Boudoir, la sensualidad del tocador femenino

Boudoir, la sensualidad del tocador femenino

Un acercamiento a este estilo de fotografía con toques eróticos. Fotos para que las mujeres se reencuentren con su cuerpo y sensualidad.

Boudoir, la sensualidad del tocador femenino

A lo largo de la historia, el cuerpo de la mujer ha sido retratado de muchísimas maneras por el ámbito del arte, el entretenimiento y los medios de comunicación. Aunque dentro de ese bagaje hay imágenes que condicionan o generan puros estereotipos, también existen otras capaces de empoderar la sensualidad y el goce.

En esta segunda línea aparece el boudoir, un tipo de fotografía que pretende resaltar la belleza femenina de una forma elegante y posicionarnos como protagonistas exclusivas del lente. ¿De qué se trata?

El término hace referencia a los tocadores en los cuales las mujeres de la corte francesa se retocaban, preparaban o acomodaban sus atuendos antes de salir de sus hogares. En estos salones privados también surgían grandes conversaciones entre ellas, lejos de las miradas u oídos de los hombres.

“Siguiendo con la esencia del nombre, este estilo busca capturar a las mujeres mientras se maquillan, visten, arreglan frente al espejo o realizan actividades relacionadas con el cuidado personal”, comenta el fotógrafo Franko Villalobo (@fran.villalobo.boudoir).

En las instantáneas es usual ver lencería delicada, camisas sugerentes, sábanas más o menos revueltas y ventanas que entrecortan siluetas con su luz. Por el resto, no existen reglas ni pautas que nos limiten en poses ni estilos.

Con esta idea en mente, si cabe aclarar una cuestión: las escenas son sensuales, pero no sexuales. Por lo tanto quedan lejos de los productos pornográficos o cualquier recurso que podríamos ver en alguna revista o sitio XXX.

“En la fotografía erótica se utiliza a una modelo para representar una idea preconcebida (en cuanto a gestos, movimientos o posturas). En cambio, el boudoir se centra directamente en la belleza de la mujer; no solo en su cuerpo sino también en las miradas, las sonrisas y en cualquier otro detalle que cautive”, explica.

Propósitos

El boudoir posee una particularidad (o destino final) que lo vuelve único. La mayoría de las mujeres deciden sacarse este tipo de fotos como un “tesoro” para ellas mismas y con el objetivo de animarse a romper los prejuicios que recaen sobre sus figuras.

Además, la propuesta sirve para explorar el propio sex appeal y fortalecer la autoestima. “El boudoir debe entenderse como un proceso o experiencia completa que excede una simple foto. Esto apunta a conseguir vernos bien, influir positivamente en el estado de ánimo y darnos un mimo”, acota el profesional.

En Tucumán, las motivaciones principales para encarar estas fotografías incluye demostrar algún cambio físico (por ejemplo, al superar una enfermedad o tras haber mejorado la condición física con ejercicio y una buena alimentación) o inaugurar una nueva etapa personal luego de una separación.

También el servicio se contrata bastante para dejar registro de cualquier “antes y después” al conseguir un objetivo personal.

Evolución

Los primeros registros del término boudoir nos remontan a 1730; mientras que en otras fuentes su origen se indica en el período de la Regencia francesa (1715-1723).

“Durante esa época la mujer alcanzó un gran protagónico en las Bellas Artes; junto a las pinturas que capturaban sus cuerpos había obras que exaltaban su belleza interna, espiritualidad, elegancia y/o fragilidad”, destaca Villalobo.

En los últimos años -gracias a internet, las plataformas de citas on line y los portales masivos que permiten que la expresividad corporal- el boudoir retomó aquel antiguo auge.

“El tabú de ‘el que dirían’ está quedando atrás. Hoy, la mujer acepta su vida y la enfrenta, disfruta de sus triunfos y los demuestra a través de la fotografía. Sin dudas las redes sociales y las apps ayudaron mucho a desterrar los prejuicios sociales”, reflexiona Villalobo.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios