En busca de un equilibrio de poder, con bajo costo político

Las medidas económicas que se tomarán, bajo un estricto secreto

UNA SEÑAL DE OPTIMISMO. Alberto Fernández ponderó a Sergio Massa a a través de Twitter. UNA SEÑAL DE OPTIMISMO. Alberto Fernández ponderó a Sergio Massa a a través de Twitter.

Primer acto: el actor protagónico asumirá ese rol el martes. Segundo acto: intenta mantener el elenco. Tercer acto: el miércoles anunciará el paquete de medidas económicas. ¿Cómo se llama la película? “Un superministro se prepara para el ajuste”. Sergio Massa es el que, en la actualidad, ocupa el centro del afiche del film que tiene en vilo a los argentinos. El presidente Alberto Fernández intenta mostrarse como el director, mientras que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner elabora el guión. Así se cierra una semana tensionada en la que una ministra de Economía, Silvina Batakis, fue a los Estados Unidos a convencer a inversores y financistas de que la Argentina está en la senda de la corrección de los desequilibrios, pero mientras regresaba al país se encontró que otro ocupará su lugar. El gabinete parecía un hormiguero pateado. Los funcionarios salieron despavoridos en distintas direcciones. La semana que viene habrá ministros que ya no estarán; áreas que se fusionarán; algunas caras nuevas y enroques para sostener el contrapeso de poder entre los principales socios del oficialista Frente de Todos. Albertistas, cristinistas, massistas y hasta referentes de las provincias convivirán en la nueva estructura de Gobierno que, en los papeles, muestra un equilibrio de fuerzas internas.

Por el lado de la economía, el dólar “blue” perforó los $ 300 frente a un férreo control oficial hacia los operadores informales. Las cotizaciones financieras también se calmaron. Hubo algunos gestos de los financistas con el nuevo ministro. El campo cantará nuevamente hoy sus quejas desde la tradicional tribuna de la Sociedad Rural Argentina, pero Massa prepara un equipo en la nueva secretaría de Agricultura. Matías Lestani, Gabriel Delgado y Jorge Solmi son los nombres que más suenan para ocupar ese puesto y encauzar el diálogo con el campo, en un momento en que el precio de la tonelada de soja vuela por sobre los U$S 600 en los mercados internacionales. En otras palabras, eso significarían más divisas para las escuálidas reservas internacionales del Banco Central, uno de los objetivos a mejorar en la primera etapa de gestión del tigrense.

El Gobierno necesitará con urgencia recuperar los U$S 4.544 millones que el Central dejó en el camino durante este mes que se termina. La liquidación de los agrodólares se demora a pesar de los incentivos anunciados por Batakis. Massa confía en que esa conducta se revertirá en la medida que la Casa Rosada y el Palacio de Hacienda se abran al diálogo con la Mesa de Enlace.

“No soy ningún salvador. La política no necesita salvadores, sino servidores. Y no lo soy porque los problemas económicos de Argentina no se resuelven con una persona. Se resuelven con trabajo en equipo”, afirmó ayer Massa en su cuenta en Twitter, tras el encuentro con el Presidente en la Quinta de Olivos. Las reuniones entre ambos se sucederán a lo largo de este fin de semana. El propio Massa anunció ayer que el martes estará en condiciones de asumir como ministro de Economía, Agricultura y Desarrollo Productivo, luego de la sesión de la Cámara de Diputados que actualmente lo tiene como presidente. Así, el miércoles próximos anunciará las primeras medidas en su nueva etapa en el Poder Ejecutivo. El “superministro”, además, tendrá bajo su órbita el manejo de una cartera estimada en unos U$S 25.000 millones por los créditos que organismos multilaterales han comprometido al país.

Si bien el tigrense se destaca por tener una visión más pragmática que la del resto de la coalición gobernante, la principal incógnita gira en torno a su capacidad real para equilibrar las cuentas públicas mediante la reducción del gasto. En otras palabras, el mercado se pregunta si el nuevo “superministro” cuenta con el aval de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner para implementar un ajuste y corregir los desequilibrios de precios relativos, sostiene un reporte de GMA Capital. No obstante, considerando el perfil del tigrense y sus aspiraciones políticas, la apuesta de tomar el mando del tablero económico en este contexto es de alto riesgo.

Si bien la estabilización implicaría una recompensa elevada en términos políticos, un fracaso en la implementación de un plan traería altos costos, advierte la firma de consultoría bursátil.

Los vencimientos de la deuda son otros de los problemas que deberá afrontar el superministro. Hasta fin de año los compromisos totalizan unos $ 3,6 billones. Septiembre es el mes más complejo en términos absolutos con vencimientos por $ 1,1 billón, explica el economista Nery Persichini, de GMA Capital. Sin embargo, en el mercado se estima que los principales tenedores de los bonos que maduran son entidades oficiales, un hecho que facilitaría las renovaciones.

Alberto Fernández y Sergio Massa estarán en permanente contacto durante este fin de semana. Es probable que a estas conversaciones se sume la vicepresidenta de la Nación. Todos mantienen absoluta reserva respecto del contenido de paquete de acciones económicas. La cuestión energética forma parte de la agenda. El Gobierno sabe que las correcciones macroeconómicas tendrán un costo político. La idea es pagar el menor posible y que no ahonde la situación socioeconómica de la sociedad.

Las tres aristas en discusión

La reducción del gasto público es inexorable. Hay preocupación de que las medidas impliquen más ajuste. Los gobernadores ya avisaron que no quiere resignar obras.

En medio de las segmentación energética, otro de los debates abiertos es qué sucederá con el área copada por el kirchnerismo. Hasta ahora hay continuidad.

El diálogo con el campo es vital para que los exportadores liquiden los dólares en un momento de mejora en los precios externos. El Banco Central busca fortalecer las reservas.

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