Claves para usar un baño público (si lo encontrás)

Claves para usar un baño público (si lo encontrás)

¿Cuán seguros para la salud son estos espacios compartidos por muchas personas? ¿Qué medidas debemos tomar cuando entramos en ellos?

Te puede pasar cualquier día. Salís a hacer trámites al centro y demorás varias horas. O te vas una tarde completa a un parque o una plaza. Si pasás un buen tiempo fuera de tu casa, la fisiología humana dicta que en algún momento tendrás que usar un baño. Si estás en la calle, difícilmente encuentres un sanitario público. Tendrás que entrar a un bar y consumir algo para que te dejen usar las instalaciones. Si estás cerca del parque 9 de Julio o de la terminal, tal vez puedas acceder al baño sin tener que pagar. En cualquier caso, ¿cuán seguros para la salud son estos espacios compartidos por muchas personas? ¿Qué medidas debemos tomar cuando entramos en ellos?

Virginia Albarracín, que es microbióloga molecular, cuenta que en los baños públicos pueden hallarse distintos virus y bacterias, y por lo tanto sí pueden ser un riesgo para la salud.

Entre los virus más comunes que pueden hallarse están los norovirus (que pueden causar gastroenteritis), rotavirus (vómitos y diarrea, y con frecuencia fiebre y dolor abdominal), hepatitis A y hepatitis E. Entre las bacterias, se pueden encontrar Salmonella, Shigella, Escherichia coli (suelen generar diarrea y fiebre, entre otras cosas) y Staphylococcus aureus (mayormente causa infecciones de la piel) y Streptococcus (angina, infecciones de la piel, escarlatina, otitis media y fiebre, entre otros).

Albarracín aclara que los gérmenes que se encuentren en un baño público dependen de la ciudad y del tipo de población, porque cada ciudad tiene su “sello microbiano”, y también esto está condicionado por la estacionalidad: hay enfermedades que son más comunes en invierno y otras en verano.

La principal vía de contagio con estos gérmenes es fecal-oral: que una persona toque alguna superficie contaminada con alguna bacteria o virus y que, sin lavarse correctamente las manos, se toque luego la cara, la boca o manipule un alimento, señala Albarracín, que dirige el Centro Integral de Microscopía Electrónica (CIME).

El grado del riesgo depende de muchas cosas, incluida la frecuencia con la que se limpia el baño y una adecuada ventilación, dijo. A propósito, señaló que lo ideal para reducir el riesgo es usar lavandina, que es además lo más barato.

¿Me siento o no en el inodoro?

Una duda frecuente es si hay que sentarse o no en el inodoro. Según muestran las investigaciones, la mayoría de los patógenos llegan a las superficies del baño a través de la tapa del inodoro, porque las heces e incluso la orina pueden contener muchas bacterias y virus. Asimismo, tirar de la cadena dispersa los microbios diminutos en aerosoles, que pueden alcanzar una altura de 1,5 metro y permanecer suspendidos durante una hora o más antes de asentarse en las superficies circundantes. Entonces, todos los baños públicos se contaminan hasta cierto punto solo por la acción de descarga del inodoro.

Pero teniendo en cuenta que los gérmenes que se eliminan por materia fecal y orina pueden afectarnos si entramos en contacto con ellos a través de nuestras manos, más que la tabla del inodoro hay mayor riesgo en el picaporte y en el grifo, sostiene la viróloga Susana López de Caillou.

Por eso, aconseja después de abrir el caño en el baño público usar un desinfectante. Lo mismo si tocamos el picaporte. “Hay que tener mucho cuidado con el objeto que tocamos al final, que puede ser también la puerta”, señala la experta. Igualmente, sugiere tomar un trozo de papel y limpiar la tapa del inodoro antes de usarlo. Quienes hacen sus necesidades sin sentarse, terminan salpicando y contaminando más el lugar, remarca.

En conclusión, la medida más importante es la higiene de manos. Lo ideal sería mojarse con agua limpia, lavarse con jabón durante al menos 20 segundos, enjuagar y luego secar las manos. Pero como la mayoría de los baños públicos a menudo no tienen jabón ni toallas de papel la mejor opción es lavarse con agua y luego usar un desinfectante al salir.

“Todos debemos tener hábitos de higiene, pero más que nada aquellas personas que tienen defensas bajas; por ejemplo los inmunodeprimidos, que tienen más riesgos de contagiarse algo. También los bebés y los niños”, explica.

Otros consejos para tener en cuenta son: si llevamos un bolso o cartera a un baño, hay que evitar ponerlo en el piso, que es una de las superficies más sucias del baño. Además, no es bueno usar el teléfono celular para evitar contaminarlo. Lo ideal es cerrar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena como una medida de salud pública y también como un gesto de empatía con los demás, ya que esto reduce significativamente los aerosoles del inodoro.

Faltan baños

En pleno centro tucumano y en los paseos, cada día los vecinos suelen encontrarse con un problema recurrente: casi no hay baños públicos. Algo que también le ocurre a la mayoría cuando tienen que hacer trámites en distintas reparticiones.

Los árboles, las casas abandonadas y los contenedores de basura se terminan usando como baños ante la falta de estas estructuras. Fuera de la terminal de ómnibus, un par de reparticiones públicas y el parque 9 de Julio, no hay baños que puedan utilizar las personas en forma gratuita. Si tienen suerte, y si en las guarderías de autos, las estaciones de servicios y en bares y restaurantes hay empleados con buena voluntad, pueden usar los sanitarios que ahí existen. La enorme mayoría no los cede. Los carteles son un clásico: “baños disponibles sólo para los clientes”.

¿Qué dice la ley? En Tucumán hay dos normas: en la capital se encuentra la ordenanza 4.189 sancionada en 2009, que exige a las reparticiones que atienden al público en forma masiva, al igual que a los bancos donde se realizan pagos de tributos, que cuenten con baños acordes a la cantidad de personas que concurren al lugar. La iniciativa fue elaborada por Claudio Viña, quien también este año elevó un proyecto de ley sobre el mismo tema, y que fue aprobado. La ley amplía su exigencia a todos los bancos. “Pese a que existen estas normativas, no se avanzó casi nada con este tema. Los tucumanos seguimos sin contar con baños públicos cuando salimos a hacer trámites por varias horas”, sostuvo Viña.

En los parques

Los únicos baños públicos que están en pie fuera de alguna repartición son los del parque 9 de Julio. Sin embargo, no siempre están disponibles. Uno de los sanitarios, por ejemplo, estuvo cerrado casi un mes después de sufrir un ataque de vandalismo. Desconocidos entraron por el ventiluz y se llevaron los lavatorios. Además, intentaron robar el inodoro. Como no pudieron sacarlo, lo destruyeron contra el piso. Es algo que padecen siempre en este tipo de lugares, explica Luis Alberto Rodrigo, subdirector de Espacios Verdes del municipio capitalino.

Justamente para evitar estos ataques, los baños del parque están abiertos desde las 15 y hasta las 21, que –se supone- es el horario de mayor concurrencia al espacio verde.

En el nuevo parque El Provincial también la Municipalidad construyó un baño público, salvo que por ahora se encuentra cerrado hasta que se habilite el polo gastronómico que está previsto en este paseo, explica Rodrigo.

“Es un gran defecto que tiene la ciudad: le faltan baños públicos. Tuve la oportunidad de encontrar una vez el baño del parque 9 de Julio abierto porque generalmente está cerrado. Cuando entré, estaba destruido y sucio. Es cierto que hay mucho vandalismo, y la gente no cuida nada”, opina Martín Velazco, que a diario realiza corre por el parque.

En el caso de la Terminal de Ómnibus, hay un baño en el que se paga para poder usarlo. Está limpio, tiene papel y jabón. El otro, que es de acceso libre y gratuito, no tiene papel higiénico, pero está en buenas condiciones. Lo malo: normalmente hay que hacer cola, detalla Carolina Jiménez, que trabaja en una empresa de colectivos, y que siempre lleva en el bolso alcohol en gel, papel, jabón y toallitas desinfectantes. Mejor prevenir que curar, resume.

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