Ya no quedan detenidos por el millonario robo a la galería

Ya no quedan detenidos por el millonario robo a la galería

Los hermanos Walter y Cristian Caro recuperaron su libertad por falta de pruebas. Sólo queda el cotejar una muestra de ADN.

EL DÍA DESPUÉS DEL ROBO.  El movimiento de la galería Mendoza, donde una banda se llevó un botín millonario tras robar en varias oficinas y joyerías.  LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI EL DÍA DESPUÉS DEL ROBO. El movimiento de la galería Mendoza, donde una banda se llevó un botín millonario tras robar en varias oficinas y joyerías. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI
Por Santiago Re y Gustavo Rodríguez 22 Octubre 2021

El robo de la galería ubicada en Mendoza al 700 fue considerado como el más importante de la década. El hecho tuvo algunas particularidades. El lugar donde se cometió, la manera organizada en la que se llevaron un botín millonario e incalculable aún -a pesar de que pasaron cuatro meses- y la supuesta complicidad con la que actuaron los delincuentes. Por falta de pruebas, los dos detenidos por el caso quedaron en libertad. Y si no surge algún tipo de prueba de peso en las próximas semanas, lo más probable es que el caso quede impune.

En la noche del 12 de junio, al menos cuatro personas ingresaron al paseo de compras a través de los techos. Eligieron las joyerías y oficinas para sustraer todo lo de valor que había en su interior. Tardaron al menos cuatro horas y, entre otras cosas, utilizaron una amoladora para violentar las cajas de seguridad de esos locales. La guardia que se encontraba en el lugar dijo que se había dormido y que no había escuchado nada.

Personal de Robos y Hurtos, al mando de los comisarios Miguel Carabajal y Jorge Dib, luego de investigación realizada por el fiscal Pedro Gallo, detuvo a Walter “Kuki” Caro y a su hermano a Cristian “Bichi” Caro como los responsables del hecho. Se les dictó la prisión preventiva por seis meses, pero en el transcurso de la medida sus defensores Manuel Pedernera y Camilo Atim Antoni lograron que se impugnara esa resolución y se les otorgara el arresto domiciliario.

En el transcurso de la investigación se realizaron varias medidas para tratar de probar la responsabilidad penal de los acusados. Entre ellas, aparecieron los análisis de cámaras de video de particulares el testimonio de personas que estuvieron en el lugar. Pero también se hicieron otras pericias insólitas como realizar una prueba sonora para determinar si la guardia podría haber escuchado el sonido de una amoladora perforando una caja fuerte y una prueba del andar de uno de los imputados para confirmar o descartar que él haya sido el que aparece los videos.

Prueba determinante

Un efectivo de Guardia Urbana declaró que esa noche, un hombre se le acercó y le dijo que había sido víctima de un robo y que el ladrón se había escapado corriendo por calle Junín. Le pidió que lo persiguiera y que él lo seguiría en el taxi que estaba por abordar. El uniformado le hizo caso y fue tras los pasos del supuesto delincuente. La persona que dijo haber sido víctima tampoco volvió a aparecer más.

Los investigadores encontraron al taxista que realizó ese viaje. En una entrevista informó que efectivamente él había llevado a ese pasajero en la noche en la que se produjo el robo, que lo dejó en una casa del barrio Victoria, de donde son oriundos los Caro.

El fiscal Gallo decidió realizar rueda de reconocimiento para que el efectivo tratara de identificar a uno de los sospechosos como la supuesta víctima del robo. Pedernera y Atim Antoni se resistieron sin éxito a la medida porque consideraron que los rostros de los acusados habían sido difundidos públicamente.

“El resultado de la medida fue negativo. Ese testigo no lo pudo reconocer. Ya no había más pruebas por producir. Solicitamos una audiencia para analizar esta situación y pedimos la libertad de nuestros defendidos. El juez (Dante) Ibáñez entendió que, al no haber pruebas, no deberían haber estado con prisión preventiva. Por eso decidió revocar la medida tutelar”, explicaron los profesionales.

En tribunales corrió el rumor de que los acusados, aprovechando que se encontraban cumpliendo con el arresto domiciliario, podrían haber mantenido contactos con los testigos para que no los identificaran. “También teníamos nuestras sospechas de que el efectivo podía ser obligado a reconocer a uno de ellos para que continuaran involucrados”, sostuvo Atim.

Los Caro quedaron en libertad, pero deberán cumplir con una serie de medidas que fueron dispuestas por el juez Ibáñez. Entre otras, aparecen que no pueden abandonar la provincia y mucho menos el país. También deben presentarse periódicamente a una comisaría para demostrar que siguen sometidos al proceso. En una de las medidas más llamativas, el magistrado dispuso que no se les quite la pulsera que se les puso cuando se le confirmó el arresto domiciliario. Ese instrumento servirá para determinar cuáles son sus movimientos.

Mientras tanto, el fiscal Gallo continuará tratando de conseguir piezas. En la escena del hecho se tomaron muestras para realizar una pericia genética que serán comparados con el perfil genético de los Caro, de Juan de Dios López y Néstor “Tuta” Lízarraga (hijo y hermano de Miguel “La Gata” Lizárraga respectivamente) para determinar si algunos de ellos estuvieron vinculados al robo.

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