Desnudar al “influencer”: la filosofía creativa que prendió en Barcelona

El humor sobre las asperezas de la realidad rinde mejores réditos que tratar de vender una belleza artificial, según Alvares y Sandua, los creadores de la marca “Putos Modernos”. Estos emprendedores reverenciados, que encontraron su sello en un grafiti callejero, contaron su historia de moldes rotos en la última edición de la feria de innovación Biz Barcelona

EMPRENDEDORES FAMOSOS. Por promover el pensamiento crítico ante el consumismo y la modernidad. EMPRENDEDORES FAMOSOS. Por promover el pensamiento crítico ante el consumismo y la modernidad.

Desde Barcelona, España.- Así como los “influencers” de las redes sociales montaron un negocio a partir de brindar una imagen idealizada de sí mismos y de todo, Putos Modernos hizo el suyo al pintar la realidad tan cruda como es con un sentido del humor afiladísimo. La receta de la autenticidad -y de reírse de la verdad irremediable- caló, y lo que empezó como un chiste acabó siendo un movimiento; una tienda digital; un estudio de campañas publicitarias para productos como Pepsi y servicios como Cabify, y una plataforma para miles de iniciativas tan irreverentes como sus fundadores y directores, Joan Alvares y Jorge Sandua. Ese dúo creativo brindó una charla este mes, en la última edición de la feria de innovación Biz Barcelona, donde promovió el pensamiento crítico ante el consumismo y la modernidad, actitud que a ellos los catapultó a la fama.

“Cuando nos invitaron a este evento nos dio una mezcla de ilusión y de pudor porque nos pidieron que vengamos a contar nuestra historia de éxito empresarial, y nosotros más bien pensamos que era una buena forma de constatar que el mundo emprendedor está en su punto más bajo”, arremete Alvares al tomar el micrófono. Dice que igualmente podía servir el caso porque ellos habían empezado en “coworkings”, salones como Biz y “otros sitios peores”: “les vamos a explicar cómo hicimos para dejar de estar ahí”.

Una clave de este emprendimiento inclasificable, con nombre políticamente incorrecto, es que ni sus dueños saben qué es y que, pese a ello, consiguieron articular una comunidad de seres agotados por la digitalización y las exigencias de éxito de este milenio. Esto va a contramano del “pitch”, es decir, la habilidad de contar en pocas y atractivas palabras en qué consiste el proyecto, y hacia dónde se dirige, que es una de las herramientas de cabecera para cualquier emprendedor que se precie de tal. “Nosotros no tenemos eso, pero sí las definiciones que nos dieron: un poco de agencia publicitaria, creadores digitales, payasos o llámele usted como quiera, aunque es verdad que por servicios sexuales es para lo que más hablan a la oficina de Putos Modernos. No es broma: la combinación ‘Putos + Barcelona’ nos posiciona muy bien en internet”, añade Alvares.

Ir a la zona de confort

La denominación poco seria que registraron se basa en un hecho real: el grafiti que Sandua encontró en 2005 mientras callejeaba por la ciudad catalana. “Con esta pintada empezó todo. Leí ‘Putos Modernos’ y dije ‘¡hostias, aquí hay que hacer algo!’. Así arranqué con la organización de fiestas y la impresión de camisetas. Luego me encontré con Joan y él me aseguró que el nombre tenía potencial. Yo pensaba cómo iba a hacer trabajos para instituciones oficiales como la Filmoteca y la Generalitat, pero sucedió”, resume el diseñador. El despegue llegó con las 50 copias serigrafiadas del “Puto Calendario”: la gente no paraba de compartirlo en internet, y de ordenarlo por 300 y 400 unidades.

Aquel hit colocó al emprendimiento de Sandua y Alvares en la autopista por la que aún circula, y la que abrió el camino para la comercialización de la línea de “objetos para sobrevivir a la vida moderna”. El catálogo de putosmodernos.com incluye, además del calendario atemporal, la “Puta Agenda del Autónomo” (trabajador independiente, cuentapropista o monotributista); la remera de Putos Modernos; “Camarasutra”, el manual ilustrado del postureo que se ofrece como el compendio de la sabiduría que miles de “influencers” han acumulado a lo largo de generaciones para gozar de una vida plena y rica de “likes”; la “Guía de Viaje Millennial”; el libro “Hazte rico, vende humo” y hasta la edición limitada de una bicicleta fabricada por Santafixie.

Los productos de Putos Modernos tienen algo en común: se mofan con gracia de los paradigmas contemporáneos de felicidad y van deliberadamente contra la corriente. Desafían la lógica establecida con métodos no convencionales hasta el punto de que, en un “black friday”, en vez de rebajar los precios, los aumentaron el 10% y sorprendentemente hubo ventas.

“Hay gente para todos los gustos y es muy divertido ver cómo reacciona”, explican los directores de un emprendimiento especializado en llamar la atención de consumidores saturados de ofertas. “Somos fans del autobombo (marketing personal)”, aseguran Alvares y Sandua.

Pero la técnica de promoción que practican en Putos Modernos explota lo que el resto preferiría disimular u ocultar: el defecto, el lugar común, el prejuicio, la contradicción y la debilidad. “La publicidad consiste normalmente en decir lo perfecto que algo es. Nosotros apuntamos a lo humano e imperfecto, y a plantear que reírse de uno mismo es lo que te legitima para reírte de cualquier cosa”, explica Alvares. Según su criterio, si falta el dinero, se puede captar el interés ajeno con atrevimiento. El libro “Camarasutra” pone de manifiesto esa voluntad por la autoparodia (va de la mano de la decisión de sortear la cuenta de Instagram cuando llegue al millón de seguidores para que el ganador se convierta en “influencer”).

“Nuestro foco está puesto en productos. ¿Se puede vivir de esto? Sí, se puede, pero no es fácil. Trabajamos más de tres horas al día”, comenta con ironía Sandua. Y agrega que es cierto que surgieron copias de sus objetos, pero que eso les parece un tributo a su emprendimiento y hasta exhiben esas versiones como si fueran trofeos. ¿Un consejo para el final? Los creativos de Putos Modernos afirman: “muchos recomiendan salir de la zona de confort, nosotros queremos entrar ahí”.

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