Despedida y palabras en clave

Despedida y palabras en clave

Despedida y palabras en clave REUTERS

El partido terminaba y un jugador argentino se deja caer, se toma la pierna izquierda. La lejanía del palco de prensa de La Bombonera me impidió en el primer momento identificar quién era ese jugador lastimado. “Que no sea Messi”, fue lo primero que pensé. Yo y varios más. Pero “Leo” estaba okey. Era “Nico” González. La victoria 3-0 y la fiesta ya estaba asegurada. El partido no era preocupación alguna. Pero ese partido era la “despedida”. El último de la Selección en Argentina antes del Mundial de Qatar. La mente tuvo que reacomodarse otra vez. La goleada a Venezuela el viernes en La Bombonera fue partido despedida sí. Pero no faltan dos semanas y tampoco un mes para el Mundial, como suele suceder en esas fiestas finales. Dejó de preocupar la posible lesión porque “Nico” González ya estaba de pie. Pero especialmente porque de inmediato recordé que faltan ocho meses para Qatar. ¿Cómo ocho meses? ¿No sería mejor que el Mundial comenzara ya? Las preguntas siguientes fueron inevitables: ¿mantendremos esta tensión competitiva, estos jugadores enteros, para cuando comience el Mundial en noviembre?  

El partido contra una Venezuela que no tenía chance alguna de Qatar y que contrató a José Pekerman (fue lindo el homenaje previo y la plaqueta que le entregó la AFA) pensando en el Mundial 2026 tuvo un inicio más que discreto. Sólo se encendía cuando Messi recibía la pelota. Argentina dominaba fácil y recuperaba rápido, pero no sorprendía. Mejoró sobre el final de la etapa (gol incluído de “Nico”). Pero Venezuela emparejó en los primeros minutos del segundo tiempo. Hasta que entró Ángel Di María. La Bombonera lo saludó con una ovación tremenda. Increíble ese nuevo vínculo, pos Copa América (y golazo en la final contra Brasil) cuando se recuerda la resistencia que antes generaba su presencia en el equipo. Y Di María anotó el viernes golazo y asistencia para que Messi coronara la fiesta. Porque terminó en fiesta. La confirmación de que esta selección es amada por la gente. No sólo porque también Messi rearmó su propio vínculo. Y siente además el calor que no le da su nueva casa parisina. Sino porque es todo el equipo que, jugando bien o mal, deja el alma en cada pelota. Y lo hace hasta el último momento del partido. Venezuela casi no podía tener el balón. Al segundo había uno o dos rivales comiéndole los talones.  

¿Bastará eso para creer que, como cantaba otra vez la gente ilusionada en La Bombonera, “de la mano de ‘Leo’ Messi” daremos otra vez la vuelta de campeones en el Mundial? Claro que no. Primero porque faltan ocho meses y habrá jugadores que se incorporarán al plantel con apenas unos días de anticipación al inicio de la Copa, es decir, en un estado incierto. Y segundo porque los rivales y el escenario serán otros. Y en esos rivales no hay que irse sólo a Europa y pensar en Francia, Alemania, Inglaterra o Portugal (que todavía debe ganar su boleto). En rigor, ninguno de ellos parece hoy por hoy en estado de gracia. Invencible. Pero sí tenemos más cerca por ejemplo a Brasil. El 4-0 a un Chile que sí precisaba sumar puntos mostró que el DT Tité definitivamente ha encontrado el equipo. Creo no exagerar si digo que Brasil tiene más jerarquía individual que Argentina. La selección de Scaloni compensa porque ofrece una notable demostración de compromiso colectivo. Como venimos diciendo desde hace un tiempo, es un equipo serio.  

Y Messi. ¿Qué habrá querido decir “Leo” cuando, apenas terminado el partido, afirmó que tendrá que replantear muchas cosas después del Mundial? Me dio la sensación de que se refería más a PSG que a la Selección. Porque la Selección dejó de ser una mochila para él. La pasa muy bien con la celeste y blanca. Y (aun sabiendo lo impredecible que suele ser muchas veces el fútbol) no creo que cambie mucho eso después de Qatar, haya o no vuelta olímpica. La misión principal será mantener en el Mundial hasta el último segundo esa fortaleza de compromiso colectivo. Algo así como “todos para Messi” (que “Leo” disfrute y acaso gane en su último Mundial). Pero también “Messi para todos”. Su genio ya más veterano pero en la misma línea de compromiso colectivo. Digo que esa frase pospartido de Messi podía estar más referida a PSG porque los últimos silbidos en París no  sólo no fueron agradables, sino que ante todo fueron acaso injustos. Si ese ambiente no cambia cuesta imaginarse que Messi cumplirá sus dos años de contrato en París. La mayor figura en la era más moderna del fútbol mundial se merece otro final. Ojalá Qatar ayude a ese cierre.

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