“Los cuatros instrumentistas son perfectos. Su sonoridad pulida y limpia, su dicción sobria, su capacidad de interpretación es idéntica. Llevan la perfección a un extremo imposible de superar. El diálogo que entablan los instrumentos nos conduce a regiones de ensueño y ya es Debussy, Ravel o Beethoven que nos hablan al corazón directamente, con la suavidad de su exquisito lenguaje los dos primeros o con la nobleza y firmeza de concepto el tercero. En estas épocas de materialismo y de pobreza, en los días de lucha económica que corren, una dádiva como la que estos hombres nos entregan debe apreciarse como un don del cielo. Oyéndolo se olvidan un poco la negrura de la lucha cotidiana y se consigue vislumbrar un horizonte de luz clara desde donde los dioses nos mandan el regalo de sus armonías inmortales”, con esta extensa y puntillosa crónica que usaba los conceptos de uno de los más reconocidos críticos musicales de la época Bernardo Iriberri, nuestro diario anunciaba las presentación del reconocido Cuarteto de Londres en el teatro Belgrano a fines de julio de 1932.
Según Iriberri, quien fue músico de formación clásica, el primer importador de pianos Steinway y amigo personal de Charles Chaplin y Manuel de Falla, entre otros; “de todos los conjuntos de música de cámara ninguno ha interesado en la medida que el Cuarteto de Londres”. El conjunto realizó tres presentaciones, las cuales fueron auspiciadas por la sociedad Filarmónica de Tucumán, a sala llena demostrando el interés que había por escucharlos.
Una curiosidad de las presentaciones y de la cobertura que hizo nuestro diario se relaciona con el trajo de los artistas Goane y Lobo de la Vega que retrataron sus impresiones de la primera presentación realizada y las presentaron el dibujos a todos los tucumanos. Quizás esos bocetos permitan entender un poco lo que significó para la época la presentación de estos intérpretes. El conjunto que se presentó en el Jardín de la República estaba compuesto por John Pennington como primer vioñín, como segundo estaba Thomas Petre, con la viola William Primrose y el violeonchelista Charles Warwick Evans.
Formación
De los cuatro, Evans formó parte del conjunto desde sus inicios allá por 1908. Por su parte Petre fue parte de él desde 1908 a 1916 para retornar en 1919. El grupo tuvo una dinámica grupal muy dinámica donde cada intérprete ingresaba o salía de él de acuerdo a sus intereses personales e interpretativos. A cargo del primer violín se inició Albert Sammons que estuvo desde 1908 hasta 1917, luego ingresó James Levey que estuvo desde 1917 hasta 1927 y fue sucedido por Pennington quien fue parte hasta su disolución a mediados de los años 1930, alrededor de 1934.
Como vimos Petre fue el segundo violín desde los inicios hasta 1916 y luego desde 1919 hasta 1934. Waynne Reeves, Edwin Virgo y Herbert Kinsey lo reemplazaron entre 1916 y 1919.
En la viola el protagonista de mayor trayectoria fue Harry Waldo Warner quien lo hizo desde 1908 hasta 1929. Por un año fue reemplazado por Philip Sainton. Y Primrose lo hizo desde 1930 hasta la disolución en 1934.
Como se ve una formación dinámica pero con protagonistas de un nivel superlativo cualquiera de ellos. Y además nuestra provincia tuvo el privilegio de verlos por primera vez en su carrera y poco antes de su final como grupo de cámara.
Éxito de público
En cuanto a las presentaciones aquí podemos decir que el público y los críticos quedaron satisfechos con el espectáculo. De acuerdo a nuestro cronista el Cuarteto en Fa Mayor Op 59 de Beethoven, “esta obra monumental que marca en forma definitiva una nueva era en la historia del cuarteto, vemos el genio de Beethoven romper el molde legado por sus ilustres predecesores Haydn y Mozart, en el cual se ha mantenido casi estrictamente en sus cuartetos, introduciendo modificaciones fundamentales en la estructura, ampliado el horizonte y dando una profundidad de concepto insospechada entonces” agregando que “fue interpretado por el Cuarteto en forma tan perfecta, que se nos figuraba surgía allí, delante de nosotros la divinidad, improvisada por sus ejecutantes, poseídos de pronto por el fuego sagrado creador de la belleza”. Además en aquella presentación hubo obras de Mozart, de Davis, de Borodine, de Bocherini, entre otros osea de los creadores más reconocidos de la historia y cada una de ellas fueron ovacionadas por el público que colmó el teatro, que ya no existe y en su reemplazo esta la Casa de la Cultura de calle San Martín al 200.
“Los interpretes estuvieron sencillamente insuperables” comentaba el periodista tras la primera presentación en nuestras tierras.
Historia
El músico y compositor de viola Warner (1874-1945) se había formado en la London Guildhall School of Music. Después de dar algunos recitales de violín, se concentró en la viola. Evans (1885-1974) había estudiado durante 6 años en el Royal College of Music y se convirtió en violonchelo principal en la Beecham Opera Company , y luego en violonchelo principal en la Queen's Hall Orchestra. En 1908 Warwick Evans tuvo la idea de formar un cuarteto de cuerdas trabajado hasta el nivel de un virtuoso solista y se acercó a Waldo Warner quien adhirió entusiasmado. Luego se sumó Petre y finalmente Sammons, el nuevo concertino de la orquesta de Thomas Beecham , para dirigir el cuarteto. Al estallar la guerra de 1914, Warwick-Evans y Warner no pudieron servir por motivos de salud. Petre sirvió en Francia y su lugar fue ocupado sucesivamente por Reeves, Kinsey y Virgo. Sammons, mientras tanto, estaba construyendo una carrera en solitario y tenía menos tiempo para los ensayos esenciales.
Además de un gran número de conciertos en Inglaterra, realizaron muchas giras internacionales, en particular a América , Francia, Portugal , España, Escandinavia, Alemania y Canadá. Desde noviembre de 1922 hasta abril de 1924 realizaron una gira mundial. Su prestigio en América, Norte y Sur, era considerable. Viajaron desde Canadá a Buenos Aires, interpretando música nueva y ciclos de Beethoven.
A finales de la década de 1920, habían introducido alrededor de un centenar de nuevas piezas musicales en el repertorio. Su disolución, en noviembre de 1934, fue motivada por el nombramiento de Pennington como director de conciertos en San Francisco. A partir de entonces, todos menos el violista Primrose, que se unió a la Orquesta Sinfónica de la NBC de Toscanini como co-director, se mudaron a los estudios de Hollywood.
El conjunto de cuerdas marcó las primeras décadas del siglo XX. Presentación en el teatro Belgrano.
