El hijo de Gilda contó como superó la tragedia de su mamá: "Tuve que habitar el dolor"

Fabricio Cagnin estuvo por primera vez en televisión y reveló cómo logro resignificar el dolor por la pérdida de gran parte de su familia.

Chío, el hijo de Gilda, por primera vez en televisión Chío, el hijo de Gilda, por primera vez en televisión
17 Octubre 2022

Fabricio "Chío" Cagnin, el hijo menor de Gilda, fue testigo y también víctima de la tragedia que se cobró la vida de la popular cantante de cumbia. También murieron su hermana Mariel, de 11 años, su abuela y músicos de la banda. Hoy, a sus 34 años, contó que logró resignificar el dolor. "Tuve que salir adelante cerrando puertas y ventadas", manifestó en una entrevista con La Peña de Morfi. 

“Tengo 34 años bien vividos y estoy en un momento muy hermoso de mi vida porque pude atravesar mucho. Hoy estoy acá y lo hago por mí. Es reconocerme, reencontrarme conmigo. Perdí ese nene, que fue testigo de ese momento tan duro, quedó en el olvido. Yo tuve que salir adelante cerrando puertas y persianas. Ahí dejé encerrado a este nene y dejé encerrado también el reconocerme como ‘hijo de...’”, comenzó diciendo sobre el accidente que le costó la vida a gran parte de su familia.

También reflexionó sobre la figura de su mamá: “Gilda creció y se magnificó. Hoy, gracias a la gente, es un ícono popular muy respetado. Eso me genera orgullo, pero eso en su momento me arrastraba al dolor por todo lo que se vivió y por lo que perdí en el camino”.

Tras el accidente, Chio contó que su papá lo resguardó y aseguró que pudieron trascender el vínculo padre e hijo. “A partir de ahí no volví a mi casa de Devoto. Me fui a vivir con mi papá y mi abuelo a Ciudadela. Siempre me mantuvieron muy hermético. Yo perdí muchísimo, pero mi papá también y supo convivir con ese dolor, correrlo un poco y darme valor a mí y acompañarme”, expresó.

Luego recordó que él siempre evitó contar que era hijo de Gilda así como tampoco quería escuchar sus temas. “Con el tiempo, pude ir, agarrar a ese nene, transformar lo que me pasó. Tuve que habitar el dolor y ver lo bueno”, admitió. Y sentenció: “A mí mi mamá, mi hermana y mi abuela durante esos ocho años me enseñaron muchísimo y su partida también porque me volvieron más consciente de vivir el momento (...) Habito el presente transformando el dolor y trayéndolas conmigo”.

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