Para erradicar el bullying hay que empezar por casa

Para erradicar el bullying hay que empezar por casa

Siempre que se habla de bullying, se hace referencia a la víctima y se les enseña cómo defenderse. Una alternativa para prevenir el acoso escolar es enseñarles a los más chicos cómo no volverse bullys.

Al ser consultada, Adriana (pidió que se mantenga su apellido y el nombre de su hijo en reserva, por temor a represalias) dice que sí, que realmente le gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a no hacer bullying. Es que hace poco menos de un mes, su hija fue agredida en el colegio: en medio de una clase, un compañero lanzó un líquido corrector al aire, “apuntando” a otro compañero. Pero le cayó en el ojo a la nena. Y la hirió. Mucho. “Cuando llegué a la escuela, me dijeron que había sido un pequeño rasguño. Pero después el oculista me contó que tenía que ir a cirugía porque estaba con el ojo destrozado y podía perderlo -explica-; la recuperación es muy lenta y todavía no sabemos qué va a pasar. Por ahora no ve mucho ese ojo, le faltan el cristalino y el iris”.

Es que el acoso escolar siempre se desarrolla en lugares con testigos. Y a veces, puede haber daños colaterales en esa violencia desmedida. “El bully (acosador) no es tonto. Lo que necesita es el teatro, una escena y un lugar donde los demás lo respeten”, resume Flavio Garlati, psicólogo gestaltista y capacitador en bullying.

Aunque esta agresión no era específicamente para la nena, ella resultó herida. Pero eso no es todo: su hija sufre de bullying hace bastante. “El año pasado empezaron las rivalidades y las peleas -relata Adriana-; los compañeros le quitaban cosas de la cartuchera, pero ella no reaccionaba, se quedaba calladita”. Con el paso del tiempo, la situación escaló y su mamá pidió a la institución el cambio de curso, pero no lo hicieron. “La educación empieza en casa y termina en la institución. Todo esto se podría haber evitado”, reflexiona.

La mayoría de las veces, al hablar de acoso escolar, se enseña a los niños cómo defenderse. ¿Y si se educara a los chicos para no hacer bullying a nadie? Esa es la verdadera prevención, explica Silvia Bono, psicopedagoga y experta en acoso escolar.

Responsabilidades

“Lo primero que hay que decir es que la problemática tiene necesariamente dos actores: la víctima y el victimario -advierte-; y socialmente se tiende a apuntalar a la víctima porque es pobre, porque no sabe, porque se la somete... se la revictimiza. Al victimario, en tanto, se lo rotula de agresor, de que viene de un entorno familiar violento o de las villas miseria”. Pero no es así, dice la especialista, que prefiere hablar de problemas y no de culpas. “El gran problema es que hoy la dinámica de la familia está alterada; los valores que se tendrían que aprehender no se están dando. Entonces, la familia es muchas veces la primera promotora del violento”.

Bono comenta que todas esas enseñanzas de “en la vida hay que pelearla” o que la vida “es la ley de la selva” calan hondo en los niños. “Si hay un adolescente que escucha que la sociedad vive en la ley de la selva, sale de su casa y dice que ‘el que pega no pierde’. Los valores que se aprenden distorsionadamente se ponen en práctica en la escuela. Ahí es donde se da rienda suelta a todo eso que han aprehendido, bueno o malo”.

Garlati está de acuerdo con lo último que esboza Bono. “Todos esos comportamientos que se desarrollan en casa son los que se muestran afuera, pero cabe aclarar que muchas veces esto tiene que ver con el desarrollo de la autoestima. Seguramente, un niño que tenga buena autoestima y una buena capacidad de comunicarse con los demás y empatía, que pueda diferenciar aquellas cuestiones que puedan hacer daño a los demás, no va a desarrollarse como bully -indica-; porque una persona que tenga suficiente autovaloración no tiene la necesidad de denigrar al otro o ponerlo en una posición secundaria”.

Entonces, la responsabilidad vuelve a los padres. “Es imposible desarrollar buena autoestima en niños si los padres, cuidadores, tutores o referentes afectivos usan como método de resolución de conflictos la violencia. “Si yo veo eso, es lo que voy a hacer en la vida”, advierte el especialista.

Actuar antes

Esa frase de “todo empieza por casa” es realmente cierta si queremos evitar que el bullying exista. “Lo primero que hay que hacer es escuchar. Escuchar lo que un niño necesita desde pequeño, y que eso que necesita se vaya negociando. Es importante incluso plantear límites; si yo transmito límites y reglas a nivel familiar, estas se van a lo escolar -resalta el psicólogo-; hay que hacer trabajar a un niño con sus propias emociones, y no caer en dejarlo desamparado. Y para eso, el adulto tiene que reconocer primero sus emociones y ver cómo manejarlas, para luego ayudar al niño a reconocerlas y luego resolverlas”. Garlati también recomienda reconocer los logros y los errores de los pequeños, sancionar situaciones incorrectas, o que puedan haberle causado daño a un tercero, inculcarles confianza y enseñarles que la valoración no depende del mundo externo.

“Lo que pasa es que hoy se hace asistencialismo. Yo, como psicopedagoga, puedo intervenir cuando ya está todo cocinado; la prevención no se hace, no se concientiza a los padres. ¿Qué es concientizar? es poner en conocimiento que ocurre el bullying... ahí se hace prevención”, explica Bono y asegura: “la primera escuela, simbólicamente, es la familia. Y tenemos que volver a ponerle rumbo cierto a esa familia, para que el posible victimario se encause... porque él es solo una ramificación de esa familia desvirtuada”.

Cómo enseñarle a tu hijo a no hacer bullying

La pedagoga Claudia del Valle Villafañe nos brinda algunos tips.

1. DIALOGAR: conversar con calma y tiempo para escuchar, percibir, registrar -dice-; la postura y actitud que se adopte como adulto, es importante. No se trata solo de castigar o prohibir, sino de que el chico perciba que se le habla, considerando que es un ser responsable, consciente y capaz de revertir su actitud.

2. EMPATÍA: ayudarlo a ejercitar la empatía y explicárselo con palabras simples. Expresarle que la empatía nos ayuda a comprender y evitar realizar acciones que perjudiquen a alguien.

3. RESPONSABILIDAD: explicarles cuáles son las posibles consecuencias en caso de estar involucrado o generar acoso a un compañero.

4. SOLIDARIDAD: recomendarle que tome decisiones adecuadas ante un caso de acoso generado por otro y que evite fomentarlo. Y que sea solidario con quien se evidencia más vulnerable, y le ofrezca ayuda o le indique adónde puede acudir.

5. AVISAR: los padres o tutores deben avisar e informar en la institución escolar cualquier situación irregular en la que consideren que hay un riesgo para su hijo o bien para alguno de sus compañeros.

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