La economía va hacia las urnas

La economía va hacia las urnas

El juego de las expectativas marca el humor del electorado argentino en un escenario de cepos y de controles de precios. Los analistas observan que hay otras dos cuestiones a seguir: la caída de la imagen presidencial y de la gestión gubernamental.

Gobernabilidad. Ese es el término central que la Casa Rosada expone al hablar de la necesidad de repuntar el resultado obtenido en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En ese contexto se inscriben las medidas adoptadas por la gestión del presidente Alberto Fernández, al maquillar cambios en el gabinete, adoptar acciones que tiende a llevarle más plata al bolsillo de los argentinos y, así, cambiarle el humor electoral, además de mejorar las expectativas. Sin embargo, la imagen presidencial sigue en picada, de acuerdo con las mediciones de las consultoras privadas, mientras la economía sigue dentro del cono de la incertidumbre en la que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha ocupado la centralidad en las decisiones oficiales. Con una inflación desbocada, el Gobierno apeló a la vieja receta de la fijación de precios (congelamiento, en buen romance), por lo que las decisiones económicas -una vez más- ocupan el rol protagónico de cara a las elecciones del 14 de noviembre para renovar las bancas en el Congreso nacional.

A lo largo del último año se ha observado a un Gobierno ir zigzagueando de una política económica más racional a una más de sesgo populista. Pero lo que seguro ha sucedido es que se ha perdido centralidad en el proceso de toma de decisión y eso afecta peligrosamente la capacidad que la coalición tenga de tomar decisiones en un contexto económica delicado, que es justo cuando se requiere mayor centralidad en la conducción política de la gestión de crisis, advierte un reciente informe de la consultora Ecolatina.

El problema para la coalición que encabezan Alberto Fernández y Cristina Kirchner no ha sido ejecutar una decisión, sino que ese problema ha sido tomar una decisión, puntualiza. Un problema que surge por la falta de centralidad del jefe de Estado en la conducción del proceso político, y que obedece a la naturaleza extraña de la coalición que tiene a un presidente sin votos, sin territorio y ahora sin popularidad, acota.

En 2019, la mayoría de la coalición gobernante entendió que la sola unidad de las distintas tribus del peronismo era ecuación matemática suficiente para que el Frente de Todos ganará las elecciones, recuerda por su parte la consultora Zuban Córdoba y Asociados. Con esa misma idea decidieron enfrentar este nuevo turno electoral. La ecuación no tardó en mostrar sus límites; el caudal electoral del gobierno se derrumbó a mínimos históricos y se extendió incluso a provincias que han sido hegemonizadas por el justicialismo durante décadas, expresa en uno de sus reportes nacionales. El descontento de los sectores de la sociedad que acompañaron al gobierno en 2019 es contundente. Llegar a un entendimiento claro, a una lectura honesta y humilde de ese descontento es el punto de partida necesario para analizar los diferentes caminos que puede plantearse el gobierno de ahora en más, advierte la consultora de opinión pública.

Claramente, hoy el eje del nuevo proceso electoral es la economía, por las expectativas de la sociedad argentina que aún no fueron cumplidas y eso ha sido palpable en el resultado de las PASO, dice a LA GACETA Gustavo Córdoba, director de comunicación en Zuban Córdoba y Asociados. Con esa proyección, el consultor señala que las modificaciones en el escenario electoral serán mínimas respecto de las internas en esa suerte de conducta de voto castigo a la falta de cumplimiento de las promesas de campaña. Dos datos puntualizan la sensación generalizada de los argentinos: según esa consultora, la gestión de Alberto Fernández acumula un histórico 64% de desaprobación y el 70% de la sociedad cree que la gestión económica del gobierno fue la principal causa de la derrota.

Córdoba, además, remarca un hecho con pocos precedentes que se ha dado en el mundo: “la Argentina es el único país del planeta que, en el contexto político de los últimos dos años, ha castigado en las urnas dos veces en simultáneo a dos gestiones: la de Mauricio Macri y ahora a la de Alberto Fernández”. “Y esto -según su análisis- está relacionado directamente con la economía que, en los últimos 10 años, no crece y, por lo tanto, ha generado más desocupación y más pobreza, más allá de los dos modelos de gestión que gobernaron el país, el neoliberal y el populista”.

En un esfuerzo por revertir el cuadro de situación electoral para el oficialismo, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, encabezó ayer una “reunión de campaña” en la Casa Rosada con varios ministros nacionales y el asesor catalán Antoni Gutiérrez Rubí, quien aconsejó “presencia en territorio” y “cercanía con la gente”. No hace mucho tiempo, este experto en Comunicación ha señalado que el vínculo emocional lo es todo en política. “No es posible ejercer el liderazgo -con su dosis de ejemplaridad y ética pública- sin esa conexión del dirigente político con el electorado que permite aceptar la autoridad y confiar en el interés general que debe inspirar la acción de cualquier líder, en particular, de los presidentes.

Además del factor económico, que es el más importante pero no el único en el escenario electoral, el analista político Carlos Fara señala que confluyen otras cuestiones como la falta de generación de expectativas positivas de una gestión que no encuentra un rumbo como así también el liderazgo desdibujado del presidente de la Nación. “Todo esto termina de armar un círculo vicioso, con una situación económica negativa, más allá de que los indicadores oficiales muestren signos de crecimiento de la actividad respecto del año pasado. No alcanzará para cambiar la tendencia electoral”, puntualiza el experto en una charla telefónica con LA GACETA.

A su entender, los cambios de funcionarios del Poder Ejecutivo, con Manzur como jefe de Gabinete no contribuirán decididamente a modificar el escenario electoral, por más que se impulse un “Plan Platita” para alentar el consumo de los argentinos. “El gobernador en uso de licencia de Tucumán, por ejemplo, tiene una imagen negativa (en una ponderación de tres a uno respecto de la respuesta positiva), en un contexto en el que la sociedad tiene una opinión formada acerca de él (un 75% de la gente lo conoce). A todo eso hay que agregarle las disputas internas en el oficialista Frente de Todos que no contribuyen a encontrar una hoja de ruta para que la Argentina abandone su historial de cepos cambiarios constantes y de históricos controles de precios que no contribuyen a bajar la inflación.

1- En pandemia: aquella frase de Clinton

La carrera contra el tiempo para llegar a las PASO con la mayor cantidad de personas vacunadas y la gestión de la pandemia demostraron no ser suficientes para el electorado frente todista, analiza la consultora Zuban Córdoba y Asociados. “Difícil convencer a un país con 40% de pobres y sueldos extremadamente desvalorizados que lo importante es la robustez de la macroeconomía”, acota. Esa quimera de contrastes entre la discusión macro y lo que siente efectivamente la gente ya la había intentado Mauricio Macri con su famoso “crecimiento invisible”. De nuevo, según expresa la consultora privada, resuena la frase que se convirtió en slogan durante la campaña en que Bill Clinton le gana a George Bush: “es la economía, estúpido”.

2- Los acuerdos: estrategias y tácticas

Así como hay funcionarios que no funcionan, parece que hay acuerdos que no acuerdan. Uno es el de los precios con los empresarios. Otro es con el FMI. Uno tercero sería con la oposición (no solo por el FMI), y quizá un cuarto más macro también con los empresarios.

Todos están en veremos, y algunos directamente en modo rechazo, como el primero y el tercero, señala el analista Carlos Fara. Hay una estrategia oficialista que tiene que ver con la necesidad de socializar los costos de tomar medidas antipáticas, buscando un sello de calidad para cosas como el acuerdo con el Fondo. Pero también hay tácticas: el gobierno, como boxeador que va perdiendo una pelea, se abraza al rival para trabar la pelea y que el árbitro los separe una y otra vez. Así trata de tomar oxígeno para recuperarse y de paso enfriar el ímpetu ganador del adversario, advierte el consultor político.

3- Responsabilidades: el oficialismo y la oposición

Oposición y oficialismo tienen de ahora en más el desafío de hablarle a una sociedad desmotivada y desesperanzada, indica la consultora Zuban Córdoba y Asociados. “Grandes sectores de esa sociedad esperan señales de moderación y diálogo por parte de la clase política. Hasta ahora esa espera parece no haber sido satisfecha, ya que en las dos grandes coaliciones hay incentivos claros que motivan la radicalización discursiva”, puntualiza. De acuerdo con su reporte de opinión pública, equilibrar esos incentivos con la moderación necesaria para llegar a acuerdos políticos estructurales no es una tarea fácil pero, sin embargo, es tremendamente necesaria. En este marco de incertidumbre sobre el rumbo argentino, hay una señal de alarma que aparece en el estudio realizado por la consultora: solo un 15% de los menores de 30 años dice estar esperanzado con el futuro del país.

4- Bendito dólar: el blue marca el ritmo

El dólar blue no deja de batir récord, en una Argentina que endurece el cepo cambiario cada vez que se acerca un turno electoral. Si bien en lo que va de 2021 avanzó por detrás de la inflación, los incrementos del tipo de cambio paralelo constituyen una preocupación. Ayer cotizó a $ 191, al marcar un nuevo máximo histórico durante 2021. Pese a que se trata del nivel más elevado para el año, todavía se mantiene lejos del rango de los $ 195 alcanzado en octubre de 2020. Tras los últimos movimientos, la diferencia entre la cotización del dólar paralelo y el mayorista superó el 90%, al posicionarse en 92,2%. Los economistas coinciden en que las microdevaluaciones del peso continuarán y que la corrección del tipo de cambio se hará, de manera gradual hasta fines de año, en torno de un 20%.

5- Maldita inflación: el congelamiento de precios

Con el dato de septiembre (3,5%), la inflación volvió a acelerarse y a convertirse en uno de los principales problemas de la economía argentina de cara a lo que resta del año, en medio de un proceso electoral. En este lapso, mostró una tendencia al alza que la llevó a ser, hoy en día, una de las principales preocupaciones de la sociedad y el Gobierno. Como una manera de mantener a raya al Índice de Precios al Consumidor, la Casa Rosada volvió a recurrir a una receta conocida: anunció esta semana un nuevo control de precios a bienes de primera necesidad. “Estamos en presencia de una aceleración general de los precios de la economía por ausencia de una política antinflacionaria consistente”, manifestó el analista político Gustavo Marangoni, que vaticinó una nueva aceleración de los precios.

6- Expansión: la actividad económica

La actividad económica creció en agosto último por sexto mes consecutivo y alcanzó un alza del 12,8% interanual, al superar por primera vez el nivel pre-Covid de febrero del año anterior, antes del inicio de la pandemia. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de agosto avanzó 1,1% en la comparación desestacionalizada contra julio, de acuerdo con las cifras del Indec. De la misma manera, la Unión Industrial Argentina (UIA) remarcó que la actividad industrial creció 13% interanual en agosto y se mantiene por encima de los niveles pre pandemia, y 2021 se encamina a cerrar con la primera suba luego de tres años de recesión. En su último reporte global, el Banco Mundial había pronosticado que el país crecerá 7,5% este año y sumará un 2,6% en 2022 y 2,1% en 2023. La expansión económica es clave para que la Argentina llegue a un acuerdo con el FMI, que requiere mejorar la capacidad de pago.

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