Un suboficial colecciona más de 5.000 soldaditos de plomo

Su especialidad son las bandas de militares. Su juguete preferido desde la infancia. Su padre todavía toca el trombón en la Banda de la Provincia. Empezó con moldes de yeso y ahora utiliza silicona.

VICTOR OSCAR QUINTEROS. Exhibe los militares con sus coloridos trajes y sus instrumentos musicales. VICTOR OSCAR QUINTEROS. Exhibe los militares con sus coloridos trajes y sus instrumentos musicales.
11 Octubre 2004
Antes de la era moderna, las batallas se libraban al compás de un redoble de tambores. Los gritos de guerra resonaban sobre el fondo de una marcha, porque las bandas acompañaban el avance del ejército. Rojos, azules, amarillos, los soldaditos de plomo que fabrica el suboficial mayor Víctor Oscar Quinteros empuñan trombones y flautines en lugar de armas, porque su especialidad como coleccionista son las bandas militares. "Los soldaditos fueron mi juguete preferido en la infancia. Mi madre me compraba alguno cada vez que salíamos al centro. A la inclinación por la música la heredé de mi padre, Edmundo, que todavía toca el trombón en la Banda de la Provincia", explicó Quinteros, de 48 años, director de la banda del Liceo Militar General La Madrid.
Quinteros hoy posee más de 5.000 soldaditos de plomo, en su mayor parte fabricados por él mismo. Recuerda que cuando niño solía quedar fascinado por algún soldadito que encontraba en una vidriera. "Como son muy caros, a veces no podía comprarlo. Cuando volvía con la plata, ya lo habían vendido. Por eso, cuando aprendí a fabricarlos pude armar una verdadera colección", contó el artesano, quien expondrá su obra el 28 de noviembre en la Casa de Gobierno.
A los modelos que visten coloridos trajes, como las bandas inglesa colonial o hindú, la fanfarria de Alto Perú o los Infernales de Güemes, se suman diferentes pelotones de tropas de combate. "Me resulta apasionante. Para mí es como viajar en el tiempo a la época de mi niñez y acordarme de mis amigos", confesó.
Quinteros aprendió a fabricar sus primeros soldaditos con moldes de yeso, pero hace algunos años los adelantos técnicos vinieron en su ayuda. Ahora usa una silicona importada de Alemania que resiste el calor y permite desmoldar las piezas más fácilmente.
"Lo mío es artesanal: tomo cualquier pedazo de plomo, como el de alguna cañería antigua, lo fundo y hago soldaditos. Después los pinto y los barnizo; y a veces, los envejezco", contó.

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