Recomendaciones para estimular los deportes en las infancias

Recomendaciones para estimular los deportes en las infancias

"A partir de los cinco o seis años, los niños pueden empezar a hacer deportes que sean, sobre todo, de motricidad o de equilibrio", dicen los especialistas.

Recomendaciones para estimular los deportes en las infancias

No hay que hacer un curso completo de “cómo ser padres” para saber que, comenzar a practicar deportes -el que sea- desde niños, servirá para todos y cada uno de los aspectos de la vida de un hijo o de una hija. Porque el deporte es salud, aunque parezca un slogan. Y si es salud para un joven o adulto que sólo pretende moverse y mantener su cuerpo activo, lo es mucho más para un niño en formación, que está creciendo, y que lo hace en sociedad.

“A partir de los cinco o seis años, los niños pueden empezar a hacer deportes que sean, sobre todo, de motricidad o de equilibrio; siempre en el marco del juego, donde el niño ensaye todas sus habilidades motoras”, explica Analía Lacquaniti, psicóloga infantil, especialista en Evaluación Psicológica y Sexóloga. Habla de la motricidad fina y gruesa, que a esa altura ya están prácticamente desarrolladas y le permiten al niño realizar algunos movimientos que a una edad más temprana no puede hacer.

“Ya un poquito más grandes, entran muy bien en los deportes que son de equipo. Pero a los cinco o seis años uno busca juegos que comprometan lo físico, y que ayuden a incorporar la idea de que hay reglas, que se hace de una manera u otra, que tienen que esperar su turno, que hay un adulto que guía... Por otro lado, el deporte es sobre todo recomendado en aquellos niños o niñas que son muy activos, que a veces pueden tener problemas de ansiedad o de mucha impulsividad; entonces el deporte es una vía de descarga psicomotriz”, analiza la especialista.

Pero claro que la práctica de un deporte no sólo ayuda a la motricidad de los pequeños ya que el otro tema inmediato al reconocer en esta idea es el de la socialización. “Hay que tener en cuenta eso como uno de los beneficios del deporte. Sobre todo en aquellos niños o niñas que no encuentran el bienestar con sus pares. Entonces, el deporte puede favorecer en un marco diferente las relaciones sociales”, dice Analía.

El deporte no tiene por qué ser hereditario

En este punto la alerta suena para los padres. “Lo que tenemos que entender los adultos cuando los niños hacen deporte es que especialmente sean de juego y recreación. Y hay que escuchar los gustos de los hijos. Muchas veces los padres o madres quieren que hagan un deporte según los ideales que ellos tienen. Pero no se trata de que, si el papá hizo rugby o fútbol, por ejemplo, el niño también tenga que hacer ese deporte, sino que tiene que hacer uno que a él le guste”, remarca. La aclaración es necesaria porque sobran casos de familias relacionadas generación tras generación a un mismo deporte (y no está mal, siempre que todos hayan tenido la libertad de elección vital en cada uno de los aspectos de la vida de un ser humano).

Recomendaciones para estimular los deportes en las infancias

En ese punto de dejar elegir al niño coincide Luis Cuellar, profesor de educación física y de las materias Atletismo 1 y 2 del Instituto Norte Argentino (donde estudian los futuros profes). “Los seis años son una hermosa edad para empezar a practicar un deporte, ya que el niño está en una etapa de descubrimiento. Y la idea es no solamente quedarse con un deporte, sino hacerlo practicar varios para que luego el niño se defina y sepa dónde se siente cómodo”, dice. “A veces, el deporte es hereditario porque un niño sigue los pasos de su padre rugbier, por ejemplo. Y si bien eso es importante, como profe de educación física yo al niño le mostraría un abanico de posibilidades; un abanico de deportes para que vea en cuál se siente más cómodo y ya a los 10 o 12 años pueda pensar en cuál realizará en el futuro”, insiste.

El profe menciona la importancia de los deportes en equipo, algo que va mucho más allá de ganar. “El niño va a interactuar con otros, y a los seis años necesita hacer amistades, estar con otros, convivir, sentirse útil en un grupo. Muchas veces el deporte en conjunto fortalece los vínculos y también la autoestima del niño. Aprenderá valores como el compañerismo, el trabajar en equipo”, sostiene.

En este sentido, marca una diferencia importante, porque por millones de razones, no es lo mismo un niño de ciudad que un niño de campo. Y en el caso del deporte tampoco hay excepciones. “El niño que vive en el campo tiene mucha más estimulación externa e interna que el de ciudad, ya que ellos sin querer realizan juegos tradicionales que le van a permitir una mayor habilidad dentro de los deportes. En la ciudad se perdieron juegos tradicionales como la escondida, la bolilla, la pilladita o la misma rayuela, que tiene tantos trabajos de coordinación para el niño”, entiende.

Y vaya si Luis sabe de alumnos de ciudad y alumnos de campo y de barrio. “Tengo la experiencia de enseñar en colegios e instituciones privadas, pero también con niños de bajos recursos, y se nota mucho la diferencia de los movimientos coordinativos entre niños de barrio y niños de ciudad. Se ve la diferencia entre el niño que tiene más fuerza porque está mejor alimentado, y el chico de bajos recursos que no la tiene. Y esas cosas juegan un rol muy importante en la actividad física y en la edad”, cuenta Luis. Y sigue: “lo noto mucho: el niño de zonas precarias es muy hábil y su coordinación es tremenda porque en el barrio juegan a la bolilla, o con una honda juegan a la puntería… Aprenden mucho más rápido los deportes y todo lo que es trabajo de coordinación. No pasa lo mismo con el chico de la ciudad, pero este chico al estar mejor alimentado equipara la situación porque puede aguantar un poco más los trabajos de fuerza o resistencia”, detalla.

“Un niño más en el club es un niño menos en la calle”, frase trillada y posta si las hay

El profe Cuellar sabe muy bien de lo que habla cuando remarca la importancia de los diferentes entornos y realidades de los niños a los que les enseña. Él creó la ya conocida escuela “Los Salvajes”, para que niños de escasos recursos de La Costanera realicen deportes y escapen de otras malas tentaciones del afuera. “Así te evitás los flagelos de la calle, y por eso es importante la estimulación del deporte en los niños”, asegura el hombre que pone su corazón y tiempo 100% al servicio de "Los Salvajes".

Hay también otra pata clave para sostener todo este plan: el Estado. “Es importante que el Estado esté en los barrios y no que los barrios tengan que ir a buscarlo. Que el Estado intervenga en las actividades recreativas que son pilares fundamentales para esta edad temprana. Esto va a generar un mejor desempeño no solo en el ámbito del deporte sino en el ámbito escolar y laboral, ya que el deporte genera disciplina, perseverancia, que es lo que necesitás para toda la vida”… Al fin y al cabo, si hay algo seguro es que “el deporte es importante en cualquier clase social”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios