca “nutrirlos” con charlas valiosas

Benito Santos inició un ciclo de conversaciones públicas con figuras locales que subraya la importancia de las personas y de sus intercambios. “Lo hacemos siguiendo nuestro propósito de ser un espacio que cambie el día a la gente que lo frecuenta”, explica Benjamín Sánchez, el socio que lleva adelante la gestión de las cafeterías y que prácticamente dejó la abogacía para hacerse barista

El café tucumano que se acuerda del nombre de los clientes busca “nutrirlos” con charlas valiosas

Los cafés pueden tener un papel central en la vida de su clientela. Imbuida de esa convicción, la cadena Benito Santos se propuso de manera expresa que sus locales sean el escenario de episodios que dejen una estela duradera a partir de un ciclo de charlas públicas con figuras destacadas de la provincia. Esta experiencia de ágora profundiza el perfil “centrado en las personas” de un emprendimiento que nació con la decisión de tratar a los clientes por su nombre, según Benjamín Sánchez, uno de los cofundadores y el socio encargado de gestionar los tres “Benito” que funcionan en San Miguel de Tucumán y en Yerba Buena.

La inauguración de las charlas públicas no sería un giro, sino una profundización en el negocio del café de especialidad que elaboran estos establecimientos. Sánchez explica durante una entrevista remota que se trata de una continuidad: “es un proceso que venimos trabajando, pensando y armando desde el comienzo. Nosotros giramos alrededor de un muy buen producto, como es el café de especialidad, y de las personas, es decir, nos interesa generar un vínculo entre ellas y nuestro lugar. Queremos ser ese sitio donde se acuerden cómo te llamás, dónde te gusta sentarte, qué música escuchás, y si leés o no”. El emprendedor cuenta que ese sello está instalado en los dos primeros locales de la capital, pero que fue el de Yerba Buena el que, por sus dimensiones generosas, les permitió encarar una agenda de conversaciones abiertas gratuitas.

Escapar de lo conocido

En Benito Santos se toman su nombre y los nombres en serio. Los clientes dejan el suyo al encargar la infusión que beberán y quien toma el pedido lo manuscribe con una fibra en las tazas que, a continuación, los mozos llevan hasta las mesas. Este procedimiento forma parte del ritual de un establecimiento que nació hace tres años con la vocación de facilitar el acceso al culto del café de moda en el mundo, que se apoya sobre los mejores granos y técnicas de producción sostenible para transformar la experiencia en algo muy especial y complejo, a la altura de la cultura del vino.

En el camino, Benjamín Sánchez dejó de ser un abogado a tiempo completo y devino en empresario-barista al lado de su esposa, Agustina Benejam. Sus socios en este proyecto son su hermano, Nicolás Sánchez, y Tomás Cubelli, ambos rugbistas profesionales con carreras en el extranjero y trayectoria en los Pumas. Cuenta el responsable de la operación de Benito Santos que al principio tenían la idea de abrir un “cafecito” en los distintos lugares donde residían los socios, pero que, después, Tucumán se llevó toda la energía y la atención porque la plaza rápidamente se adueñó de la propuesta. Aquel interés hizo crecer a Benito Santos y, también, lo animó a experimentar con tertulias presenciales los jueves a la siesta-tarde que consisten en entrevistas de invitados a cargo de Federico Colombres (h).

Esta semana, por ejemplo, los protagonistas fueron el tucumano Javier Mirande, máximo ejecutivo de Regrow Academy, y una charla acerca de cómo sacarle jugo a la red social profesional LinkedIn.

Por el espacio antes pasaron, entre otros, Pablo Páez, fundador de la agencia de marketing ágil One Page; Cristina Bulacio, doctora en Filosofía; Enrique Espeche, autor del libro “Tres formas de tomar un helado”; Walter Juárez Rivas, emprendedor tecnológico; el chef Luciano Vallejo, y Juan Ignacio Gianfrancisco y Simón Chavanne, del equipo de la compañía sustentable Circclo.

“No quisimos hacer lo típico, es decir, invitar a una banda o a un artista, sino salir de lo habitual y crear momentos para que, café de por medio, personalidades reconocidas de distintos ámbitos de nuestra provincia vengan a contar algo sobre su vida. Tratamos de escapar de lo que la gente ya conoce y sabe. Fue un desafío pensar a quiénes invitar: hicimos un trabajo de memoria y nos salieron un millón de nombres”, comenta Benjamín Sánchez.

Puede ser un buen día

La lluvia de ideas dio paso a la elección de un día y de un horario que se adaptara al movimiento del café, y a la definición de las reglas de funcionamiento del ciclo. El responsable de Benito Santos apunta que las charlas tienen ingreso libre: ni siquiera es obligatorio hacer un consumo: “empezamos hace ya casi tres meses. El primer jueves vino Carolina Alonso, que estaba recién llegada de Valencia con un proyecto que se llama ‘Migrar’, que nos pareció interesante para la gente que está buscando viajar o radicarse en otro lado. Otro día Martín Merlini contó sobre su reconversión profesional, de arquitecto a entrenador de emprendedores, y así se sucedieron las conversaciones con el objetivo de aportar algo de valor a la gente sin costo alguno. Tuvimos una respuesta buenísima”.

La agenda cambia semana a semana y se anuncia por las redes sociales. Las charlas abordan temas diversos, desde arte y emprendedurismo hasta liderazgo empresarial y proyecto de vida. Un día acudieron 10 personas y se armó algo íntimo, y otras convocaron a casi 50 y fue más parecido a una conferencia. Las entrevistas públicas siempre incluyen la posibilidad de interrogar a los oradores.

Las charlas se inscriben, según Benjamín Sánchez, en el objetivo del emprendimiento. Al respecto, dice: “todas las acciones que ejecutamos parten de nuestro propósito, que es ser un espacio que cambie el día a las personas que lo frecuentan. ¿Cómo lo hacemos? Con pequeñas acciones cotidianas se puede generar ese impacto: un saludo amable, pero sincero; buen producto; buena atención y un gesto cálido. Creemos que esos detalles pueden influir en el ánimo ajeno, sobre todo si uno piensa que pasamos bastante tiempo afuera, y que tomar un cafecito en soledad o acompañado es algo común. Esta es la diferencia que queremos hacer”.

Los Sánchez saben bien a qué se refieren cuando hablan de diferenciarse puesto que los padres de los socios de Benito Santos acumulan casi tres décadas al frente de cafeterías tradicionales del microcentro de San Miguel de Tucumán. Esa actividad familiar sin duda influyó en la decisión de adentrarse en el mercado del café de especialidad. “De alguna manera fuimos absorbiendo ese mundo, aunque nunca estuvimos directamente implicados. Con mi hermano (Nicolás Sánchez) quisimos incursionar en algo relacionado, aunque con otra visión. Hacer algo distinto es siempre más difícil, pero, también, más desafiante y divertido. Desde el comienzo tratamos de ser una marca, no sé si con el modelo de la franquicia, pero sí que se pueda replicar. Es decir, que no sea un concepto exclusivo para Tucumán”, refiere Benjamín Sánchez. Otro punto al que prestaron atención fue la gestación de un ambiente laboral en el que hubiera “contención”, y que ofreciera posibilidades de formación y de desarrollo.

Al momento de bautizar el proyecto, los cofundadores decidieron apartarse de la vía fácil que habría implicado relacionarlo con los deportistas de alto nivel que son Nicolás Sánchez y Cubelli, y con la disciplina del rugby. Benjamín Sánchez asegura que procuraron exactamente lo contrario y que Benito Santos debe su denominación a un habitué de un café de especialidad porteño que visitaron mientras estudiaban el negocio. “El nombre surge del recorrido por cafeterías que hicimos antes de abrir la nuestra. En un local nos sorprendió la presencia de un señor con barba tupida y canosa, que estaba sentado en la barra y disfrutaba su café de un modo llamativamente ceremonioso. Nos impactó el procedimiento que siguió: miró su taza, y, después, revolvió, olió y bebió el contenido con placer. Luego se retiró y saludó a los empleados. Preguntamos y nos dijeron que se llamaba ‘Benito’. A partir de ahí generamos ese personaje que es Benito Santos”, relata. A ese sujeto inspirador el café diario le cambia la vida, y, por ello, el homenaje estaba más que merecido por parte del emprendimiento que se propuso acordarse del nombre de los clientes y, además, “nutrirlos” con charlas valiosas.

La receta  de Benito Santos

Girar alrededor de un buen producto y de las personas.

Generar impactos positivos en el día a día de la gente.

Hacer algo distinto que sea divertido y desafiante a la vez.

Brindar un ambiente laboral que contenga a los miembros del equipo.

Construir una marca que permita replicar el negocio en cualquier lugar.

El emprendimiento en Instagram: @benitosantoscafe

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