Hoy la zamba será de nuevo muy tucumana en Cosquín

Hoy la zamba será de nuevo muy tucumana en Cosquín

Después de 19 años, una dupla oriunda de esta provincia pisará el escenario mayor tras haberse consagrado ganadora en el rubro Pareja de Danza Tradicional. Collante y Soraire dirigen una academia.

PLATO FUERTE. Abel Pintos cerrará esta noche la cuarta luna coscoína.  PLATO FUERTE. Abel Pintos cerrará esta noche la cuarta luna coscoína.

Dicen que la zamba es tucumana. Que la belleza y complejidad de su danza expresa la seducción, la conquista amorosa. Esta noche, sobre el escenario Atahualpa Yupanqui del Festival de Cosquín,la pareja tucumana que conforman Agostina Collante (27) y Maximiliano Soraire (33) demostrarán cómo se siente y cómo se baila la forma tradicional de esta danza folclórica. Ellos se consagraron ganadores en ese rubro, como corolario de una trayectoria que ya los había llevado años atrás a obtener reconocimientos en otros escenarios del país. Ahora terminaron con una “sequía” de 19 años durante los cuales ninguna pareja de baile ganó en Cosquín representando a Tucumán. La última fue Inés López y Ramón Salinas, en 2003, según recuerda Maximiliano.

“Este premio tuvo una mayor carga emotiva porque volvimos a la presencialidad, y eso lo hizo diferente a las dos oportunidades anteriores en que participamos en el Pre-Cosquín. Estamos muy felices, es algo que veníamos esperando con mucha ansiedad y mucho trabajo de por medio. En las clasificaciones generales competimos con más de 70 parejas, que corresponden a todas las sedes del Pre-Cosquín en todo el país, y en la final quedamos 13”, comentó Agostina. Fueron solamente dos las parejas de danza tradicional que interpretaron zamba, mientras que el resto presentó diferentes ritmos folclóricos de las distintas zonas del país (chamamé, rasguido doble, taquirari, cueca, etc.).

En la presentación final frente al jurado, bailaron “Aroma de mandarinas” (Lisandro Luján/Miguel Acuña), un tema que popularizó Horacio Guarany.

“Es una zamba que ya nos viene marcando desde hace bastante tiempo, porque en 2018 ganamos en el Festival Nacional del Malambo (en Laborde, Córdoba) bailando esa misma zamba -dijo Maximiliano-. Ahora nos volvió a dar una nueva satisfacción”.

Los jóvenes, además de bailar juntos desde hace muchos años, son pareja en la vida y dirigen una academia de danzas. “En el festival, para competir, hay que bailar tres danzas: dos en la ronda clasificatoria, que en nuestro caso fueron una zamba alegre y un taquirari, y en la final recién bailamos la zamba tradicional”, explicó Agostina.

No tiene techo

Lo particular que tiene la zamba frente a otras danzas es la posibilidad de cada bailarín perfeccionar su interpretación a lo largo del tiempo. “Es una danza tan hermosa que no tiene un techo y siempre se le van descubriendo cosas nuevas”, resumió Maximiliano. Tanto él como Agostina obtuvieron premios, cada uno por su lado (con otras parejas de baile), en 2014 y en 2015, en esa misma categoría de zamba tradicional.

Ella sostiene que la zamba es una danza que nos representa e identifica muchísimo a los tucumanos. “No sólo por el sentimiento y el trabajo técnico que uno pueda ponerle, sino porque de todas las danzas que existen en el repertorio nacional folclórico, la zamba es una de las más complejas. Desde la interpretación, la comunicación, el manejo del pañuelo, del carácter que uno puede darle, ya sea de conquista amorosa o simplemente de esparcimiento -detalló-. Consideramos que esa noción popular de que la zamba es tucumana tiene que ver con esa cadencia que maneja cada bailarín, desde la musicalidad hasta la interpretación corporal. Una clara diferencia con la zamba carpera es que el ritmo de ésta es más rápido y festivo”.

A diferencia de la tradicional, la danza folclórica estilizada tiene muchas técnicas del arte coreográfico, como la danza contemporánea y la clásica. “Tiene una mayor libertad coreográfica. En cambio, en las danzas tradicionales tenemos que respetar ciertos parámetros para que la puesta en escena sea lo más fiel posible”, señalaron.

Dos trayectorias

Maximiliano comenzó a bailar a los doce años, para un acto escolar. Una maestra les enseñó a sus alumnos a bailar un gato y eso despertó en él el interés por el folclore. De inmediato le pidió a su madre que lo inscriba en una academia que estaba a la vuelta de su casa, en Banda del Río Salí. “Ahí me inicié en el camino del folclore, en la academia Los Troperos, del profe Marcos Contreras -relató-. Ahí bailé 16 años y con esta academia pude ganar en Cosquín en malambo, también en el Festival Nacional del Malambo, en Laborde, y también pude salir pareja nacional de zamba. Después decidí abrirme camino por mi cuenta y formamos nuestra academia con Agostina. Se llama Ballet El Payucano y está aquí en Banda del Río Salí”.

Ella se inició en la danza a los siete años, respondiendo al deseo de su madre, que había visto frustrado su sueño de bailar folclore en la adolescencia. “Me mandó a estudiar danza folclórica a mí, pero yo no quería saber nada al principio, no me gustaba. Y aquí estoy con casi 20 años de dedicarme a esto y la verdad que es un estilo de vida que tengo muy arraigado. Los momentos más felices de los dos están ligados al folclore -reconoció-. Me formé durante 16 años en el ballet San José Obrero, de Mabel y Jorge Martínez, y después emprendí una etapa de aprendizaje individual, hasta que nos encontramos con Maximiliano. Somos pareja desde hace 10 años y desde entonces trabajamos juntos”.

Un detalle curioso es la frondosa barba que luce el bailarín y que cada año se afeita el 15 de marzo, en la fecha de su cumpleaños. “El resto del año ando con la barba y el pelo largo al estilo gaucho, porque eso suma a la hora de subir a escena”, aclaró.

Con respecto a las motivaciones que tiene la gente para aprender a bailar folclore, los docentes dijeron que la mayoría lo hace por hobby, para distenderse, y también establecer nuevas relaciones sociales. “Es como buscar un cable a tierra. En el caso de los niños, son muy pocos los que vienen por iniciativa propia. Siempre en la infancia se va probando: un tiempo hacen fútbol, tae-kwondo y otras cosas -mencionaron-. Los padres son quienes los mandan a folclore y en algunos se despierta la pasión por esas danzas. A algunos los hemos visto crecer y formarse, y hasta hoy siguen bailando”.

Los adultos que bailan, a menudo lo hacen en las peñas, en plazas y en otros espacios. Por ejemplo, los fines de semana en el Patio de los Artesanos, contiguo a la Casa Histórica.

Atractiva cartelera

La de hoy será la cuarta luna del 62° Festival Nacional del Folclore de Cosquín y una de las noches más convocantes, por la presencia al cierre de Abel Pintos. La grilla es la siguiente: Himno a Cosquín (Ballet Camin), Víctor Heredia, Lucia Ceresani, Collante-Soraire (Ganadores Pre Cosquín 2022 Pareja de baile tradicional), Nahuel Pennisi, Yrembé (Ganadores Pre Cosquín 2022 Conjunto instrumental), La Charo, Postales de Provincia: Santiago del Estero, Fabricio Rodríguez, y Abel Pintos.

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