Por Regina Martínez Riekes
02 Enero 2022
“Solo hay dos cosas infinitas:
el universo y la estupidez humana.
Y no estoy tan seguro de la primera”
Albert Einstein
Lo que 2021 nos dejó
2021 fue un año de sorpresas. Fuimos testigos de hechos insólitos e inesperados. Como el asalto al Capitolio en los EEUU. O el atasco del barco paralizando el Canal de Suez. O la acción colectiva de millones de pequeños inversores organizados a través de una Red Social, que llevaron a la quiebra a un importante fondo de inversión en Wall Street.
El mundo está cambiando. Y con él, la reconfiguración del poder.
Pero si de nuevo orden se trata, probablemente las criptomonedas sean el estandarte de este cambio de paradigmas. Con más de 220 millones de usuarios y un número de transacciones en bitcoin superior a Paypal, la hegemonía de la descentralización de la economía recién está empezando. El auge de los mecanismos directos sin intermediarios amenaza a varios sectores. 2021 fue el año que vio al tradicional banco JP Morgan ofrecer a sus clientes un fondo de inversión sobre bitcoin. Interesante cambio de estrategia, considerando que su CEO, Jamie Dimon, insiste desde 2017 que el bitcoin carece de valor. Si no puedes contra tu enemigo, únete a él.
Argentina, número 1 del Ranking
“El fenómeno inflacionario dejó de ser un problema exclusivamente de Argentina”, resaltaba esta semana el economista jefe de una importante gestora de inversión.
Tanto en economías desarrolladas como emergentes, el incremento sostenido en los precios es uno de los principales desafíos que deja 2021.
De a poco, algunos Bancos Centrales empezaron a combatir la inflación con subas de tasas de interés. Es el caso de Rusia, Suecia, Noruega, Nueva Zelanda, Inglaterra, Brasil, Chile, México y Perú, por citar solo algunos ejemplos. Por su parte, EEUU y la Zona Euro, acompañarían a lo largo de este 2022. ¿Qué pasará con Argentina? Por ahora sólo tibios anuncios que responden principalmente a presiones del FMI.
¿Por qué es tan importante subir la tasa de interés? Estos movimientos permiten colocar el retorno medido en términos reales, es decir ajustados por inflación, en niveles positivos. Una tasa de interés negativa atenta contra el ahorro. Técnicamente implica que un inversor en moneda local podrá adquirir una menor cantidad de bienes a futuro que la que puede adquirir actualmente. Ello fomenta el endeudamiento y por ende un sobreapalancamiento que empuja a producir burbujas en los precios de la economía.
La megaemisión monetaria para afrontar el aumento del déficit fiscal producto de la pandemia es la responsable directa. A pesar de la gran evidencia empírica sobre el origen monetario de la inflación, en nuestro país se busca combatirlo con precios cuidados. Por ello a pesar de nuestra vasta experiencia inflacionaria, difícilmente el mundo siga nuestro mal ejemplo. Argentina lidera no sólo el ranking de inflación, sino también de tasas reales negativas.
¿Qué esperar para 2022?
Sin acuerdo con el FMI, sin Plan Plurianual y sin Presupuesto, ¿qué nos deparará la economía en 2022?
“En este mundo nada es seguro excepto la muerte y los impuestos”, afirmaba con actual vigencia Benjamin Franklin, más de 200 años atrás.
El reciente “Consenso Fiscal” firmado entre Nación y Provincias, no sólo promueve la suba de impuestos actuales, sino también la creación de nuevos tributos. En nuestro país los más de 160 impuestos que existen no parecen ser suficientes para alcanzar el principio de equidad buscado por el gobierno.
Según la Real Academia Española, la equidad es la disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece. Como la equidad hace referencia al “dar”, la intuición indicaría que la equidad se lograría a través de la asignación del gasto más que de un aumento de los ingresos del ente recaudador.
El estudio del gasto estatal refleja las prioridades de nuestros gobernantes. Ellas se pueden ver al comparar por ejemplo, el salario que el Estado paga a un aplaudido médico declarado esencial en pandemia versus un legislador que prefiere vacacionar en Maldivas o Disney. La equidad sin lugar a dudas debe ser perseguida por toda la sociedad en su conjunto. Y la ética en su búsqueda, debería acompañarla.
Al igual que el año que se fue, 2022 vendrá seguramente con sorpresas. Lo que no sorprenderá es que impuestos, elusión y principalmente evasión, ocuparán una parte importante de la agenda económica de este año recientemente inaugurado. El capital es temeroso. La voracidad fiscal lo empuja a resguardarse bajo estructuras legales, jurisdicciones o simplemente bajo el colchón a fines de pagar menos impuestos.
La elusión y evasión podrían producir el efecto inverso al buscado y generar por ende una menor recaudación. Ya lo decía Nano, uno de mis mentores, más de 15 años atrás: “Acordate Regina. Nadie es tan tonto como parece ni tan pícaro como se cree”.
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