“Cool” o francotiradoras, las tías ya no vienen como antes

“Cool” o francotiradoras, las tías ya no vienen como antes

“Cool” o francotiradoras, las tías ya no vienen como antes

En estas sanas épocas de debate crítico acerca de la fórmula exacta de la familia (o mejor dicho de la discusión muy sana acerca de la carencia de una fórmula), es oportuno un rescate de las tías. Existe una disciplina fascinante, la sociología de la familia, que entrecruza cuestiones sociales, históricas y éticas. Este espacio del conocimiento reconoce que el rol de la tía sin hijos tiene una tremenda importancia en la socialización ¡pero ha sido descuidado al menos hasta 2010! La razón: un prejuicio académico contra la familia extendida como categoría decadente. Creo que hay algo más en este gesto de desidia hacia las tías que un problema teórico: enojos infantiles, como que la tía del sociólogo le regaló de niño un walkie talkie, lo peor que puede uno recibir porque sentencia al homenajeado a compartir.  Cuestión que por fin, en la segunda década del siglo veinte, un malcriado sociólogo, Robert Milardo, ha sacado la condición de tía del olvido, con estudios como los suyos acerca de tías afroamericanas.

“Tía” es una palabra sencillísima. Pero se trata de un vínculo muy complejo, tanto de cercanía como de distancia con la familia y la autoridad de los progenitores, así como de saber e ignorancia, complicidad y desconfianza con los sobrinos

Según un estudio muy sugerente de Vanessa May y Kinneret Lahad el quid de la “tiedad” estaría en ese permanente cuestionamiento a la autoridad de los progenitores. Gracias genios. Proponen algo así como la tía red: el prototipo de tía suyo se mantiene a la sombra, silenciosa y dueña de un actuar mesurado y calculador. Tan tía red, cautelosa y preocupada, que su modelo empírico es la página web  Savvy Auntie, que se promociona como “La celebración de la tía moderna. Savvy Auntie es el sello del modo de vida de una tía cool”. En la novela “Las aventuras de Huckleberry Finn”, la Tía Polly azota a Tom Sawyer por volcar la azucarera. Desde allí a este blog de tías cool han pasado sin duda muchas cosas.

Otro grupo de sobrinos-sociólogos celosos, seguidores de Swedenburg, son los que propugnan la tía bolazo, no inconsistente con la tía red. Señalan que no es una invisibilidad inocente. Si bien las tías son una red lista para el rescate, también el título de tía es un camuflaje de francotirador implacable en las reuniones. Su posición estratégica, su saber de los hechos y secretos de los tiempos de los comienzos de la familia, las travesuras y fechorías de quienes ahora ejercen el rol normativo y adusto de la paternidad o la maternidad, les permite discutirlo todo. Su lugar privilegiado les permite exaltar el recuerdo o  sacudir de un insulto tanto a los vivos como a los muertos, con autoridad y sin ataduras. Recuerdan y ensalzan las épicas familiares y/o desmitifican de modo atroz, con tendencia a la animadversión, a los próceres del linaje.

Red o bolazo, cool o abuela pícara, las tías nos cuestionan, se cuestionan. Son generosas a su gusto, prescindiendo de una norma que por así decirlo emane del vínculo, con la gratuidad de las cosas buenas. Son molestas e incisivas. Inclasificables, por eso el olvido de la sociología y este pequeño tributo. Muestran que son más que tías, son mujeres. Que no hay tu tía.

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