09 Junio 2022
Eduardo de la Puente no se guardó nada. Disparó con munición pesada contra su examigo Mario Pergolini, con quien compartió el éxito de Caiga quien caiga y fue su gran socio en el ciclo radial ¿Cuál es?
Si bien está distanciado de él hace muchos años y ni siquiera tiene vínculo, el periodista estuvo como invitado al podcast Quemar un patrullero, que es conducido por Gustavo Olmedo, ex compañero suyo en la radio, y reveló detalles inéditos de cómo era su relación con el creador de Vorterix.
Junto a Pergolini, De la Puente conformó una de las duplas más exitosas de la radiofonía argentina y durante los 90' y comienzos del 2000 marcaron una era, convirtiéndose en vital para cualquier banda de rock que en aquel momento buscaba ser promocionada.
"Yo no entré por la puerta grande (a la radio). Yo fui uno de los que hizo la puerta grande. Y después de eso, y todos los manejos y las cuestiones que pasaron, también me tuve que hacer de abajo a una edad re avanzada. Después de haber hecho lo que hice, algunos me dicen '¿no estás en ningun lado?'", comenzó diciendo, al referirse a cómo tuvo que reinventarse en su carrera.
"A mí me han cagado desde arriba del puente de Manhattan. Cualquiera te puede cagar, es algo que aprendí. No lo estoy esperando, pero las decepciones, los garrones, las tristezas, las miserias que me comí porque me cagó gente que yo pensé que jamás podría haberme cagado y a la cual le di la mejor, eso jamás. Eso ya sé que puede pasar", reconoció.
Y aclaró: "No es que me han cagado, sino desilusionado. Porque para cagarte, te tienen que tener en cuenta y el tema es que no te tienen en cuenta. Cuando desaparecés del radar, no te tienen en cuenta. Aprendí esa diferencia".
"¿Y ese vínculo con Mario Pergolini como era?", le preguntó Olmedo, conductor del ciclo.
"Era buenísimo. Teníamos veintipico de años, la merca nos pegaba fenómeno. Teníamos todo el rock and roll encima, estábamos haciendo algo que nos gustaba. Que estaba caminando bien. Estábamos rompiendo los moldes de la radio todos los días sin darnos cuenta. Era como que todo era muy para arriba y todo muy divertido y disfrutable", recordó.
Y luego disparó de manera categórica: "Con el tiempo, lentamente, fue aflorando lo que él siempre fue. Por eso, hablando de Mario puntualmente, aprendí la diferencia, entre lo que es un hijo de re mil puta y lo que es un empresario".
"El hijo de re mil putas si te quiere cagar, te va a cagar. Y es personal, es que tiene algo con vos. El empresario, en tanto, es aquel que no te tiene en cuenta y no sos funcional a sus proyectos, deseos o lo que fuera", explicó.
"Si vos me decís 'cómo te cagó Mario'. No, hizo lo que tenía que hacer. Yo soy un daño colateral. Como lo fueron todos. La verdad es esa. Su carrera de guita está recontra saldada. Y su carrera de poder, esa no está saldada y habrá daños colaterales. Yo no creo ni que el tipo me odie. No creo que me haya cagado, me llevó puesto en su arremetida", aseguró.
En ese sentido, sin calificar a Pergolini, dio a entender qué es lo que piensa de él tras la gran desilusión que se llevó tras varios años de amistad: "Si vos sos un tipo que a mí me dijo 'mientras a mí me quede vida, a vos y a tu familia no le va a faltar nunca nada' y al día siguiente está desviando la pauta comercial, está orientando la antena hacia otro lado, está boicoteando las redes, está poniendo inútiles para que Rock and Pop se hunda, sabiendo que yo me voy a hundir con Rock and Pop, sabiendo que soy tu amigo, me cagó... si sos el diablo, un empresario o un hijo de puta, tenés la misma responsabilidad".
A su vez manifestó los malos manejos que tuvo el exvicepresidente de Boca al vender el formato de CQC: "Cuando se vende el know how a un montón de países, Juan y yo no vemos un peso de todo eso. Cuando se hace el merchandising de Caiga, los discos, las tacitas, Juan y yo no vemos un sólo peso de todo eso".
"Y vos podés decir, 'sos un boludo, para qué firmaste el contrato que firmaste'. Tenés razón, soy un boludo. Pero si yo firmo eso y soy un boludo, el tipo que redacta ese contrato que me deja afuera de algo que yo inventé, ¿qué es?", manifestó, irónico.
En algún punto, el periodista aceptó la situación y puso en igualdad a Sergio Szpolski, empresario que compró la Rock and Pop en 2013 y Pergolini: "A mí me llevó puesto. Porque no podía hacer otra cosa. Por eso digo que (Mario) no es un hijo de puta. Porque no puede ser un hijo de puta. No le da el alma para ser un hijo de puta. Él parece malo, él parece un monstruo. No lo es. Es un puto osito de peluche y no puede permitirse que eso asome porque se le cae el imperio. Entonces está todo re bien con el chabón, pero si me decís Szpolski o Pergolini, para mí es lo mismo".
Si bien ya no tiene trato con quien fuera su amigo personal, Eduardo reconoce que le dolió mucho en su momento, sobre todo porque vivió cosas muy íntimas junto al conductor: "Una cosa me hizo sentir un boludo fue decir 'durante 20 años saqué la cara por un tipo que terminó haciendo lo que hizo'. Cuando decían 'es un hijo de puta', yo decía 'no, no lo entendés'. Era mi amigo".
Y ejemplificó: "Era un tipo que cobijé durante un año y medio en mi departamento de La Boca. Mirando para atrás me di cuenta que lo estaba justificando desde lugares injustificables. Es verdad que lo defendíamos a muerte. Y tuvo que ver para que llegara al lugar que llegó".
"Si tenemos que hablar de su círculo íntimo en aquel momento, tenés que hablar de su familia y de mí. Porque vivimos juntos. Yo le limpié el vómito al chabón. Y porque le conocí su lado brillante, su talento y también conocí sus miserias y sus miedos", completó.
Por último, De la Puente, dejó entrever que habían cosas muy íntimas del vínculo que mantenían que a Pergolini le molestaban mucho y eso fue desgastando la relación: "A vos lo que te está molestando es 'esto, esto y esto' que vos envidiás profundamente porque tenés ganas de hacerlo y no lo podés hacer. Que yo haya tenido una banda, le molestó mucho. Que los músicos vinieran a la radio a hacer notas y me hablaran de igual a igual, le molestó mucho y también le jodió que yo me separara".
"Y hablo de esto sin rencor, eh. Aprendí con el tiempo que el rencor, la venganza, la revancha es algo que te consume tanto tiempo y espíritu que por ahí perdonar no, pero poner el tema en su lugar y basta. Me volví un creyente del karma, la vida se encarga", concluyó.
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