“No sólo reciclo muebles sino que me reciclo a mí misma”

“No sólo reciclo muebles sino que me reciclo a mí misma”

Eugenia Zavaroni ve tesoros en muebles que otros descartaron. En su taller les da una nueva utilidad a través de diferentes técnicas, con resultados increíble.

EUGENIA ZAVARONI. Cuenta que su afición por restaurar muebles comenzó como una terapia de fin de semana, para desconectar de lo cotidiano.  EUGENIA ZAVARONI. Cuenta que su afición por restaurar muebles comenzó como una terapia de fin de semana, para desconectar de lo cotidiano.

“Lo mío arrancó como una terapia de fin de semana, un cable a tierra para desconectar y conectar conmigo misma. No fue algo buscado, tipo ‘quiero dedicarme a esto’, sino que lo fui haciendo con el tiempo y animándome ‘a meter mano’. Poco a poco se convirtió en un gustito de todos los fines de semana: era cosa de esperar ese tiempo libre para trabajar con los muebles de casa o de algún amigo. Así se fue generando el oficio”.

Eugenia Zavaroni le revela a LA GACETA cómo fueron los comienzos de lo que ahora es su expertise: el reciclado de muebles, como lo demuestra en su ciclo “La recicladora de muebles” (ver texto destacado).

 - ¿En qué momento te empezaron encargar trabajos?

- La verdad es que yo empecé a tunear mis muebles y a mostrarlos. Lo que logré fue que generé interés y empezaron a llegarme los encargos y los pedidos de presupuestos.

- ¿Te pusiste a estudiar o tenías intuición técnica para trabajar con herramientas?

- Voy aprendiendo de poco, a medida que voy necesitando. Por ejemplo: yo cirujié de mi vecina una calesita de hierro hace unos años, y necesitaba soldarla. Justo les había pintado a mis viejos un juego de comedor y como no se los iba a cobrar ellos me regalaron una herramienta a elección. Les pedí una soldadora y aprendí a usarla. Después me capacité en un taller, pero la verdad es que a medida que va surgiendo la necesidad pido consejos y recomendaciones a mi carpintero amigo, que me enseña el uso de herramientas. Voy aprendiendo de a poco.

- ¿Qué le decís al que prejuzga que, como mujer, no tenés la fuerza necesaria para empuñar el taladro, por ejemplo?

- Para mí eso ya es pasado. Es obvio que el hombre tiene más fuerza física para hacer algunos trabajos, pero eso no significa que nosotras no podamos agarrar un taladro para perforar una pared o construir un mueble. Estamos totalmente capacitadas para hacerlo. Es una cuestión de convicción.

- ¿Te planteás algún límite en dimensiones o en materiales?

- Hasta ahora no rechacé ningún trabajo. Aparecen desafíos y decido encararlos. Vidrio no trabajo, pero sí hierro, chapa, madera, etcétera.

NUEVA VIDA. Uno de los muebles renovados por la habilidosa Eugenia. NUEVA VIDA. Uno de los muebles renovados por la habilidosa Eugenia.

- ¿Qué se puede reciclar?

- Se puede reciclar lo que uno quiera. Es más que nada una necesidad. Se puede reciclar absolutamente todo. Lo que recomiendo, y lo que yo trato de hacer es que aprovechen la iniciativa para realmente estudiar el objeto y resolver qué es lo que quieren hacer con él. No hay que pensar en una transformación inmediata sino disfrutar del proceso. Lo divertido de esto es empezar a jugar y ver cómo te sentís con lo que vas decidiendo.

- ¿En cuanto a herramientas e infraestructura que hay que tener?

- Lo básico incluye pinzas, destornilladores, martillo, espátulas, pinceles, lijas... Si podés comprar una lijadora eléctrica te ayuda a acelerar mucho el proceso. O también viene bien una caladora. Yo arranqué cortando madera con un serrucho. Después pasé a la caladora ,y ahora tengo una sierra ingletadora y una sierra circular. De a poco se van incorporando, a medida que uno va viendo para qué lado va. Pero entre lo básico, un destornillador inalámbrico para mí es como un viaje de ida, lo uso diariamente. En las cuatro temporadas el que aparece en el programa es el que tengo en mi taller; es un gran aliado.

- ¿Por qué hay que insistir en el tema del reciclado?

- Porque muchas de las cosas que se desechan se pueden reacondicionar y reinterpretar para que cumplan otra función. O darles una nueva vida para que a otro le sirva si es que a uno ya no le sirve. Uno puede reciclar para regalar o para vender. A una alacena que estaba colgada se le pone una base y termina siendo un mueble nuevo para el comedor. La imaginación no tiene límites.

- ¿Qué es lo que más te gusta de tus descubrimientos?

- Me gusta cuando levanto algo de la calle y no sé qué función va a cumplir. Pasa el tiempo, surge una necesidad y justo aquel mueble encaja o esa parte de mueble encastra con otro, cuando se juntan dos cosas que levanté de la calle.

- ¿Qué te ha dado este trabajo de redescubrir y reinterpretar muebles?

- Me da mucho. Siempre digo que en “DKP”, mi emprendimiento, no sólo reciclo muebles sino que me reciclo a mí misma. Trabajo mucho la paciencia, el respeto por los tiempos, el no ser ansiosa, disfrutar de cada proceso (no quiero dejar nunca de disfrutar). Este trabajo me enseña mucho de la vida cotidiana para poder elegir de la mejor manera posible los pasos a seguir.

- Estás en la cuarta temporada de tu programa. ¿Qué te devuelve el público?

- Recibo comentarios de amor y de buena onda, agradeciendo las recomendaciones. Lo que más me gratifica es que a los que ven el programa les dan ganas de hacer y de meter mano.

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