La vida de un transformista contada con un humor ácido y desopilante

Julio Chacana estrena “Eusebio Ramírez”, de Mariano Moro y dirigido por Benjamín Tannuré.

La vida de un transformista contada con un humor ácido y desopilante
Fabio Ladetto
Por Fabio Ladetto 11 Junio 2022

Penas y alegrías atraviesan la cotidianeidad de “Eusebio Ramírez”, el personaje creado por Mariano Moro en el unipersonal que se estrenará esta noche, a las 22, en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457). La puesta es de La Teoría del Gran JA!, con la actuación de Julio Chacana y dirección de Benjamín Tannuré Godward.

Definida como una comedia dramática, con lenguaje adulto, el texto sumerge al público en la vida de un actor transformista que narra sus experiencias mientras ensaya su próximo show en la intimidad de su casa. En esa tarea suma un tinte musical con canciones interpretadas en vivo que remiten a la estrella española Sara Montiel. Desde otra habitación lo escucha su novio Leonardo, que es el blanco perfecto del enojo desmedido, el deseo irrefrenable y el humor mordaz del protagonista

“Es un desopilante monólogo con mucho ingenio y un humor afiladísimo y ácido. En un clima casi cotidiano dentro de su casa, es una puerta abierta a una historia casi real, plena de ternura sobre su infancia, sus pasiones y el recuerdo amoroso de su madre, pero también la realidad de una travesti, la prostitución, los círculos autoritarios y conservadores, pasarla mal, maltrato, morirse de hambre. Canta, baila y no para de hablar. Está rodeado de vestidos, zapatos y lentejuelas en una habitación desordenada”, adelanta el director.

- ¿Cómo llegó a vos este texto y qué te atrajo de él?

- Fue a través de una primera puesta que realizó en Tucumán en 2007 Leonardo Gavriloff. Ahí me enamoré con el texto de Mariano y de la historia. Me pareció encantadora. El contar la trastienda de un transformista, su vida con humor, pero para acercar sobre todo a aquellos con prejuicios que descubran qué hay detrás del maquillaje. Pero en esa época aún no había hecho el salto a la dirección. En 2019 reaparece la propuesta, y habiendo ya trabajado con Julio me pareció una buena idea empezar el proyecto, pero se truncó por la pandemia. Recién este año arrancamos nuevamente. El humor de Moro es exquisito. Hay otras obras que son más conocidas, pero esta me parece una joyita, que no pierde vigencia.

- ¿Qué diferencia las penas y alegrías del transformista de las de otra persona?

- Lo que propone la obra es hablar de la soledad, que es un tema común a todas las personas. Pero a veces se cree que estos seres rimbombantes no pueden sufrirla, porque son artistas, porque están en los medios, porque están siempre acompañados. Justamente la propuesta de Eusebio es mostrar que no hay diferencias con otras personas. La soledad aqueja a todos, por distintos motivos, pero encontrar el amor es indudablemente el objetivo de los seres humanos..

- ¿La segregación y la discriminación todavía están muy firmes en la sociedad?

- Yo siento que sí. A pesar de los avances en cuestiones como cupo laboral trans y matrimonio igualitario, la discriminación sigue presente. Eusebio viene a mostrarnos un poco que siempre existió y seguirá existiendo, por la incomprensión de estos seres divinos. Lo más importante es mostrar que aquello que creemos, o queremos creer, no es la realidad o los motivos de algunas decisiones.

- ¿Cual es la dificultad de dirigir un unipersonal?

- La principal dificultad es llevar al actor a adentrarse en un relato que solo depende de él, que no se completa con compañeros actores reales; más bien los otros son ausencias presentes que van acompañando la historia. El hilo debe estar claro y completo en su cabeza, para dar lugar a la interpretación del público. Es lo más complicado, completar lo que no está. Por otro lado, a la hora práctica, facilita los ensayos, la coordinación y el estudio del texto mucho más personalizado, y las marcaciones se hacen más intensas.

- ¿Hablaste con el autor sobre la puesta?

- No, es una puesta independiente del autor. Sí hablamos sobre ponerla en escena, a lo que nos dío luz verde sin problemas, de un modo muy generoso. Tampoco tiene conexiones con la puesta de Gavriloff: es totalmente original, con un diseño espacial interesante. El público es parte de estas confesiones en formato de show, sumado al uso de canciones propuestas por el actor, pero en versiones distintas de las que estamos acostumbrados.

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