De ganadores y de perdedores

De ganadores y de perdedores

De ganadores y de perdedores

El DT alemán de Liverpool, Jurgen Klopp, dicen las estadísticas, “es el único entrenador del mundo que tiene balance positivo” en enfrentamientos contra “Pep” Guardiola, de Manchester City: nueve victorias, ocho derrotas, siete empates.

Lo que la estadística jamás dirá es que el clásico que animan en esta era moderna (y que ayer tuvo un nuevo episodio en Wembley) jamás defrauda. Venían de jugar un duelo formidable (2-2) el fin de semana pasado por la Premier League (que City lidera con un punto de ventaja sobre Liverpool). Hubo tres situaciones claras de gol en el tiempo extra. Es decir, arriesgaron ambos hasta el final cuando la mayoría de los equipos, a esa altura, sólo espera el pitazo final.

Ganaron luego ambos sus partidos de cuartos de final de vuelta de la Champions. Liverpool más fácil contra Benfica (aunque el cansancio se advirtió en los últimos minutos cuando el equipo portugués revirtió el 1-3 a 3-3). Y el City de “Pep” sufriendo, y mucho, en su serie más apretada contra el Atlético Madrid del “Cholo” Simeone.  

Ese duelo de Champions terminó pareciéndose a un partido de nuestra Copa Libertadores. Porque “Pep” y “Cholo” se habían tirado flores mutuas antes del partido de ida. Que el Atlético “ataca más de lo que se cree”, dijo “Pep”. Que le gusta mucho ver al City, dijo “Cholo”. Pero, tras la victoria 1-0 en Inglaterra, y con el “Cholo” defendiéndose casi todo el partido con dos líneas de cinco, “Pep”, zorro, disfrazó un elogio en crítica. Que el Atlético se defiende muy bien, dijo, pero que siempre fue difícil quebrar a equipos que se defienden así. Desde “la prehistoria”, acotó. ¿Acaso “Pep” quiso decir que el Atlético del “Cholo” juega un fútbol prehistórico?

El duelo de opuestos, se sabe, tiene siempre un morbo especial. Un morbo que forma parte del fútbol. Más cuando, como sucedió en la revancha, el City de “Pep” aseguró su boleto a semifinales defendiéndose en la última media hora al mejor estilo “Cholo” Simeone. Dos volantes tapones. Exagerando lesiones. Perdiendo tiempo. Y todos cerca del arco. Por eso el “Cholo” eligió la ironía: pedirle a todos los presentes en el estadio que aplaudieran ese juego “bonito” de “Pep”. Guardiola terminó ganándole a Simeone aplicándole una dosis de su propia medicina. Una dosis digo. Porque una cosa es privilegiar la cautela como sistema (Simeone) y otra hacerlo a modo de último recurso, como hizo Guardiola en esa última media hora final, en la que el Atlético, con un hombre menos por la expulsión de Felipe, metió “cuchillo entre los dientes” (metáfora made in “Cholo”) y habría merecido un gol que forzara el alargue. Fue una media hora de pura tensión, como hacía tiempo no se veía en la Champions a modo Copa Libertadores.  

Cuatro días después, ayer sábado, City-Liverpool, “Pep”-Klopp volvieron a enfrentarse en Inglaterra. El fútbol más moderno del mundo en el torneo más antiguo del mundo (en semifinales de la FA Cup). Sin argentinos en el campo. Y con el City pagando precio más que su rival a la dureza de su duelo previo contra Atlético. El 3-0 inicial de Liverpool lo demostraba. Llegó la reacción en el segundo tiempo. Y si “Pep” también pagó precio a su decisión de mantener en FA Cup al arquero suplente estadounidense Zack Steffen (error insólito en un gol y mala cobertura en otro), Klopp se benefició en cambio por decidir que su arquero sería el titular habitual, el brasileño Allison Becker, clave para frenar la reacción. Todo parecía definido (3-1 a los 89’) hasta que llegó el 3-2 a los 90. Y, luego, en los cuatro minutos del descuento, tres situaciones claras de gol, dos para el City, una para Liverpool. Puro fútbol. Sin la tensión y morbo del duelo contra el Atlético. Sin golpes, sin pérdidas de tiempo. Con ambos DT abrazados tras el festival. Olvidándonos todos de que el fútbol inglés es un negocio que permitió el ingreso de magnates y jeques con fortunas más que dudosas en muchos casos. Suele suceder que el negocio queda a un lado cuando el fútbol se dedica a jugar.  

No es casual que aquí, entre nosotros, donde estamos viendo un fútbol algo más ofensivo (y la impaciencia que despide técnicos), River imponga una marca que resiste al paso del tiempo. Porque, jugando bien o mal, y siendo superado a veces por sus rivales (como le sucedió por ejemplo contra Defensa y Justicia y Argentinos Juniors), River responda atacando. Haciendo más goles que el rival. A River le pueden provocar una situación de gol al minuto de juego y River responder en los dos minutos siguientes con dos situaciones propias. En otros partidos (y me acuerdo por momentos del Boca de Sebastián Battaglia) hay que esperar todo un tiempo para ver una situación de gol. No hay libritos (o hay muchos, pero se lee poco, me decía un viejo profesor). Cada uno gana a su modo. Y de eso se trata la alta competencia. Esa que dictamina ganadores y perdedores. Pero con duelos como los que volvieron a jugar ayer Liverpool-City el que gana ante todo es el fútbol.

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