Tras el “veranito” de la vida sana en la pandemia, las frutas viven tiempos complicados en Europa

Tras el “veranito” de la vida sana en la pandemia, las frutas viven tiempos complicados en Europa

La mayoría de los consumidores dejó de comprar, aun cuando no registraron un aumento de precios considerable. La excepción de las berries.

SITUACIÓN EN EUROPA. Según la experta Betina Ernst, las ventas sin rebaja de precios son inferiores a otros años.  SITUACIÓN EN EUROPA. Según la experta Betina Ernst, las ventas sin rebaja de precios son inferiores a otros años.
02 Julio 2022

Previo a la pandemia los europeos tenían una vida bastante tranquila, asegurada, en abundancia y previsible. Los problemas existenciales, como el hambre, la guerra, los conflictos graves se percibían como lejanos; de otras regiones. Pero la llegada de la pandemia y, luego, de la guerra, con sus consecuencias en todos los niveles de la vida, trajo una gran incertidumbre.

Los europeos, tan acostumbrados a planificar los próximos disfrutes de la vida, como los viajes o el consumo, ya no lo pueden hacer con tanta facilidad. La crisis económica y social se empieza a sentir en los todos los ámbitos de la vida.

Por un lado, el conflicto bélico los tiene angustiados, debido a su cercanía y a que Europa occidental también está involucrada. “Pero en la vida diaria, lo que más los afectó fue el fuerte incremento de los costos de energía y la inflación”, indicó la especialista en mercado frutícolas, Betina Ernst, de TopInfo.

“El aumento del costo de energía, y otras complicaciones -el suministro de materias primas, de transporte, el desempleo, etcétera-, aceleró la inflación a niveles a los que los europeos no están habituados”, agregó. En especial, destacó el caso de los alemanes, para ellos la inflación es uno de los fenómenos más temidos, porque en la mente colectiva quedó grabada la hiperinflación y la miseria sufrida tras la primera guerra mundial.

Ernst destacó que el consumo de frutas no escapó de las alteraciones de la vida cotidiana. “Cuando estalló la pandemia y los consumidores quedaron atrapados en sus casas, todos se volcaron a la vida natural y sana. El consumo de frutas vivió un boom. No importaba el precio que se tenía que pagar, se compraba frutas a niveles nunca antes vistos. Pero esto duró poco; apenas un año”, indicó. Contó que el año pasado el consumo cayó casi a los niveles prepandemia; y que la sorpresa llegó este año, cuando las ventas siguieron bajando y cayeron por debajo de la de años previos.

“¿Qué pasó? ¿Con esta rapidez los consumidores se olvidaron de las frutas y de la salud?”, preguntó. Explicó que los europeos gastan relativamente poco en alimentos -un 12% a un 20% de sus ingresos-. “Los alimentos más baratos se venden en Alemania y en España; los más caros, en Irlanda, en Gran Bretaña, en Francia y en Italia. Otro dato interesante es que los alemanes gastan más en celulares y en autos, que en alimentos”, dijo.

Explicó que un rubro de peso en Alemania son los viajes; los ciudadanos consideran normal salir del país una, dos y tres veces por año. “El rubro turismo está de nuevo a pleno, recuperando lo perdido en la pandemia. Pero las economías hogareñas están muy afectadas por la inflación y en algún punto hay que gastar menos. El ahorro se ve por ahora en los rubros que son menos importantes, que les dan menos placer o que no son imprescindibles”, señaló Ernst.

En Alemania los alimentos registraron un incremento de costos de un 10% a un 20%. Dentro de este grupo los mayores aumentos se dieron en aceites, en harinas y en carnes. “Las frutas y hortalizas fueron las únicas que no registraron aumentos; incluso se dieron varios ajustes. En promedio los precios de las frutas y de las hortalizas cayeron durante el último año un 3% a un 4%. Esto se contrapone fuertemente con el hecho de que los europeos parecieran querer ahorrar justo acá, en el rubro que tiene baja incidencia sobre el gasto total y cuyos precios no subieron”, dijo.

Tan es así que las ventas se desarrollan, principalmente, por medio de las ofertas y promociones: lo único que mantiene el comercio activo. “Las ventas ‘normales’, sin rebaja de precios, son lentas e inferiores a otros años. En otras palabras, si no hay ofertas y rebajas, se vende menos”, explicó Ernst.

Explicó que el motivo de esta contradicción es que la fruta no es vista como un alimento imprescindible. “Incluso ciertas frutas -las más caras, exóticas, importadas- se ven como un lujo. Parece que el ‘efecto salud’ que impulsó el consumo durante la pandemia no se trasladó a las frutas en la actual situación de vida”, consideró.

Dijo que, según encuestas, los consumidores creen que en pospandemia siguen comiendo sano. “Pero esto se refiere más a modas: lo vegetariano, vegano, consumir menos carnes y, dentro de las frutas, las que socialmente tienen mejor imagen, como arándanos o paltas”, indicó. Y destacó que el único grupo que mantuvo e incluso incrementó sus ventas son las berries; en especial, el arándano.

Ernst subrayó que el gran conflicto al que se enfrenta el sector es que, por un lado, hubo un importante incremento de costos, que no fue trasladado a los precios. “En especial, las grandes cadenas pagan lo mismo o incluso menos que en años previos. Como las ventas cayeron, hay una gran oferta y el productor acepta los bajos precios, dado que prefiere vender antes de perder todo. De esta forma las frutas pasaron de ser la ‘niña bonita’ a la víctima de la economía”, dijo.

Avizoró que esto traerá consecuencias en el mediano y en el largo plazo, dado que el sector se enfrenta a una situación muy compleja. “Según productores de berries en España o de manzana en Alemania, los costos aumentaron al menos un 30%. Peor es la situación de los proveedores de ultramar. Al incremento de los costos de producción, se suman los del transporte. Este fue uno de los segmentos que registró mayor aumento. Las empresas exportadoras tienen que desembolsar más del doble que en la prepandemia para enviar su fruta a los mercados del norte”, dijo.

A modo de cierre, Ernst dijo que la crisis traerá un reordenamiento del sector frutícola. “Habrá regiones y productores que no podrán enfrentar este nuevo balance de costos-beneficios. En algún momento las grandes cadenas deberán empezar a pagar mejor, para abastecerse correctamente; mientras tanto, el sector seguirá perdiendo”, manifestó.

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