Diana Mondino: “estamos ante un frenesí de gastos del Estado”

Diana Mondino: “estamos ante un frenesí de gastos del Estado”

La especialista afirma que la única salida es la del trabajo conjunto.

¿FUTURA CANCILLER?: Diana Mondino es cordobesa, economista y profesora en la Universidad del CEMA.  ¿FUTURA CANCILLER?: Diana Mondino es cordobesa, economista y profesora en la Universidad del CEMA.

No duda cuando se le pregunta cómo hacemos para salir de este círculo vicioso que es la economía argentina. Y coincide con el axioma de que con el gobierno que sea, igual los argentinos debemos levantarnos todos los días y salir a trabajar o a estudiar. “El problema es que no todos hacen eso. Y así la producción decae y no salimos más”. Diana Mondino es una de las economistas más respetadas del país. Cordobesa, licenciada en Economía y con experiencia en los directorios de empresas de punta, es actualmente directora de Relaciones Institucionales y profesora de Finanzas en los Master en Dirección de Empresas y Master en Finanzas de la Universidad CEMA. Defiende a capa y espada a uno de los sectores que según ella el Gobierno más desprestigia como el campo y es muy crítica de la actual gestión de Alberto Fernández. Desde Buenos Aires habló con LA GACETA en estos términos:

- En su cuenta de Twitter comenta noticias con memes. Le recuerdo uno de hace poco más de un año, en el que un hombre venía venir una ola llamada covid y decía que no le preocupaba tanto, pero él no veía que por detrás venía otra ola, mucho más grande y devastadora, con el nombre economía. ¿Ese meme se está haciendo realidad?

- Con lo de la ola de la economía que va a arrasar, no tengo dudas. Y en cuanto a la covid, habría sido menos grave si hubiéramos tenido políticas adecuadas. En todo esto se pueden tomar medidas de prevención y luego de corrección. Se podría haber intentado algo distinto, pero no se hizo y ahora hay que corregir hacia el futuro. Aquí es simple. Hay que dejar trabajar. Tenemos muchas actividades con serios problemas para funcionar. Durante un tiempo pensamos en gastronomía, ocio, turismo como las únicas afectadas, pero hubo otras mucho más afectadas. Todos queremos que la mayor cantidad de gente pueda trabajar, y que todas las actividades se desarrollen, pero tenemos serias dificultades de exportación. Muchos hablan sólo de arándano, de carne o de maíz, pero hay dificultades de todo tipo. Insisto, el Gobierno tiene que dejar trabajar al que quiere hacerlo y dejar de ponerle las trabas que pone.

- ¿Cuál es la situación real del país?

- Veo una mezcla de desesperanza y de incertidumbre. Durante todo este tiempo la desesperanza hizo que la gente no tenga tanta fe en el futuro, que fueran pasivos, pero al agregar el tema de incertidumbre vemos que la gente no sabe qué va a pasar. Tenemos que estar protegiéndonos más de lo razonable, de aumentos de precios, de la inseguridad, de la forma en la que se ahorra. La gente compra dólares para protegerse. No hay financiación para las empresas argentinas, se protege en la forma en la que se consume. La gente necesita estar cuidada. Se ve mucho que a diferencia de otros países, durante el año y medio que estuvimos encerrados, no hubo por ejemplo un volcán de capacitación como sí sucedió en otros lugares. Y aquí no lo hubo. La gente no estuvo dispuesta a aprender cosas nuevas aunque teníamos el tiempo y las herramientas disponibles ya que no sabíamos que iba a pasar. En otros países la gente se capacitó. Pero aquí no. Como sociedad estamos más pasivos, estamos aletargados. Usted me decía antes que igual todos debemos levantarnos y salir a trabajar, pero no todos lo hacen. ¿Y por qué? Porque yo hago esfuerzos todos los días y el Gobierno me saca los frutos con una catarata de impuestos, o viene un delincuente y te roba la moto, o ves la manera en la que dan subsidios sin sentidos. O tenés una pyme y el Estado te atormenta con obligaciones y a otros les dan subsidios a tasa cero. La cancha no es pareja para todos. Y eso porque tenemos un presidente que dice que no aborrece la meritocracia, pero el que hace las cosas mejor no está bien.

- Mientras hablamos, el jefe de Gabinete Juan Manzur y el ministro de Economía Martín Guzmán están en Estados Unidos negociando con el FMI. ¿Qué puede salir de eso?

- Es un tema eminentemente político por cómo lo están tratando, y debería ser técnico, pero no hay información certera sobre eso. No brindan información, así que mucho no se puede opinar. Todo se reduce a una cuestión de cuándo Argentina va a reducir su déficit fiscal para no tener que seguir pagando deuda. Deberíamos poder pagar los intereses. Si se pagan los intereses, las deudas se podrían pagar, pero si no se puede, vamos a pagar capital e interés. ¿Qué hay que hacer? Tener un presupuesto sin déficit, y así nos podrían financiar más, pero no lo van a hacer. Entonces el Gobierno emite dinero para cubrir ese déficit. Sabe que la emisión genera inflación, si no, no tenían necesidad de reabsorber el dinero que emite a través de Lelic, que existen para que no haya tanto dinero en circulación.

- ¿Y cuál es el principal problema entonces?

- El gasto del Estado. No es tan relevante la parte política, sino la decisiones que toman. Hay elevadísimos sueldos en algunas personas, pero hay sectores que ganan muy poco. Es muy asimétrico. El Estado no debería tener tantas empresas públicas. Por eso (Mauricio) Macri se las sacó de encima. El Estado no tiene porque subsidiar el transporte, la energía. Encima los subsidios que da el Estado son inequitativos a nivel nacional. Se debe reducir el gasto público. Pagamos muchos impuestos para subsidiar al transporte. Habría que ver por qué las empresas son estatales. Las empresas le deberían cobrar a quien recibe el servicio. Hoy las empresas públicas son más de 40. Si una empresa es alguien que vende el servicio, debe ajustar su costo a los clientes, igual que el kiosco o la zapatería de la esquina. Y si dicen que tienen costos muy altos, que bajen los costos. Habría que ver cómo fueron las gestiones y cómo se vendieron las empresas estatales en su momento. Hoy se podrían vender pero sin generar monopolios. Si hubiera competencia no tendríamos problemas de tarifa. Hay actividades que podrían ser manejadas de otra manera. Que sean cooperativas, en vez de una empresa pública. Lo que sí no tiene sentido es mantener los impuestos actuales, hay que bajar los impuestos.

- ¿Qué significaron para la economía las restricciones de las exportaciones?

- Yo no entiendo cómo a alguien se le puede prohibir disfrutar el fruto de su trabajo. Todo lo que se hace requiere esfuerzo y de golpe te dicen que no podés exportar. Hoy Argentina produce tres veces más de maíz de lo que se consume porque no se puede vender. Es incomprensible. Las restricciones pueden tener un efecto de baja del precio muy leve, pero el daño que se hace a toda Argentina es enorme. El país pierde credibilidad, y tal vez además haya algún quiosquito en la entrega los permisos. Tienen que tener en cuenta que el campo invierte siempre. Todo el tiempo. Por eso no hay explicación para este tipo de medidas.

- Es difícil adivinar, pero ¿qué escenario cree usted que se habría tenido con el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner si no hubiésemos padecido la pandemia?

- Es que antes de las PASO del 2019 no hablaban de la deuda. El 10 de diciembre Fernández decreta nueve emergencias. Tuvieron tres meses para hacer mejor las cosas, tuvieron la oportunidad y no lo hicieron. Se sabía de la deuda antes de las PASO y llegaron a septiembre de 2020 para renegociarla. En Uruguay lo hicieron en tres semanas, nosotros llevamos dos años y tres meses. Además el tema de la cuarentena no estuvo bien gestionada. Esto no quita que otras cosas se hubieran podido hacer mejor, pero no se trabajó en algunas áreas sensibles. Ahora es difícil de pagar la deuda. El Fondo Monetario entra en los países cuando tienen dificultades de financiamiento. Y aquí siempre existe el problema del déficit. Por eso Argentina necesita financiación cada año. Con Macri se llegó a un déficit de casi el 1 % y la deuda era la refinanciación de los años anteriores, más el Ciadi, más los déficits de años anteriores. Mientras tengas déficit es imposible crecer. Y nosotros lo tenemos desde hace 70 años.

- ¿Qué se le dice a la gente cuya economía familiar está por el piso? ¿Cómo se puede arreglar esto?

- Yo creo que la salida son las exportaciones. Y creo que poder, se puede salir de todo esto. La salida siempre está, pero es una cuestión de voluntad, de liderazgo y de confianza. Basta de creer en soluciones mágicas. Necesitamos poder trabajar, disfrutar de los ingresos de cada uno, dejar de sufrir con los impuestos, que son fenomenales. Si uno supiera que van a los hospitales, estaría perfecto, pero si los impuestos van a los planes sociales, aunque sean menos del 5% del presupuesto, está mal. Igual los planes sociales no son el problema, hay asignar mejor los recursos. Hoy es un privilegio poder ocuparse de una mismo. El problema es el gasto del Estado. Los empleados estatales, como los de seguridad, educación y salud, deberían estar entre los mejores pagos y poder trabajar en mejores condiciones. Pero el resto del Estado, con un porcentaje de gente que gana muchísimo, debe ser recortado.

- En la escuela siempre nos dicen con orgullo que en una época fuimos el granero del mundo. Y hoy estamos muy lejos de eso...

- Es que Argentina está dentro de un círculo vicioso, repito. Llena de regulaciones, de prohibiciones. Aquí desarrollamos técnicas como la siembra directa, que son extraordinarias, que nos permitió aumentar la producción manteniendo el área sembrada. En la ganadería, tenemos el mismo stock pero en una superficie menor, y aun así perdimos todo esto por exceso de impuestos al campo. Al campo no se lo puede desarmar. Es fácil para ellos expropiar el trabajo. Se abusa de la indefensión de los productores. Hay cientos de historias del enfrentamiento del campo y el gobierno, con mucha incomprensión e ignorancia. Cientos de ejemplos de contratar gente para el estado que no está capacitada, hay decenas de asesores que no tienen que ir a trabajar, y un avasallamiento a lo privado.

- No me deja mucho de qué esperanzarme…

- Es que a pesar de todo esto, nadie debe perder las esperanzas. Tenemos que saber que hay que seguir trabajando. El Estado debe entender que de esto se sale trabajando. Y hay muchos dentro del Estado que no lo hacen.

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