Por Fabio Ladetto
29 Julio 2022
COLOR DE LA MONTAÑA. Gustavo Guaraz se identifica con los paisajes, las personas y las culturas norteñas.
“Lapacho” y “Qhapaq Ñan” son los dos flamantes discos de Gustavo Guaraz, que serán presentados en recital esta noche, desde las 21.30 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). En ellos se expresa el íntimo vínculo entre el autor folclórico con sus vivencias norteñas que lo llevaron de la capital tucumana a Humahuaca por varios años, hasta afincarse en Amaicha.
Ese color de los cerros está afianzado en su concepto creativo, que se complementa con un perfil comunitario solidario. Así, un espectáculo va más allá de una sucesión de canciones, y el de hoy servirá para mostrar la segunda edición del libro “Barro” y la presencia del alfarero y ceramista jujeño Daniel Ramos. Además, estará acompañado por Lucho Aragón, Manolo Salguero y CaFé Valdez. Lucho Hoyos, La Yunta, Carolina Villafañe, Candelaria Guaraz, Adonis Mamondes, Carolina Lozano, Chyntia Leguizamón y Pedro Costas con alumnos de su taller de danza serán sus invitados.
Durante la pandemia impulsó el disco colectivo “Patio hermano” para recaudar fondos para el hospital de Humahuaca. “Fue cuando me di cuenta de que tenía más de 100 canciones con historias de amor, amistad, mensajes y testimonios de luchas, que nacieron del andar, pensar y sentir los lugares donde vivo. Este recital significa abrazar mis temas, asumir la responsabilidad que tenemos como artistas populares de sostener y comunicar este mensaje que recibimos de personas, pueblos y lugares que nos hablan y nos habitan”, le dice a LA GACETA. La entrada sale $100 y se pide un alimento o artículo de limpieza para el Hogar San Roque.
- ¿Qué le aportaron a tu canto esos lugares de vida?
- Anfama, Tafí, Colalao, Quilmes, Amaicha, Tilcara, Huacalera, Purmamarca, Maimará, Hornaditas, Yavi, La Puna y sobre todo Humahuaca son pueblos de resistencia cultural donde abuelos, familias y jóvenes han sabido sostener, como una pequeña vela encendida, su identidad. Hay grandes amautas que heredaron y sostienen el pensamiento colectivo, la diversidad, el equilibrio, la armonía, el respeto y cuidado de la otredad, de la persona y la naturaleza. Ellos enseñan desde lo cotidiano que Pachamama no es un rito sino un pensamiento, una filosofía.
- ¿Tu corazón está repartido por esos lugares?
- Decreté que soy amaicheño, humahuaqueño, cafayateño, andalgalense, santiagueño, riojano, monterizo, para no renegar más pensando de dónde soy y donde quiero vivir. El noroeste argentino es mi hogar y mi paraíso y en estos caminos sigo dejando mi corazón a cada paso, siempre pensando en regresar a devolver lo aprendido.
- ¿Cómo componés?
- La canción siempre será un misterio. La creatividad lucha contra una parte del cerebro acostumbrado a repetir y teje todo un entramado desde las sombras. Cada canción viene acompañada de una lágrima, un recuerdo y el agradecimiento a mi madre y a muchos maestros que me enseñaron los trucos de este oficio.
- ¿Cómo se fusiona el canto con lo social?
- El cantor popular es el reflejo de su pueblo, un militante que no negocia su sentir y que por su sensibilidad y su rol de comunicador generalmente opta por estar solidariamente del lado de sectores vulnerables. Su canción no sólo entretiene: también es memoria, presagia y da testimonio de su tiempo y lugar. En tiempos de crisis es una piedra en el aire dispuesta a estallar contra la injusticia.
- ¿Qué sentís de que tu hija siga el camino de cantora?
- Candelaria está a punto de recibirse de abogada, lo que la apasiona, pero más allá de su trabajo o elección profesional siempre será cantora. Está en su sangre gitana, tiene duende que cuando aparece, el mundo se detiene. Escuchar cantar a mi hija es el regalo más bonito de la vida me dio.
Lo más popular
