¿Cómo se llama la obra? Peronismo en apuros

¿Cómo se llama la obra? Peronismo en apuros

¿Cómo se llama la obra? Peronismo en apuros

L a equidistancia es una zona ideal para momentos de turbulencia. Pero en política no necesariamente suele ser la mejor ubicación. La equidistancia es esa ancha avenida del medio en el que algunos dirigentes suelen mantenerse como un estado natural para no jugarse. Ejemplos sobran en la actualidad. Sin embargo, a algunos les resultó una posición cómoda. Juan Manzur intentó sostenerse en el medio de la tempestad. La batalla dialéctica entre albertistas y cristinistas ha puesto al jefe de Gabinete de la Nación entre la espada y la pared. Sucede que el gobernador en uso de licencia cohabita el despacho nada más y nada menos que con el presidente Alberto Fernández; los separa una puerta vidriada. Manzur ha decidido jugar sus fichas para sostener al jefe de Estado que viene siendo vapuleado por la interna del Frente de Todos y, más aún, por la realidad, esa que se devora el poder adquisitivo de la sociedad malhumorada a una velocidad del 6% mensual de inflación. Manzur, también, habla con la presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner. Aunque no lo manifieste públicamente hace de mediador casi en sintonía con otro referente de la equidistancia: el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Ambos, en paralelo, piensan más allá de este mandato, buscando un horizonte en el electoral 2023. Pero, como dice el médico sanitarista, todavía mucha agua correrá por debajo del puente.

Por ese río bravío naufraga el presupuesto 2022. El Presidente ya ha dado la orden de que se actualice el cálculo de gastos e ingresos nacionales, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), con el que se intentará poner a todo con las pautas emanadas del Fondo Monetario Internacional (FMI). La discrecionalidad en la asignación de recursos ya no es una herramienta de disciplinamiento político. Desde el momento en que se aprobó en Washington el Programa de Facilidades Extendidas, Alberto Fernández sabía que el ajuste llegó para quedarse, aunque la Casa Rosada intente bajarle el significado de la palabra. El nuevo Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o “Refuerzo de ingresos” es una prueba de fuego para la gestión. En alguna medida, la medida contribuye a sostener la paz social, pero tal vez deba financiarse con una mayor emisión monetaria, algo que el FMI le ha vedado al país. Entonces es probable que en la cumbre del gabinete de hoy, Alberto Fernández baje líneas y pida reasignación de partidas, como una manera de disminuir el costo fiscal de un anuncio que le puede costar al país unos U$S 1.000 millones.

El DNU del Presupuesto puede consolidar o debilitar aún más al ministro de Economía, Martín Guzmán. El Presidente no quiere exponer a su funcionario a los “cuervos”. “Nosotros constituimos esta fuerza, lo convocamos a Alberto y ganamos las elecciones, tampoco es que Alberto se va a llevar el Gobierno a la mesita de luz, eso sería incorrecto. El Gobierno es nuestro”, dijo Andrés Larroque, el camporista más cercano a Máximo Kirchner. Van por todo, por Guzmán y otros dos ministros: Matías Kulfas (Desarrollo Productivo) y Claudio Moroni (Trabajo). Pero quedan expuestos los ministros identificados con Cristina, como Martín Soria (Justicia) o Eduardo “Wado” de Pedro (Interior), aunque este último asumió más un rol de mediador en el conflicto.

Como una muestra de que el Gobierno piensa más en la gestión que en la interna, Manzur y De Pedro organizaron la gira del gabinete por General Pico, La Pampa, en el marco del programa Capitales Alternas. Los misiles verbales, sin embargo, estuvieron presentes, más allá de la distancia geográfica.

El reloj de la gestión presupuestaria se está acelerando. El jefe de Gabinete sabe que lo que no se proyecta ahora será difícil inaugurar durante el año electoral. Y puso un plazo: agosto a más tardar. ¿Para qué? Hasta entonces, Tucumán deberá elevar a la Casa Rosada la mayor cantidad posible de proyectos ejecutivos con obras que puedan ser licitadas, a la mayor brevedad posible. Según trascendió hay iniciativas por no menos de $ 20.000 millones que están listas para ser financiadas con dinero federal. El vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo, Osvaldo Jaldo, no les pierde pisada a esos proyectos. Sabe que de su concreción dependerá, en gran medida, su futuro político y su candidatura a gobernador para 2023.

La celeridad en la ejecución es una materia pendiente de la actual y de la anterior gestión de gobierno. No hubo cambios de funcionarios, como se preveía, pero el final de la historia de renovación de gestores no se ha cerrado. Manzur habló con la secretaria de Obras Públicas, Cristina Boscarino, y le ofreció acompañarlo en la Nación. Aún no se conoció si aceptó la invitación. De la misma manera, se menciona que hay funcionarios y funcionarias que han pedido un poco más de tiempo para continuar en sus cargos ya sea para acomodar sus cosas o bien para mostrar resultados. Desde Buenos Aires también llegan algunas novedades. Por ejemplo que a Sisto Terán Nougués lo tentaron para ocupar un cargo más alto en la Secretaría de Infraestructura y Política Hídrica y, así, dejar la Unidad Belgrano Norte Grande. Ese espacio tiene muchos pretendientes en una región que contiene a 10 provincias. El 27 de este mes, Tucumán será sede de la cumbre del Consejo Regional de gobernadores. El jefe de Gabinete de la Nación llegará este fin de semana a la provincia para empezar a preparar el escenario. Se menciona que en junio la provincia puede llegar a ser sede de las deliberaciones del Consejo Económico y Social. Esa es una propuesta que habría realizado el secretario de Asuntos Estratégicos y Presidente del consejo, Gustavo Beliz. Ese cuerpo reúne a los principales referentes del empresariado, del sindicalismo, de la academia y de la política argentina.

Manzur no quiere perder la centralidad en la discusión política y económica. Ese objetivo es lo que lo mantiene firme en la estructura nacional. Tal vez 2023 no sea su turno, pero el gobernador en uso de licencia quiere seguir en la vidriera política nacional. Ese es su meta de corto plazo.

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