Cartas de Lectores II: la inteligencia y la antiinteligencia

Cartas de Lectores II: la inteligencia y la antiinteligencia

19 Junio 2022

Vulgarmente se llama “inteligencia” a la simple acumulación de conocimientos. Hay quienes tienen por costumbre recordar lo que dijeron Fulano o Mengano, o el libro X. No arriesgan su propia opinión. Pueden perder su equilibrio. La inteligencia, por el contrario, es el valor de autodescerebrarse, vaciarse de todos los “programas” con que se nos cargó la computadora. La inteligencia, pues, es apertura mental. Hay hombres, la mayoría, que son prisioneros de sus ideas, de su desarrollo, detenido entre los 18 y los 22 años. Ahí se les solidificaron (como los huesos) las ideas  básicas, y de ahí no se mueven por el resto de sus vidas, por más inteligencia potencial que la naturaleza les haya dado. Este es el peligro de la inteligencia: el prejuicio. El antiinteligencia no duda, por lo tanto no piensa; se nutre de un pequeño pero efectivo arsenal de pre-juicios. Cuando oye una idea que ese arsenal no registra o repele, se enciende  de furia divina. Porque la realidad es perpetuo cambio. Si dentro de ese cambio no cambiamos, es porque somos i-rreales. Ser irreal es ser fantasmagóricamente. Los fantasmas, pues, existen. Pero en nosotros. Los fantasmas generalmente declaran que son “hombres de principios”. Es una manera de decir que son hombres de pre-juicios, que no piensan oír a nadie, que lo que aprendieron alguna vez lo repetirán toda la vida. Los practicantes de la inteligencia tienen por principio principiar todos los días el pensamiento desde cero. La diferencia entre nosotros, los del comienzo del siglo XXI, y Descartes, es que el filósofo francés una vez dudó, y después dedicóse a establecer una pirámide de verdades.

Arturo Garvich

Las Heras 632 - San Miguel de Tucumán

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