Bienal de Venecia: las formas del pasado que están presentes

Bienal de Venecia: las formas del pasado que están presentes

Las obras de grandes dimensiones del tucumano Gabriel Chaile atraen en el evento artístico. Reivindicación de culturas ancestrales

LA GRAN FAMILIA. El conjunto escultórico, realizado con adobe y barro, atrajo al público y a la crítica.   LA GRAN FAMILIA. El conjunto escultórico, realizado con adobe y barro, atrajo al público y a la crítica.

Las esculturas e instalaciones de Gabriel Chaile con sus figuras antropomórficas están recorriendo gran parte del mundo. A los tucumanos nos resultan comunes cuando las observamos; no nos extrañan, somos así, o un poco menos, o un poco más. Nos vemos con frecuencia y más en los valles, en las alturas de estas tierras pero igualmente en la superficie plana de algunos barrios.

Más allá de que en los poderosos medios de comunicación la venta de su puesta en la Bienal de Venecia (se inaugura el sábado al público) por seis cifras haya sido la gran noticia, desde un punto de vista artístico, su valor es distinto, no se mide en las decenas de miles de dólares. Es el valor cultual, no de cambio, ni de uso; es la visibilidad de una cultura aborigen o precolombina; el coleccionista que la adquirió habló de “reivindicación de otras culturas”. Chaile se a convertido en el artista favorito argentino. No hay diario que no pretenda entrevistarlo, mientras con su madre, amigos y asistentes disfruta con la poderosa atracción que provocaron sus imágenes. Vayan cinco tips para conocerlo.

1.- Ser invitado a la Bienal de Venecia por la curaduría general de la misma no es igual a integrar la delegación de algún país. Un curador decide que proponer, con quienes y de que modo. Elabora un guión de lo que le importa para exhibir. Las bienales no son eventos del mercado del arte, hay que decirlo, pero por lo que se observa, también venden. Números: 213 artistas procedentes de 58 países distintos, por un total de 1433 obras y 80 nuevas producciones. “The Milk of Dreams” (La leche de los sueños), es el titulo de la 59ª edición de la Exposición Internacional de Arte de Venecia, bajo el comisariado de Cecilia Alemani. En el Arsenale (uno de los principales espacios), los temas de las secciones giran en torno a la relación entre los individuos y la tierra. Allí expone Chaile.

2.- En noviembre pasado llegó a la tapa del suplemento Weekend Arts del New York Times con “Mamá luchona”, de 4,15 metros de altura. “Es una figura que remite a las cerámicas condorhuasi, tiene 300 huevos incrustados y un rostro en el frente”, le contó a LA GACETA el artista en ese momento. “Una imponente escultura de arcilla de Gabriel Chaile, es una celebración de la vitalidad aún viva de las culturas indígenas precoloniales de su país natal, Argentina”, escribió Holand Cotter, codirector de crítica de arte del New York Times.

3.- Vivió en Barrio Echeverría a pocas cuadras de Villa Muñecas, en la ruta de El Sifon y Juan XXIII; se formó en la Facultad de Artes. En un hogar donde lo más importante era el horno, porque era la fuente de ingreso, así como la venta callejera; su padre, obrero de la construcción, albañil. Lleva más de una década viviendo en Buenos Aires y se propone otra década en Portugal: “me gustó porque es chica, linda y barata y es Europa, sumado a que ahí al ser pequeña hay cruces de disciplinas”, dijo. La pandemia lo abandonó en ese país que aprendió a querer.

4.- Sus figuras-horno, de grandes dimensiones, representan a sus familiares: llevan los nombres de su abuela materna, Rosario Liendro (la escultura más grande); su madre, Irene Rosario Durán; su padre José Pascual Chaile; su abuela paterna, Sebastiana Martínez; y su abuelo paterno Pedro Chaile. “Cada pieza es una persona que existe en mi familia, es mi genealogía”, comenta el artista. A Venecia la llevó a su madre, como si se tratara de una verdadera ofrenda familiar real, a la familia artística.

5.- Genealogía y antropología. El artista trabaja con un programa de antropología de la forma, la genealogía de la imagen y la ingeniería de la necesidad. Con el adobe, el barro y metales compone esas figuras de grandes dimensiones que hablan de una historia, de otras culturas que permanecen y de perfiles o rostros tan presentes. Son investigaciones que en distintas entrevistas respalda teóricamente. Porque hay que destacar que Gabriel Chaile tiene una formación que le permite explicar sus búsquedas y su trabajo. Sus posiciones tienen un fundamento. Por eso, el famoso tecne (saber hacer) de los griegos, es también la episteme.

“La genealogía de la forma es un concepto que saco de las investigaciones que me lleva mi propio laburo, no es que mi obra sea memoria del pasado. Tiene que ver con las historias de las formas de los objetos, con entender el proceso por el que las superficies de las cosas adoptan con el tiempo determinada forma y en ese proceso continúan mutando bajo una línea genealógica”, explica. “La imagen de ‘negro villero’, ‘cabecita negra’ o ‘negro cabeza’, deviene de las cerámicas indígenas porque esas poblaciones en realidad no murieron”, dice.

Temas Buenos Aires
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios