La investigación científica debe seguir ciertos pasos para que sea considerada como tal. Estos son: plantear el problema, revisar los antecedentes del tema, enunciar las hipótesis, verificarlas y sacar conclusiones. Después de sacar muchas conclusiones sobre un tema se pueden llegar a enunciar leyes o teorías.
Todos los resultados deben estar respaldados por el trabajo previo. Pero, ¿son válidos siempre? ¿Son irrefutables? La respuesta es “no siempre” y a veces tienen una validez temporal.
Así que la verificación de las hipótesis puede ser muy difícil y alcanzar una validez general, parcial y/o limitada.
Cuando se estudian objetos intangibles o procesos que son demasiado largos como para ser observados completamente, la verificación de las hipótesis es más complicada. Por ejemplo, cuando se quiere estudiar cómo es una estrella y cómo evoluciona, se hace con métodos indirectos. No se puede ir hasta una estrella para ver cómo es y qué hay en su interior. Tampoco se puede observar una estrella desde que se forma hasta que muere, porque eso ocurre en períodos de tiempo enormes comparados con la vida de una persona, incluso con el tiempo transcurrido desde que apreció la vida en la Tierra.
De cualquier manera, cuando se enuncian resultados científicos significa que estos han sido validados por la observación o la experimentación. La validación está limitada por la calidad de los datos. No porque sean datos malos, sino por los instrumentos que se dispone. Cuando los desarrollos tecnológicos permiten que comprobemos cosas que antes no se conocían, tendremos mejores resultados. Estos nuevos resultados pueden confirmar o invalidar total o parcialmente una teoría científica. En algunos casos los nuevos resultados llevan a conclusiones más generales sin invalidar las anteriores.
Cuando se trata de explicar cosas como el origen y evolución del Universo la tarea es mucho más compleja. Sabemos que hay diferentes teorías: algunas hablan de un Universo en expansión, otras de un Universo cíclico y otras de cosas no tan conocidas. Cada una de ellas tiene sus fundamentos y algunas son más aceptadas que otras. Esto ocurre porque del inicio del Universo sólo tenemos información de la radiación que se produjo en ese momento y los datos actuales de mediciones de la velocidad de las galaxias que no tienen la precisión necesaria para descartar alguna teoría.
Es cierto que muchos resultados científicos son definitivos, pero no todos. La investigación se basa en las preguntas y en las dudas. Si un investigador no tiene dudas no podrá realizar un trabajo de calidad.
