Son tiempos de fútbol Made in USA

Son tiempos de fútbol Made in USA

¡QUÉ ALEGRÍA! En Portugal, Chelsea obtuvo la segunda corona en la Champions League de su historia. Antes se había consagrado en la temporada 2011/12. reuters ¡QUÉ ALEGRÍA! En Portugal, Chelsea obtuvo la segunda corona en la Champions League de su historia. Antes se había consagrado en la temporada 2011/12. reuters

Chelsea sigue siendo el último campeón de la Champíons y del Mundial de Clubes. Es decir, todavía es el equipo número uno del mundo. Ya tiene boleto también para la próxima Champions, porque está tercero en la Premier League actual, detrás de Manchester City y Liverpool, que juegan por saber cuál de los dos sucederá justamente a Chelsea como el mejor del mundo en esta temporada. Chelsea resignó la posibilidad de mantenerse en el trono de modo increíble. Recordemos solamente que le ganaba fácil 3-0 a Real Madrid, que le terminó dando vuelta el partido y lo dejó afuera de las semifinales de la Champions actual. Más cómodo en España desde que Leo Messi se fue de Barcelona, el Real Madrid de Karim Benzema celebró ayer su 35º título de Liga. Y demostró que es capaz de cualquier hazaña. Y que tiene armas para eliminar este miércoles al Manchester City de Pep Guardiola en el Bernabéu y clasificarse otra vez finalista de la Champions. 

Como sea, Chelsea se mantiene acaso entre los cinco-seis mejores equipos del mundo. Y siguió competitivo pese a la inevitable tensión provocada porque su dueño, el millonario ruso Roman Abramovich, fue obligado a irse tras la invasión que su amigo Vladimir Putin impuso a Ucrania. Abramovich no solo tuvo que irse del Reino Unido. Supuestamente, no podrá ingresar un solo peso por la venta de Chelsea. Y el club, es casi un hecho, pasará a manos de capitales de Estados Unidos. Chelsea se convertirá en el noveno club de la Premier League bajo capitales del país del norte. Casi media liga inglesa, la mejor del mundo, bajo el sello Made in USA. 

Tres de los cuatro principales aspirantes a apoderarse de Chelsea son de Estados Unidos. Y el más firme, según dice la prensa inglesa en las últimas horas, es el consorcio de Todd Boehly, que pagaría por Chelsea más de 4.000 millones de libras esterlinas (U$S 5.000 millones). Boehly es copropietario de los Los Angeles Dodgers (béisbol) y fundador de Eldridge Industries. Se juntó con su socio de los Dodgers, Mark Walter, el multimillonario suizo Hansjörg Wyss (86 años), el desarrollador inmobiliario británico Jonathan Goldstein (fanático de Tottenham) y la firma de inversión estadounidense Clearlake Capital. Su oferta, añaden los informes, supera la de Jim Ratcliffe, propietario de la compañía petroquímica británica Ineos, nada menos que el hombre más rico de Gran Bretaña, que ofreció 2.500 millones de libras esterlinas, más una inversión de 1.750 millones de libras durante los próximos 10 años. Ineos tiene al Niza en Francia e inversiones también en ciclismo y Fórmula 1. Rattclife había señalado tiempo atrás que no era negocio comprar un equipo de la Premier. Cambió de opinión. 

 ¿No sería más lógico que, tratándose de Liga inglesa, sea entonces un millonario inglés y no un millonario estadounidense el nuevo propietario de uno de los clubes más tradicionales del fútbol británico? Parece que no. El propio gobierno inglés encomendó a un banco estadounidense (Raine) la tarea de encontrar al nuevo comprador de Chelsea. El premier Boris Johnson, igualmente, se reservará el derecho a la última palabra. El grupo Boehly cuenta en sus filas con un parlamentario británico y tiene asesoramiento de una firma vinculada con el ex canciller George Osborne, todos conservadores como Johnson. La Premier League es un reino del libre mercado. Pero también, como vemos, puede ser cuestión de Estado.

Abramovich, que hace solo unos meses celebraba el Mundial de Clubes dentro de la cancha con sus jugadores, anunció que resignará una deuda de 1500 millones de libras que tiene el club con él y que ese dinero, supuestamente, irá para las víctimas de Ucrania. Buena parte de los políticos británicos reiteran que Abramovich no debería obtener siquiera un peso de la venta de Chelsea. La acusación es que esos dineros, de una manera u otra, son dineros vinculados con Putin, lo que el magnate ruso ha desmentido y para lo cual exigió pruebas. Sabe que, mientras dure la guerra, no habrá chance de una demanda judicial. Pero no lo descarta para más adelante.

Imposibilitado de comprar y vender jugadores, y de firmar nuevos contratos, Chelsea ya perdió al gran zaguero alemán Antonio Rudiger, que partirá gratis a Real Madrid. El club seguirá descapitalizándose si no resuelve rápido su venta. La prioridad será mantener al DT alemán Thomas Tuchel, arquitecto de la resurrección del club y de mantenerlo vital en medio de la crisis por la salida de Abramovich. Lo saben los futuros propietarios. Estados Unidos miraba de costado, y de lejos, al mundo del fútbol. Parecía más dedicado a su fútbol americano, béisbol, hockey sobre hielo, NBA y, más reciente, el circo de la lucha libre. Ya no es así. Son tiempos de fútbol Made in USA.

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