“En un tiempo no muy lejano la Covid pasará a ser un resfrío más”

“En un tiempo no muy lejano la Covid pasará a ser un resfrío más”

El decano de la Facultad de Medicina señaló que la probabilidad de que aparezcan nuevas cepas es más baja cada día que pasa.

31 Diciembre 2021

El decano de la Facultad de Medicina de la UNT, Mateo Martínez, analizó el panorama que se vive en el país a raíz del coronavirus y consideró que estamos atravesando una “etapa avanzada” en relación a la pandemia. En diálogo con LG Play, el profesional de la salud destacó también el avance de la campaña de vacunación y sostuvo que las vacunas son la principal herramientas con la que contamos para superar este virus.

- ¿En qué etapa de la pandemia estamos?

- En este tiempo aparecieron muchas cepas, las cuales fueron clasificadas de interés o preocupación por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A las de interés hay que seguirlas para ver cómo se comportan y las otras porque aparecieron y tuvieron un impacto explosivo. En el caso Ómicron, la gente empieza a tener claridad porque se ve que es una cepa que contagia mucho pero mata muy poco, por lo tanto vamos ganando tranquilidad. Estamos en una etapa avanzada, diría tardía. Recuerden que cuando empezó, en Italia se registraba una tasa de letalidad de 5 puntos y hoy estamos en menos de 1 punto en todo el mundo. Estos microbios evolucionan y para ellos es buen negocio contagiar mucho, porque así se garantizan la supervivencia de su propia especie, pero matan poco. Es un aspecto de la evolución de cualquier enfermedad que se debe considerar. Estamos en una etapa en la cual vamos a pasar a una fase de endemia y en un tiempo no muy lejano pasará a ser un resfrío más.

- ¿Cuánto es un tiempo no muy lejano?

- Ahora estamos viviendo una suba de casos y vamos a tener un verano calentito, pero como toda tormenta llega y pasa. Esto va a pasar. La probabilidad de que aparezcan más cepas es más baja cada día que pasa. Yo preveo que 2022 será significativamente mejor que 2021 y este año fue mejor que el 2020. El año pasado había mucha tensión social, había miedo. Había un fenómeno que no sabíamos cómo afrontar. Hoy la evolución de los microorganismos hace que cada vez sea menos peligroso para nuestra salud y para preservar nuestra vida, por un lado. Por otro lado, la bendición de las vacunas. Es realmente importante conocer y ratificar que la salida de esto se logra vacunando a las personas. Las personas reticentes a la vacunación contribuyen a la epidemia porque ellos, que se contagian con facilidad y de hecho la gran parte de los internados no tienen vacunas o solo cuentan con una dosis, constituyen reservorio y distribuyen el virus. Por eso contribuyen a mantener la epidemia. También es un alegato a la responsabilidad social porque no se trata solo de una libertad individual.

- ¿Cómo evalúa las modificaciones planteadas sobre los días de aislamiento?

- En otros lugares del mundo se van acortando los tiempos y eso es porque se sabe con mayor precisión el periodo en el que una persona infectada tiene posibilidades de contagiar. Ese en un conocimiento aceitado y ya los 14 días son fuertemente discutidos. Aquí en el país vamos camino a esa tendencia. Y también conocemos mucho más las medidas de control que tenemos luego del aislamiento, el tratamiento y el manejo ante una complicación. Cuando un microbio circula con tanta frecuencia es muy probable que todos terminemos siendo contacto estrecho y eso paralizaría a la sociedad.

- ¿Cómo ve que la sociedad maneja esta etapa de la pandemia?

- En la facultad tenemos claro que no debemos tener miedo ni pánico, sí cuidados. Y ese es un mensaje extensivo para todos. Tenemos que acordarnos de nuestros afectos y si estamos en nuestra burbuja podemos expresar emociones y sentimientos y si estamos con amigo o familiares con los que no estamos en contacto diario debemos tener más precaución. Sí creo que debemos perder el miedo sin dejar de lado los cuidados. En estos momentos los trastornos de ansiedad, insomnio y angustia y depresión están haciendo estragos en todas las capas sociales y son fenómenos que debemos atender. El ciudadano común ve situaciones de tensión social. La tensión interpersonal que uno observa en la vía pública tiene que ver con que no nos sentirnos bien y tenemos que empezar a sentirnos bien, considerando que esto está pasando esto.

- ¿Cómo ve el mensaje que llega desde la clase política?

- Una cosa es el riesgo de que una persona se muera y otra distinta es la mortalidad como fenómeno social. Por dar un ejemplo, el virus del ébola mataba el 80% de las personas que enfermaba, en el caso del coronavirus el 4,5 o 5%, la diferencia es enorme. Desde la perspectiva individual le tengo que perder el miedo al coronavirus. Si yo fuera gobernante me preocuparía no solo la letalidad del microbio, sino por cuántas personas podrían morirse. Hay 300 millones de contagiados de la Covid-19, si se muere el 1% se mueren 3 millones de personas. La epidemia más grave de ébola en el mundo fue en el Congo, era de 35.000 casos y se murió el 80% que fueron unas 27.000 personas. Al concepto de letalidad hay que bajarle el nivel de tensión y ver la vida de frente. Los gobernantes deben seguir teniendo una alerta alta porque si bien es cierto que cada vez mata menos, infecta tanto que los números finales siguen siendo importantes y parte de las políticas públicas.

- ¿Cómo analiza este año de vacunación?

- Estoy satisfecho por cómo se hicieron las cosas. La humanidad ha duplicado su expectativa de vida con los antibióticos, las vacunas y las obras públicas de saneamiento como agua potable, cloacas y demás. Para mí, son una bendición las vacunas. El gobierno ha tenido aciertos y errores pero tenemos un alto porcentaje de vacunados y el hecho de que hayamos podido acceder a una segunda dosis es todavía mejor. La campaña ha sido exitosa y hay una epidemia paralela que es la inequidad porque hay países que acumularon dosis suficiente como para vacunar cinco veces a su población y hay países de África que no alcanzaron el 10%. Esto también sacó lo mejor y lo peor de las personas, incluso en nuestro país. Fenómenos como los vacunados VIP lesionaron de cierta manera la credibilidad del programa, pero no lo suficiente. Más lo ha lesionado decir que las vacunas son veneno. En el sector político no siempre han comprendido la necesidad de preservar esto como una política de salud y se ha mezclado también cuestiones de orden económica y política partidaria. Dejando de lado los vip y lo del veneno creo que es una campaña muy buena.

- ¿Cuáles son sus aspiraciones en la UNT para el próximo año electoral?

- Con la doctora Liliana Tefaha, nuestra vicedecana, además de una mujer honorable, muy bien formada en educación médica y clínica médica, todos los días conversamos de esto. En 2018 iniciamos la gestión llenos de sueños, expectativas y proyectos que estallaron a poco de andar. Sentimos que cumplimos menos de la mitad de los compromisos que habíamos adquirido con la comunidad educativa que nos votó. Sobre 11 consejeros, 10 de ellos confiaron en nosotros y tenemos el temor de no haber cumplido lo suficiente. Nosotros nos sentimos en deuda y por eso lo probabilidad más alta es que nos presentemos de nuevo en la próxima elección.

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