Una imagen que atrae de lejos, de cerca puede lastimar

Una imagen que atrae de lejos, de cerca puede lastimar

Marcos Figueroa expone “Del dolor y otros juegos” en la galería Fulana, de Tafí Viejo. La sugestividad de materiales que sugieren un fuerte contenido.

PÚAS. Las puntas de las tachuelas atraviesan el lienzo blanco y lo que a la distancia parece un simple cuadrado, de cerca es otra cosa diferente. PÚAS. Las puntas de las tachuelas atraviesan el lienzo blanco y lo que a la distancia parece un simple cuadrado, de cerca es otra cosa diferente.

Cepillos encastrados uno con otro, cuadrados de lienzo de los que sobresalen simétricas puntas metálicas, barras de hierro que se mantienen unidas por el abrazo de una pesada maza... La belleza, la violencia, el amor y el dolor, asociados, aprisionados, como en la vida. Son algunas de las ideas que sugiere la muestra “Del dolor y otros juegos”, que Marcos Figueroa exhibe, hasta el 18 de junio, en la galería Fulana (Sarmiento 88, Tafí Viejo). Se puede visitar de martes a viernes, de 14 a 18, con cita previa solicitada al mail [email protected] o por WhatsApp al 3815044293

“El alambre de púas, como material significante, le abrió un camino de búsqueda que lo llevó a otros objetos para explotar su rango semántico y desdoblarlos en otras cualidades -escribe el curador, Luis María Rojas.- En esta nueva etapa, Marcos incorpora cerdas hirientes de un cepillo de acero y afiladas tachuelas de hierro, pero también pinzas, prensas y objetos contundentes que nada tienen de excepcional. Son objetos simples, cotidianos, pero que colocados en la estructura de su discurso comienzan a decirnos nuevas cosas, se transfiguran en alegorías de violencia camufladas de belleza”.

Según comentó Figueroa en diálogo con LA GACETA, el tema de los alambre de púas surgió en su obra ya hace un tiempo. “Fue como un desencadenante de otros procesos previos en la pintura, que derivaron en una instalación en 2007 -recordó-. Una intervención en una casa que organizaban Pablo Guiot y otros artistas con el nombre de La Punta. Ahí hice la primera intervención con alambres de púas y quedó como un material que seguí trabajando como dibujo, como escultura e incluso como pintura”.

-¿Cómo se inicia tu inquietud por hablar de estos temas?

- El tema del dolor y esta visión trágica de la vida, la relación entre dolor y belleza, me surge asistiendo a los juicios a los represores de la dictadura, al escuchar los relatos de los testigos. Tomados de primera mano, de quienes habían sufrido tamaña violencia. Eso me hizo pensar en cómo debería ser el arte en un país donde habíamos vivido un genocidio, que se parece mucho a la guerra: la dimensión más espantosa y extrema de la violencia. Se rompen los lazos sociales, los proyectos de continuidad de la vida, los valores, etcétera. Sin embargo, yo observo muchas veces que ese clima tan hostil de los 70, para mucha población parece ser algo que le pasó a otros. Incluso, algunos dicen: “Por algo será que les pasó todo eso”. Pensé la cuestión de la violencia en relación con el arte y aparecieron varias series: las Marilyn, los besos de Hollywood, en alambre de púas, los identikit de los torturadores, y luego comencé a investigar materiales violentados, que denominé como la serie “Superficies laceradas”. La idea no es representar un relato sobre la violencia, escenas, porque eso ya se hizo mucho, sino seguir hablando de esto desde otros lugares.

UNIÓN DE PAREJA. Dos piezas que ya no podrán dejar de estar juntas. UNIÓN DE PAREJA. Dos piezas que ya no podrán dejar de estar juntas.

- Hay obras que cambian según la distancia que se observan.

- Es una suerte de juego con la mirada del espectador, entre lo aparente y lo real. Primero ve una imagen bella y, cuando se acerca, ve que no es un dibujo a lápiz sino que está hecho con un material muy hostil como el alambre. Un material relacionado con tragedias de la humanidad. Lo mismo sucede con algunas pinturas: uno primero ve una mancha de color que resulta atractiva, pero al acercarse se descubre que son tachuelas muy peligrosas. Ahí funciona esto del camuflaje. Hay distintos planos en la lectura y la percepción de la obra: de lejos se ve una cosa y de cerca aparecen otras. Ese juego con el espectador y su mirada, a mí me gusta mucho.

- También hay otras piezas que llevan a pensar en la ambivalencia de las relaciones interpersonales.

- Sí. Como sucede con los cepillos que se abrazan, o como los hierros de construcción entrampados en la maza. Funcionan como poemas visuales. Todos hablan de situaciones violentas e imposibilidades que suceden en nuestras vidas, como amar y no sentirse amado. Pueden interpretarse, por ejemplo, como una alegoría del matrimonio como institución o de cualquier relación sometida a un sistema de sujeción. Cualquier institución que ponga a dos personas o más en una situación de sujeción. En una oficina, por ejemplo, los primeros tiempos nos llevamos muy bien con nuestros compañeros, pero después de 10 años ya aparecen historias que contaminan las relaciones.

GRUPO. El conjunto se ve obligado a permanecer fuertemente unido. GRUPO. El conjunto se ve obligado a permanecer fuertemente unido.

- ¿Es importante el concepto pero también la belleza?

- A mí me gusta la belleza. Pero trato de investigar una belleza que sí tenga que ver con el oficio, con el buen dibujo, la precisión, la geometría, la proporción. Me gusta trabajar a partir de círculos o de cuadrados. Es una necesidad casi obsesiva por el orden.

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