Cuatro formas en las que el cambio climático influye en más de 200 enfermedades

Cuatro formas en las que el cambio climático influye en más de 200 enfermedades

Investigadores de la Universidad de Hawái, Estados Unidos, acaba de publicar un estudio que advierte sobre futuros peligros.

Cuatro formas en las que el cambio climático influye en más de 200 enfermedades

“El cambio climático ha complicado el 58% de todas las enfermedades que hay en la humanidad; muchas de ellas ya estaban ahí, pero ahora pueden empeorar”, afirma Camilo Mora, profesor colombiano del Departamento de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Hawái. Es quien lideró un estudio sobre cómo se han visto afectadas hasta 200 enfermedades por el cambio climático. Y pone como ejemplo: “Yo me puedo sentir fuerte, pero de repente viene Mike Tyson. Puedo aguantar, pero me va a pegar una buena paliza. Pero si en ese mismo escenario se meten tres más como él, no voy a sobrevivir. Es fuerte la vulnerabilidad que tenemos respecto de esto”.

El estudio, que acaba de ser publicado en la revista científica Nature, tenía como motivación inicial encontrar si el cambio climático había influido en la aparición y expansión de la covid-19. Luego se amplió y cruzaron datos con más de 70.000 artículos científicos y su incidencia en más de 200 enfermedades. Los autores exponen que encontraron 3.200 ejemplos empíricos en los que los peligros climáticos estaban implicados en enfermedades.

Entre los principales fenómenos que causa el cambio climático, señalaron cuatro como los que afectan a más enfermedades: el calentamiento global, que incide en 160 enfermedades distintas, el aumento de las precipitaciones (en 122), las inundaciones (121) y la sequía (81).

Encontraron más de 1.000 vías únicas en las que las amenazas climáticas, a través de diferentes tipos de transmisión, dieron como resultado casos de enfermedades patógenas, y las englobaron en cuatro procesos generales que tienen que ver con cómo se comportan el patógeno (lo que nos infecta de un modo o de otro) y quien se infecta, es decir, las personas.

1- Patógenos, más cerca

Cambia la zona en la que normalmente habitan las especies por algo que está relacionado con el cambio climático, como un aumento de lluvias, sequía o el deshielo de zonas de nieve y, debido a ello, los animales y todos los patógenos que traen con ellos, se desplazan. Por ejemplo, los murciélagos que están en mitad de la selva y viven allí con sus patógenos. Ocurre un incendio y el murciélago tiene que moverse, se acerca a nosotros y con él, todos sus patógenos, explica Mora.

“Se afecta su hábitat, estamos tirándoles el rancho a los animales”, sostiene. Y entonces aumenta la probabilidad de contacto entre ambos y, por lo tanto, el contagio de cualquier enfermedad.

2- Desplazamiento humano

También se produjo el desplazamiento de los seres humanos tanto de modo provisional como permanente a lugares donde se concentran los patógenos que nos causan diversas enfermedades.

Un caso es el incremento de huracanes o las inundaciones. “Tienes que caminar por ahí (en el agua, en medio de una inundación) y eso está lleno de bacterias y virus. Tú te metes en el patógeno”, apunta Mora.

Así, aumenta el contacto entre humano y patógenos y, por ende, la probabilidad de tener enfermedades asociadas a ello.

La sequía también ha hecho que las personas se desplacen. “Por ejemplo, en África, la gente debe migrar donde hay agua. En el desplazamiento transportan animales y con ellos sus patógenos y todos se aglomeran en el mismo sitio donde está el agua”.

Y, de nuevo, esto hace que la probabilidad de enfermarse por el aumento del contacto con los patógenos, aumente.

3- Males más graves

Al cambiar las condiciones climáticas, los organismos y patógenos o mueren o se adaptan. Por selección natural, sobreviven los más fuertes. Por ejemplo, explica Mora, nosotros tenemos la fiebre como mecanismo para pelear contra algunas enfermedades y esta genera unas condiciones que no gusta a los patógenos. Pero a consecuencia de las olas de calor, los patógenos están tolerando temperaturas más altas.

“Si hay una ola de calor de 40 o 42 grados centígrados, mata a ciertos patógenos, pero los que sobreviven tienen la capacidad para soportar eso, que es una temperatura más alta que la fiebre humana normal. Así que el patógeno ya tiene la capacidad de contrarrestar tus defensas naturales”, explica.

Este mismo incremento de la temperatura hace que se acelere el ciclo de reproducción en algunas especies.

También pasa con el incremento de las temporadas de lluvias en algunas zonas y, en su caso, con los mosquitos, importantes vectores de enfermedades como el chikungunya, la fiebre amarilla o el dengue. “Si las condiciones óptimas de la cría de los mosquitos se extiende, por ejemplo, por dos meses, hay más oportunidades de que se reproduzcan”, cuenta.

4- Somos más débiles

Esto ocurre a través de varios mecanismos. Por ejemplo, ante un huracán o una inundación, la caída de infraestructura hace que no tengamos acceso a servicios de salud. Y también nos afecta a nivel corporal. Por nombrar solo uno de ellos, este tipo de cambios genera una alteración del cortisol, la hormona que se activa ante los peligros para, a su vez, activar el mecanismo de defensa o de huida. “Esto afecta nuestro sistema inmune y, si te infectas, tienes menor capacidad para pelear”, señala Mora.

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