CAPACITACIÓN. Alumnos del colegio Obispo Colombres durante la charla de una bióloga de Conscientes. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
Los aprendizaje de la vida no vienen ordenados por materias, sino todos mezclados, como aparecen en la realidad o en el universo de la web. Cada conocimiento nuevo se “googlea”, se linkea y se comparte. Así aprenden hoy las nuevas generaciones, y esa misma lógica decidieron seguir los profesores del colegio rogacionista de artes y oficios Obispo Colombres, de Los Chañaritos (zona Alem al 3.000).
Las materias como partimentos estancos dieron paso al trabajo en equipo, discutido, diseñado y coordinado por los profesores de todas las asignaturas. Desde que se instaló esta dinámica en el colegio se vive más profundamente como comunidad y se afianza el sentido de pertenencia. Aquí, según los grupos, entran a las 8 y salen a las 15 después de almorzar en la escuela, o de 13.30 a 18.30. La escuela tiene jardín, secundario y talleres para adultos.
“Desde hace algunos años nos veníamos preparando, hasta que este año nos animamos a lanzar el programa Múltiples Enfoques, en el que los chicos aprenden en comunidades de aprendizaje, no por materias” explica el vicerrector Juan Pablo Albornoz Kokot.
El colegio fue fundado en Tucumán hace 25 años por los Padres Rogacionistas del Corazón de Jesús. La comunidad religiosa cuenta con tres sacerdotes que atienden dos colegios, con 600 alumnos. El padre Rogelio Antonio de Oliveira, de Brasil, es el representante legal. Cuenta que después de la pandemia salieron a buscar a los alumnos y cerca de 20 chicos ya no quisieron volver porque están trabajando o no pudieron ser ubicados.
En el colegio los profesores trabajan en equipo y presentan una sola planificación al año. Cada tema se va estudiando desde distintas perspectivas. Por ejemplo, este año trabajaron en el proyecto “Ciudades ocultas”, que nace de la vinculación entre las diferentes disciplinas, y que se trata de manera transversal en todos los cursos.
El concepto de ciudad fue analizado, desarrollado y pensado desde todas las áreas. En literatura, la profesora hizo que los jóvenes seleccionaran las palabras asociadas a concepto (transeúnte, tránsito, habitante) y a partir de allí surgieron poesías, adivinanzas, relatos y hasta el estudio de los mitos urbanos. En arte la subjetividad fluyó hacia espacios de creatividad.
En la ciudad también hay virus y de ello se encargó el espacio de biología. La historia, la geografía y hasta la matemática, a través de las estadísticas tienen mucho para decir sobre la ciudad. “Los chicos ven la ciudad desde todas las ópticas, y eso es lo que más nos entusiasma porque les permite tener la mente conectada y linkear todo el tiempo”, señala el profesor.
“Procuramos que los alumnos sepan observar las cosas por sí mismos, no como se las transmitimos, sino que ellos mismos exploren la realidad. Si el chico mira la ciudad desde la matemática, la física, la biología, las ciencias de la salud, empieza a acercarse más a la realidad tal cual es y evita la división que se producía cuando enseñábamos las materias en compatimentos estancos como era antes”, dice.
Más entusiasmo
Desde que se implementó este año el proyecto hay más entusiasmo en alumnos y docentes. “Los profes tratamos de crear espacios donde la mente de los chicos pueda trabajar como lo hace la naturaleza, vinculada, de manera holística. Que el joven aprenda a pensar y a vincular los conocimientos. Tener una mente conectada le sirve al chico para que cuando esté poniendo un ladrillo en la pared se pregunte si podría poner otro material. Queremos que ellos mismos generen otro modelo de aprendizaje, que sepan vincular diferentes saberes”, agrega.
¿Cómo se logró compatibilizar toda esta pedagogía con lo que pide el Ministerio de Educación? “No hubo ningún inconveniente porque cumplimos con la currícula. Este es un proceso de cambio que nos lleva tiempo, porque implica tener una mayor autonomía de la materia para poder hacer la interdisciplinariedad. De lo contrario se pierde la riqueza. Este fue nuestro primer desafío”, cuenta.
Reconoce que al principio los profesores estaban temerosos de perder la independencia de cada espacio, pero con el trabajo en equipo cada uno fue abordando la materia desde la esencia de su disciplina. Este año se desarrollamos los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS/ONU) desde todos los espacios de todo el colegio. “Buscar el equilibrio entre lo individual y lo colectivo es maravilloso porque se pone en tensión y en diálogo y de allí surge el mejor proyecto. Estamos en ese proceso”, sintetiza.
Jornada extendida: dos colegios rogacionistas en Tucumán
Los padres rogacionistas atienden a la población más vulnerable de la sociedad en dos colegios: el San Agustín, en El Corte, y el de artes y oficios Obispo Colombres, en Los Chañaritos. Cuentan con educación inicial (jardín de 4 y 5 años) y secundario, con orientación en Economía y Gestión de las Organizaciones. En el Obispo Colombres se enseña costura, carpintería, informática, carpintería, automotores, electricidad y herrería. Los alumnos tienen jornada extendida, de 8 a 15 y reciben almuerzo todos los días. Los fondos provienen del Estado y de benefactores particulares.








