Fernando Sánchez Sorondo: “Creo que todos los seres humanos somos uno”

Fernando Sánchez Sorondo: “Creo que todos los seres humanos somos uno”

Reconocido escritor y colaborador histórico de LA GACETA Literaria, acaba de ganar el Premio Municipal de Poesía por Poemas de Antología, libro que reúne su obra poética.

23 Enero 2022

- Alina Diaconú afirma que la poesía contenida en Poemas de Antología es autobiográfica, “pero de un modo tan hondo, emotivo y reflexivo, que se vuelve universal”. ¿Cómo y por qué cree que se conjuga, en los textos, lo íntimo con aquello con lo que todos podemos identificarnos?

- Quizás porque escribo acerca de cuestiones a veces hasta cotidianas y de ese modo al lector o lectora les resulta fácil identificarse. Dicho de un modo que puede resultar pretencioso -y como afirman los maestros espirituales de la India en su filosofía “advaita”- creo que todos los seres humanos somos uno. Por no sentirlo así es nuestra ilusión de separación, nuestra “maya”, ocurre lo que escribió Marechal en sus maravillosos “Sonetos a Sofía”: “con el número 2 nace la pena”.

- Tus Poemas de Antología compilan más de cuatro décadas de producción. ¿Qué cambió y qué persiste desde los poemas más juveniles a los más recientes?

- En lo esencial siento que mi poesía se divide en un antes y después de mi experiencia hindú: antes era triste, hasta desesperada, en general se refería a la muerte de mi madre cuando yo tenía seis años. Y era una escritura estructurada, formal. Ahora mis poemas -aunque, como escribió Borges, nada es menos objetivo que la opinión de un autor sobre su propia obra- mis poemas, digo, me parece que se hicieron más sueltos y coloquiales, más libres y hasta libérrimos. Alberto Girri sostenía que la poesía es el corazón de la literatura: estoy completamente de acuerdo y eso obliga a encontrar la propia voz. Cosa en la que los talleres literarios pueden resultar de gran utilidad.

- A los 21 años se convirtió en el escritor más joven en ganar el Premio Nacional de Literatura. ¿Cómo afectó ese reconocimiento a su carrera? ¿Y cómo compara ese premio juvenil con el que acaba de recibir?

-En las dos circunstancias los reconocimientos me estimularon aunque por otro lado antes (ahora ya no) me presionaban a ser “mejor” y eso me inhibía. Dicho con humor, mi hijo Gabriel, buen poeta él, me ha dicho que fui el más joven Premio Nacional de Literatura y ahora el más viejo Premio Municipal de Poesía…

-Trabajó en el mundo editorial décadas atrás, cultivó los más distintos géneros, trató a muchos de los más destacados autores y toda la vida estuvo ligado al mundo literario. Si tuviera que hacer una descripción sintética, ¿cómo evolucionó o involucionó la literatura argentina en las últimas décadas y cómo la ve hoy?

-Difícil pregunta. Desde lo individual, desde los nombres de los escritores y poetas argentinos, nuestra literatura viene siendo, a partir de Borges, cada vez más interesante y universal. Tenemos grandes cuentistas contemporáneos y poetas de un nivel asombroso. Por ejemplo Miguel Ángel Bustos, de quien fui muy amigo, lamentablemente desaparecido en la dictadura. Desde las políticas culturales, en cambio, se nota una decadencia: creo que muchos funcionarios creen que la cultura –qué decir la poesía, un género casi clandestino- “no paga”. Y es justo al revés, las promociones culturales son siempre una buena noticia y muy bien recibidas.

- Hace muchos años que dicta talleres. ¿Hasta qué punto se puede enseñar a escribir a otra persona?

- Enseñar, de ninguna manera. Pero estimular, un montón. Sin embargo me siento muy feliz en mi tarea de coordinador del taller literario y creo sinceramente en su utilidad, en su servicio. Cosa que en mi juventud descreía jactanciosamente de este oficio y hasta escribí un poema burlándome de ellos... se llama, precisamente, “Taller literario”.

- Es un escritor que conoce, como muy pocos, la vida espiritual de la India. ¿Qué puerta de entrada recomendaría a alguien que se interesa por ella?

- La lectura de los grandes maestros hinduistas y budistas, nombres como los de Ramana Maharshi, Sai Baba, Aurobindo, Krishnamurti, Yogananda y otros muchos, contemporáneos occidentales que se sienten más cercanos (Eckhart Tolle, Adyashanti, Eric Baret, Francis Lucille, entre otros). Y, desde luego, la sadana, la práctica, que para muchos es el yoga o la meditación. Ir a India sin estar entusiasmado o conmovido con alguna de estas visiones o experiencias, no configura mucho más que la visita a un subcontinente de lo más extraño e incómodo.

© LA GACETA

Encarnación
Por Fernando Sánchez Sorondo

No me quiero perder esta belleza
incondicional del mundo,
su alivio ardiente
el alcohol sobre la herida
de nacimiento, su alegría
hasta las últimas consecuencias,
la luz toda junta,
su voz suelta,
su paz abierta
como un puño,
el corazón en andas.

Y tantas vidas en una.

PERFIL

Fernando Sánchez Sorondo nació en Buenos Aires en 1943. Con el libro de cuentos Por orden de Azar, con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose en el escritor argentino más joven en ganar este certamen. Como creativo publicitario trabajó en las principales agencias multinacionales. Publicó 21 volúmenes en los géneros de novela, cuento y poesía. Su obra fue incluida en numerosas antologías y diccionarios, traducida al portugués, por Santiago Kovadloff; al inglés, por Norman di Giovanni -traductor de Borges- y al francés, por Horacio Salas. Algunos de sus cuentos fueron adaptados al teatro y al género musical, en Nueva York.

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