Blanca Machuca: “El otro es nuestro espejo y en su abrazo volvemos a nacer”

Blanca Machuca: “El otro es nuestro espejo y en su abrazo volvemos a nacer”

La artista recibió el Premio a la Trayectoria del Museo Nacional de Bellas Artes y una distinción del Fondo Nacional de las Artes. La creadora expresa su identidad mediante técnicas vinculadas con el arte popular

“EL ABRAZO”. La obra de Blanca Machuca pasará a formar parte del patrimonio del Museo Nacional. “EL ABRAZO”. La obra de Blanca Machuca pasará a formar parte del patrimonio del Museo Nacional.

Reconocida en nuestro medio por sus obras en las que dibuja con hilos, pinta con telas e integra prendas de vestir y otros objetos, Blanca Machuca recibió el prestigioso Premio a la Trayectoria que otorga el Museo Nacional de Bellas Artes.

La artista recibirá una pensión vitalicia y una de sus obras integrará el patrimonio del museo. Además, en estos días sumó otra distinción: su muestra de arte textil en el Museo de Arte Contemporáneo de Salta recibió el Premio del Fondo Nacional de las Artes.

Machuca confesó a LA GACETA que se siente feliz por la libertad que le da el premio para expresarse, fortaleza para continuar, y para avanzar en el proyecto de mostrar su obra más allá de las fronteras de la provincia y del país.

“Tengo 63 años y trabajé toda la vida en el arte porque desde muy chica he tenido una vocación clara. Felizmente, la pude ir desarrollando. Con dificultades y tropiezos -contó-. Este premio me hace feliz porque me permite hablar desde otro lugar y la obra se fortalece también. Llega en un momento interesante, porque hoy en día se vuelve a hablar de la identidad. Siempre he hablado desde ahí, no tan solo de un lugar, desde la revalorización de la manualidad del arte de nuestros orígenes, sino más que nada de la sabiduría que tienen los pueblos, que pueden expresarse a través de las manos.

- ¿Cómo es la muestra en el Museo de Arte Contemporáneo de Salta?

- Son 41 piezas de diferentes tamaños. Se llama “Ecología humana”. Empecé a trabajarla con el nombre de “Alunados”, no con la luna como paisaje sino como metáfora de los ciclos de la vida. Pero como abarcaba muchos otros temas, como la antropología, la astrología, la filosofía, los quehaceres del hombre, el cuidado de la naturaleza pensando nuestro lugar como integrantes de un mundo maravilloso, decidí ponerle ese otro título.

- ¿Sobre qué reflexiona en cada una de las obras?

- Una de las obras habla del ciclo de la oscuridad a la luz. Otra, de cómo podemos salir de las zonas oscuras y empezar de nuevo. Porque los seres humanos podemos volver a iniciar como si nuestra vida fuera de nuevo una hoja en blanco. Hablar y vivir a partir de ahí sintiendo la intensidad de la vida, que podemos evolucionar, crecer y pensar en un mundo diferente. Con todo lo que pasa, parece que nunca va a ser posible. Pero afortunadamente somos muchos los seres que pensamos diferente y seguimos creyendo en el cambio.

- La identidad es una de sus preocupaciones.

- Desde mi lugar de hacedora de cultura, muchas veces he tenido la dificultad de que hablar de la identidad se interpreta como referirse a un sitio geográfico, con una iconografía de pasado y nada más. He sido bastardeada o ignorada muchas veces. Pero he seguido trabajando con esa postura, confiando en que hablar desde donde hablo en algún momento se puede escuchar.

- ¿Cómo es la obra que va a quedar en el Museo Nacional de Bellas Artes?

- Es un textil titulado “El abrazo”, que tiene dos metros por dos cincuenta, está todo bordado y tiene superposición de telas. Yo uso muchas veces ropa para los textiles, resignificando las vivencias que tienen esas prendas, que ya han sido usadas. Tiene espejos y varias técnicas que son propias de los artistas populares y que se conectan con el pensamiento que tienen estos artistas, que trabajan en silencio y conectados con la naturaleza. En la obra hablo de cómo el otro es tu espejo y el abrazo es más que lo físico. Es la sensación de que volvemos a nacer.

- ¿Cómo desarrolla su tarea docente?

- Tengo un taller llamado Casalma, donde trabajan alumnos que no son principiantes sino la mayoría artistas que están buscando expresarse con identidad propia, con diferentes técnicas que cada alumno necesite para su propuesta. Pongo el énfasis en la creatividad porque crear es dar. Y eso va acompañado de quiénes somos. Crear es aprender a mirar y a mirarse.

- ¿Su familia de origen mantuvo una conexión con la cultura ancestral?

- Mi madre era catamarqueña y mi padre salteño. Mi abuela paterna era de Trancas y mantenía muchas creencias de su lugar, provenientes de los pueblos originarios. Por ejemplo, no quería ir al médico porque consideraba que uno era parte de la tierra y en el momento en que llega nuestra muerte tenemos que entregarnos sin luchar contra eso porque es parte de lo natural. Ella me ha enseñado muchas cosas de un mundo mágico que ella tenía. Pude compartir con ella hasta que tuve diez años y murió.

Poesía ritual

En el texto del catálogo de la muestra “Ecología humana” escribe la artista y curadora Andrei Fernández:

“Las prendas que pueden reconocerse en las piezas de Blanca Machuca: blusas, vestidos, corbatas, ya tuvieron sus propias historias en diferentes cuerpos y se ensamblan con representaciones de otros seres, objetos y vacíos que dan testimonio de presencias humanas. Ella propone evocar al renacimiento que es llamado en el taoísmo ‘volver el corazón a cero’, que sigue la trayectoria de la Luna, en el paso de la oscuridad hacia la luz. Construye así un territorio poético-ritual textil. Blanca contempla y se une al imaginario popular, siembra arte con la belleza e inestabilidad que tiene la vida misma, señala raíces comunicantes de poesía y magia. Ella se identifica con artistas que trabajan desde el silencio, sin prisa y sin preocupación por las técnicas y las miradas académicas, porque considera que desde esa manera de hacer se habita la observación comprensiva de lo que crece y vive con nosotres, y así se abre paso la libertad”.

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