Paliza y mucha confusión para Atlético

Paliza y mucha confusión para Atlético

Ante uno de los peores equipos de la temporada, Atlético perdió jugando poco al fútbol y pegando muchas patadas.

NO PUDO. Lotti tuvo chances para marcar su gol y ayudar a Atlético, pero como le viene sucediendo en esta parte del torneo no estuvo fino a la hora de definir y el equipo terminó perdiendo de mala manera. NO PUDO. Lotti tuvo chances para marcar su gol y ayudar a Atlético, pero como le viene sucediendo en esta parte del torneo no estuvo fino a la hora de definir y el equipo terminó perdiendo de mala manera.

Confusión y paliza: las dos palabras decantan por su propio peso a la hora de graficar una goleada por 4-1 que no estaba en el radar, encajada por la peor versión de Atlético en la temporada ante un modesto rival, como lo es el recientemente ascendido Platense.

La gravedad de la derrota va más allá de su amplitud y de los tres puntos perdidos. Tiene que ver con que se está al inicio de un ciclo. Y Pablo Guiñazú no ha hecho sino probar sabores amargos: en sus tres partidos al mando, su equipo siempre se puso en ventaja (ante Patronato, en dos ocasiones) y terminó cosechando apenas dos puntos sobre nueve.

Confusión. No es lo mismo “intensidad” que pierna fuerte. El “Cholo” pregona a diestra y siniestra el “mantra” de la intensidad, que tiene su importancia, pero no es ni por asomo el único recurso necesario para jugar bien y/o ganar partidos.

En realidad, la tarde de Vicente López pintaba bien para el “Decano”. Un minuto después de concluido el homenaje a Diego Maradona, Leonardo Heredia resolvió con acierto una buena jugada de la que participaron todos los hombres de ataque, incluido Cristian Menéndez, de sorpresiva titularidad (único cambio en relación a las tres alineaciones previas).

Otra vez se le dio fácil y rápido a Atlético lo más difícil: romper el cero. Y nuevamente lo desaprovechó. Esta vez, su aspereza tuvo mucho que ver. Terminó el partido con siete amonestados y un hombre menos, tras cometer 24 faltas (un promedio de una cada cuatro minutos).

Tal vez el árbitro Yael Falcón Pérez haya sido demasiado receloso en alguna u otra jugada cobrada a favor del local, pero en general pitó bien: la rudeza mal entendida de la visita facilitó que el equipo de Claudio Spontón lo pusiera contra su arco hasta que logró el empate. Es cierto, la jugada no llegó de pelota parada, sí por estar mal parado el sector derecho de la defensa en una veloz contra que culminó Matías Tissera.

Como sea, quizá el entrenador deba ayudar a sus dirigidos a decodificar mejor su mensaje. Tal vez el voltaje con el que vive los partidos el “Cholo” no favorezca la cabeza fría de sus jugadores, que deben aprender a bajar un cambio y manejar mejor las distintas circunstancias que se presentan en los partidos.

El último momento favorable para Atlético se dio sobre el final del primer tiempo, cuando Heredia, Menéndez y Augusto Lotti pudieron meter el segundo incluso sin que su equipo hubiera hecho algún merecimiento para ello.

Paliza. En el arranque del complemento, todo se desmoronó. El golazo de Horacio Tijanovich desde fuera del área y la merecida roja al imprudente Matías Orihuela -el sustituto de Jonathan Cabral estuvo poco más de 10 minutos en cancha- fueron clave.

Hasta Guiñazú se fue apagando en su corralito, por primera vez se lo vio de a ratos con las manos en los bolsillos, sin saber qué hacer con ellas. Los cambios no funcionaron y a Atlético no se le cayó una idea para intentar acercarse en un marcador que terminó siendo lapidario, con esa bomba de Hernán Lamberti y el cabezazo postrero de Tomás Sandoval.

A tres kilómetros del Río de la Plata, el navío del “Cholo” por primera vez encalló.  Y el “Calamar” lo carcomió.

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