La mejor “milanga” está en Delfín Gallo

La mejor “milanga” está en Delfín Gallo

Al cierre de la Fiesta del Sánguche de Milanesa, el título a la mejor sanguchería de la provincia se lo llevó Tomy. Nuevo récord de comida gigante

DELICIOSA VICTORIA. Tomás Escobar (de gorra blanca) posa junto a su familia y ayudantes del local Tomy. DELICIOSA VICTORIA. Tomás Escobar (de gorra blanca) posa junto a su familia y ayudantes del local Tomy. LA GACETA / FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO

Después de tres días a puro sabor, ayer finalizó la primera edición de la Fiesta Nacional del Sánguche de Milanesa. Desde el viernes, más de 30 negocios se trasladaron a la Sociedad Rural para ofrecerles a los visitantes diferentes versiones de la especialidad tucumana.

“La convocatoria superó nuestras expectativas; en especial porque hubo un montón de turistas de Buenos Aires, Salta, Jujuy y Santiago del Estero que vinieron a la provincia exclusivamente para esto. Hacía bastante tiempo que tenía la idea de reunir a todas las sangucherías en un solo lugar, pero recién ahora (después de 12 años de fomentar este tema) el sueño se hizo realidad, comentó su organizador Diego “Mocho” Viruel.

La propuesta contó con el apoyo del Ente Tucumán Turismo (ETT) y del Gobierno de Tucumán (mediante el Ministerio del Interior).

Competencias

Uno de los momentos más destacados de la fiesta fue la elección de “la sanguchería del año”.

Alrededor de las 21.30 los puestos empezaron a prepararse para el gran desafío. Con una mezcla de concentración y ansiedad, la misión de cada cocinero consistió en preparar tres sánguches comunes (sin picante, cebolla ni queso).

Al probarlos, el jurado (compuesto por 12 integrantes) evaluó su apariencia, gusto y calidad hasta dar con el chegusán supremo. Esta vez, el primer lugar se lo llevó la sanguchería Tomy, de Delfín Gallo, Cruz Alta. Junto al título el negocio se llevó $ 250.000. “Siento mucha felicidad y orgullo. Arrancamos hace casi tres años con mi mamá y al principio trabajamos con apenas una sartén y un brasero para freír las papas y las milanesas. Esto es un emprendimiento familiar y ver nuestro crecimiento, llegar hasta acá... es una locura”, confesó el dueño, Tomás Escobar (19).

En el segundo puesto (con un premio de $ 150.000) quedó la sanguchería La Morocha, de San Miguel de Tucumán. Y en el tercero, la sanguchería San Expedito, de Juan Bautista Alberdi (la recompensa fue de $ 100.000).

EL MÁS RÁPIDO. En este rubró ganó Jonatan Gómez (28), trabajador de El Turco Sanguchería. EL MÁS RÁPIDO. En este rubró ganó Jonatan Gómez (28), trabajador de El Turco Sanguchería.

La previa

Los finalistas de esta Fiesta fueron seleccionados en competencias previas por comuna y por municipalidades de los 17 departamentos provinciales. “Uno de los puntos más importantes del evento es que logra reunir en un mismo lugar a puestos que de otra forma sería imposible a menos que decidas viajar. Hay un plus de poder aprender y prestar atención a las diferencias de preparación que existen entre los sánguches de -por ejemplo- Leales, Graneros, Alpachiri, La Cocha y Alberdi”, destaca Viruel.

Tamaño XL

La noche no hubiera estado completa sin la presencia de comida gigante. Ubicado debajo del escenario principal aparece él: un sánguche de 5,25 metros de largo listo, para romper un nuevo récord. Su belleza se describe con números. “Para armarlo se necesitaron dos cajones de tomate, dos cajones de lechuga, 20 kilos de aderezos, 70 kilos de milanesa, 80 kilos de pan y alrededor de seis bandejas de huevos”, explicó el chef Pablo “Chiquito” Quinteros, quien realiza este desafío por cuarta para romper sus propia marca.

Tras dos horas de preparación, el manjar se transforma en 500 porciones listas para apaciguar las miradas hambrientas y llenas de pasión del público.

PARA COMPARTIR. Un grupo de cocineros hizo un sánguche de más de cinco metros de largo. PARA COMPARTIR. Un grupo de cocineros hizo un sánguche de más de cinco metros de largo.

¿Y ahora?

Ya no queda nada en el plato; un par de servilletas hechas bollito y algunas migas de pan son las únicas evidencias de cuanto lo disfrutamos. Esto no es una despedida definitiva, sino un hasta luego.

“La iniciativa llegó para quedarse y seguro, tras el impulsó que tomó y cantidad de personas que vinieron, vamos a repetirla el año que viene”, aseguró Viruel. Mientras tanto, el resto (mortales cautivados por el gula, animales ciegos por el deseo gastronómico...) cruzamos los dedos.

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