Las criptomonedas batallan contra la idea de que son aliadas de Rusia

Las criptomonedas batallan contra la idea de que son aliadas de Rusia

Los principales sitios de intercambio de dinero virtual se resisten a prohibir las transacciones con un criterio geográfico o de nacionalidad, e insisten en que, lejos de ayudar a Putin y a los oligarcas, están prestando un servicio valioso para sostener la resistencia ucraniana.

Las criptomonedas son postuladas como uno de los mejores remedios contra los gobiernos abusivos y autoritarios, pero la guerra en Ucrania está poniendo en cuestión esa virtud en la medida en que crecen los temores de que aquellas sean usadas para evadir las sanciones económicas impuestas a Rusia. Este miedo expresado recientemente por los países del G7 se basa en el incremento de operaciones detectado desde el inicio de la conflagración, cuando el rublo se desplomó; los bancos rusos fueron expulsados del sistema financiero internacional y comenzó la caza de bienes de los miembros de la oligarquía afín al autócrata Vladimir Putin. Pero los sitios principales de intercambio de dinero digital sostienen que los cuestionamientos son infundados y que, lejos de prestar servicios a la élite invasora, su actividad beneficia a la resistencia ucraniana.

¿Qué peligros comporta el sistema vigente, que se caracteriza por una regulación escasa? El 9 de marzo, el presidente estadounidense Joe Biden emitió un decreto dirigido a contestar esa pregunta y, eventualmente, a proponer una norma “para asegurar el desarrollo responsable de los activos digitales”. Ocurre que las plataformas de compraventa de criptomonedas son renuentes a aplicar mecanismos de exclusión de usuarios con arreglo a su nacionalidad o a su geolocalización, que, por ejemplo, bloqueen las transacciones desde un país o territorio determinados. Es que una prohibición expresada en términos amplios y generales iría a contramano del principio de descentralización y de máxima apertura que caracteriza a la criptoeconomía, además de alentar las transacciones con testaferros. Tales circunstancias han llevado a las entidades a defender la penalización de las billeteras individuales de personas físicas y jurídicas siempre y cuando estas hayan sido identificadas por las agencias estatales encargadas de perseguir la criminalidad, o, en este supuesto, a Putin y sus socios.

“No creemos que tengamos la autoridad para congelar los activos de todos los usuarios rusos. Las decisiones para sancionar se toman en los niveles más altos de los gobiernos, con el apoyo de la legislación, de las autoridades de orden público e, incluso, de los poderes militares. No creemos que sea correcto que las empresas o plataformas decidan unilateralmente congelar poblaciones de activos de usuarios. Hay ciudadanos rusos en Londres o Nueva York. ¿Debería el ejecutivo número uno de un banco en Londres tener el poder de decidir unilateralmente congelar los activos de esas personas? ¿Bajo qué fundamento? ¿Solo porque no está de acuerdo con el presidente del país de origen de estos ciudadanos? ¿Qué pasa si tampoco está de acuerdo con otro jefe de Estado de otro país? ¿Debería tener el poder de congelar todos los activos de los ciudadanos de ese otro país también?”, interrogó Changpeng Zhao, director ejecutivo y fundador de Binance, el mercado que más volumen de criptomonedas comercializa en el mundo.

En un artículo publicado el 15 de marzo en su blog, Zhao calculó que su sector manejaba sólo el 0,3% del patrimonio neto global y que, por lo tanto, era un error depositar la atención allí. “Este porcentaje se aplica igualmente a Rusia. Ahora, en lugar de centrarse en los bancos, que tienen el 99,7% del dinero, los medios de comunicación y los políticos están mirando el 0,3% del dinero. Incluso si bloquearas ese porcentaje, ¿eso tendría algún impacto? No. En lugar de intentar restringir las bitcoins (para castigar a Rusia), sería mucho más efectivo centrarse en bancos, y en las empresas de petróleo y gas”, agregó. Según Zhao, la opción radical de Rusia por las criptomonedas hundiría aún más la cotización del rublo, por lo que el Kremlin tiene más incentivos para vedar su uso que para promocionarlo. Otro aspecto que hay que considerar es la transparencia y la publicidad. El jefe de Binance recordó que las transacciones con criptomonedas son abiertas y rastreables, por lo que emplearlas no resulta un buen negocio para quienes pretenden burlar los controles o llevar adelante actos ilícitos. “Somos los principales detractores del lavado de dinero y del financiamiento terrorista de la industria cripto”, aseguró.

Cara o cruz

En Coinbase, otro gigante de la comercialización de monedas digitales, dicen que la invasión rusa ofrece la oportunidad de demostrar que su poder no reside en quienes buscan ocultar sus fortunas. “En este momento, una cosa está clara: nuestra tecnología es una gran fuerza emergente en el paisaje geopolítico”, expresa el texto difundido el 17 de marzo. Ese documento analiza que el criptomercado carece del tamaño apropiado para las finanzas rusas, además de que no se ajusta al secretismo que, por ejemplo, permitió en el pasado enterrar fondos en paraísos fiscales, o adquirir oro u obras de arte preciadas. Coinbase considera que los gobernantes no comprenden aún cómo funcionan las criptomonedas: “el decreto de Biden cerrará finalmente ese hueco y dará la posibilidad de explicar la importancia de esta tecnología (‘blockchain’). Es fundamental explorar a fondo no sólo los riesgos, sino también los beneficios que brindan los activos digitales con suficiente transparencia para permitir que el público opine sobre la regulación”.

Entre quienes bregan para limitar el acceso a las criptomonedas en Rusia están la senadora estadounidense Elizabeth Warren y Mykhailo Fedorov, viceprimer ministro de Ucrania. Desde el 24 de febrero, el país de Putin perdió numerosas compañías multinacionales, salió de la red de pagos Swift y las reservas de su Banco Central quedaron congeladas; la prensa y las redes sociales más populares fueron censuradas, y la mayoría de los corresponsales extranjeros se marcharon de Moscú, pero allí todavía es posible comprar y vender bitcoins sin límites ni fronteras, a menos que exista un reporte concreto de cuenta sospechosa. ¿Pueden las criptomonedas permanecer neutrales ante un conflicto que está obligando a todo el mundo a tomar una posición? La revista especializada en tecnología Wired considera que ese será otro campo de batalla, máxime porque Rusia ocupa el puesto 18 en el mundo en cuanto a la adopción de criptomonedas con colocaciones por 
U$S 214.000 millones y el tercer lugar respecto a la minería de bitcoins, el proceso intensivo en energía que permite acuñar nuevas unidades de criptomonedas, justo detrás de Estados Unidos y Kazajistán.

Es posible que la invasión de Putin acelere el boom del dinero virtual, pero no necesariamente por el lado de la nación opresora. Los líderes del sector subrayan que esta modalidad está ayudando a comprar armas para defender la soberanía ucraniana, y que ha sido usada por primera vez por las víctimas de los dos países en pugna ya sea para reunir donaciones o para salvaguardar sus patrimonios de la debacle militar. Según Coinbase, el Gobierno del presidente ucraniano Volodímir Zelenski consiguió más de 
U$S 100 millones a partir de estas transacciones e incluso recibió sumas relevantes en obras de arte digitales vía NFT o “non-fungible tokens”, otra manifestación del “blockchain”. Toda moneda tiene siempre dos caras, pero no se sabe aún cuál pesa más en la versión criptográfica.

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