“El retroceso equivaldría a volver cuatro años hacia atrás”

Por María Agostina Zulli y Francesco Angeli, Tesistas de la Licenciatura en Economía - Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Tucumán.

“El retroceso equivaldría a volver cuatro años hacia atrás” FOTO TOMADA DE CADIC.CONICET.GOV.AR
04 Enero 2022

A pesar de que en la actualidad el ingreso a las universidades de las mujeres supera al de los hombres, las brechas en el ámbito académico se mantienen. De acuerdo con la literatura, las mujeres representan sólo un tercio de los profesores de tiempo completo en los Estados Unidos, e incluso la proporción es menor en países como Canadá y Europa. Además, las mujeres publican menos artículos; reciben menos subvenciones y citas, y poseen menores probabilidades de alcanzar mayores puestos jerárquicos que sus colegas hombres. Generalmente, estos desafíos se conocen como el “problema de la tubería con fugas” (leaky pipeline en inglés). Esta metáfora se utiliza para describir cómo las mujeres se convierten en minorías en el ámbito científico y, en particular, en los campos de las ciencias STEM, acrónimo en inglés para las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática.

La llegada de la pandemia del covid-19 y las restricciones a la movilidad han impuesto cambios importantes en los horarios y rutinas familiares. La vivienda se transformó en el centro del desarrollo de la vida en todas sus dimensiones. Es posible que las demandas por educación en el hogar, las obligaciones familiares y otras tareas de cuidado durante la pandemia afectaran la productividad laboral de mujeres y hombres de manera diferente dado que, según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), en todo el mundo las mujeres suelen dedicar más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados independientemente de su ubicación, clase y cultura.

En este contexto, nuestra investigación se propuso analizar si las restricciones a la movilidad asociadas a la pandemia tuvieron un impacto desigual entre científicos y científicas sobre la producción de investigaciones. Para ello, generamos una base de datos de más de dos millones de artículos académicos publicados en revistas científicas entre enero de 2015 hasta junio de 2021 incluido. De estas publicaciones y, mediante técnicas computacionales de recolección de datos automáticas, conocidas como técnicas de Big Data, extrajimos más de ocho millones de autores. Con herramientas de Machine Learning estimamos su género y su país de residencia.

Con un modelo econométrico, nuestras estimaciones muestran que, al cabo de nueve meses de un incremento en la severidad de las restricciones, la participación de las mujeres en las autorías científicas se redujo el 0,4% por trimestre, lo que incrementó la brecha de género en las publicaciones en el 1,6% al cabo de un año. Si lo medimos en tiempo, es como si el avance de las mujeres en la producción científica se hubiese retrasado cuatro años. Esto es así dado que la participación de las mujeres venía subiendo a tasas del 0,36% cada 12 meses, un aproximado de 2.000 autoras más por año. Además, nuestros resultados demuestran que la caída es aún mayor para mujeres que trabajan en publicaciones individuales dada la imposibilidad de distribuir las tareas de investigación con demás colegas.

Asimismo, al interior de las ciencias STEM existen amplias diferencias en la participación de las mujeres académicas en la publicación de investigaciones: ello implica impactos diferentes de la pandemia. Para el conjunto de las doce disciplinas consideradas, aquellas más cercanas a alcanzar una participación pareja entre hombres y mujeres para el periodo 2015-2021 son bioquímica, geografía y biología molecular, con una participación femenina de entre el 37% y 35%, mientras que aquellas disciplinas más alejadas de la paridad son física, ingeniería y matemáticas, con apenas el 20% de sus autoras mujeres. Los resultados de nuestros datos coinciden con investigaciones previas que respaldan que el número de autoras dentro de las publicaciones académicas son una aproximación acertada del número de científicas dentro de la disciplina. A su vez, estas disciplinas han mostrado algunas diferencias en su evolución en el tiempo, siendo los campos con mayor participación femenina las que muestran mayores avances hacia la paridad de género.

En conclusión, aunque podría ser demasiado pronto para estudiar y capturar el impacto de las respuestas a la pandemia en términos de género dentro de la producción de la investigación académica, nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la productividad entre científicas y científicas se ha visto afectada de manera diferente, aumentando la brecha de género en la academia y retrocediendo el progreso logrado de varios años. Como era de esperar, el efecto en las publicaciones de revistas académicas comienza a visibilizarse en 2021 y debido a que las publicaciones académicas tienen un impacto directo en las perspectivas profesionales y en la visibilidad de las mujeres en la ciencia, el impacto diferencial de la covid-19 en la vida laboral de las mujeres científicas puede tener consecuencias importantes, no solo en sus carreras sino también, para la generación de conocimiento en general. No hay que perder de vista que sí bien esta investigación se circunscribe al ámbito científico, es altamente probable que este resultado no se limite únicamente a las académicas, sino también a otros ámbitos laborales, y que, por lo tanto, las restricciones impuestas por la pandemia hayan podido significar un retroceso en los logros laborales de las mujeres en general (y, no solo de las científicas), aunque esto debería ser estudiado más en detalle.

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