¿Quién es Maria Ressa?

¿Quién es Maria Ressa?

La periodista filipina, acosada por el gobierno de Rodrigo Duterte, es una referente de la prensa independiente y un ejemplo de coraje. Es la primera vez que el Nobel de la Paz distingue el valor de la libertad de prensa en los últimos 86 años.

CONVICCIÓN. “Uno no sabe quién es hasta que se ve forzado a pelear para defender su identidad”, afirma Ressa. CONVICCIÓN. “Uno no sabe quién es hasta que se ve forzado a pelear para defender su identidad”, afirma Ressa.
17 Octubre 2021

En una reunión de ejecutivos de Google y periodistas en Silicon Valley, en marzo de 2019, nos propusieron mencionar el medio que en ese momento significaba más para nosotros. Un micrófono fue pasando de mano en mano. Los nombres que se escuchaban eran previsibles. The New York Times, The Washington Post, Le Monde, The Guardian… Me llegó el turno y dije “Rappler”. Escuché un “heeey” a unos metros de Maria Ressa, su directora. Nos cruzamos luego en el hotel en el que ambos estábamos alojados y conversamos sobre su situación en Filipinas. Me contó que era posible que la detuvieran apenas aterrizara en el aeropuerto de Manila. Había sido arrestada, un mes antes, por una acusación de “difamación digital”. La ironía de la imputación es que Maria era víctima de la mayor campaña de desacreditación en redes sociales en toda la historia de su país. Rappler reflejó las atrocidades y ocultamientos del gobierno de Rodrigo Duterte en una guerra antidrogas que dejó más de 20.000 muertos. El gobierno respondió con una cruzada contra el medio y sus periodistas. Entre otras cosas, acusaron a Rappler y su directora de fraude fiscal, delito penado con hasta diez años de cárcel.

La historia de Rappler y Maria Ressa me había impactado en 2018, cuando conocí sus detalles. A principios de ese año integré un comité que la nominó para la “Pluma de oro” de WAN-IFRA (Asociación Mundial de Editores), la mayor distinción que hace anualmente la institución más representativa de la prensa a nivel global. Tuvimos que mantener bajo un extremo secreto la decisión porque había un alto riesgo de que las autoridades filipinas le impidieran salir del país si se enteraban que recibiría un galardón que pondría mucha atención sobre ella. Con el premio buscábamos protegerla, pero también podíamos ponerla en peligro.

Maria Ressa nació a Manila en 1963. A los diez años se instaló con su familia en Estados Unidos. Se graduó en la Universidad de Princeton. Trabajó en CNN en el sudeste asiático y fue jefa de redacción de ABS-CBN, la cadena televisiva más grande de Filipinas. En 2012 cofundó Rappler, medio digital filipino de investigación. El Comité del Nobel, en los fundamentos de su decisión, afirmó que el “periodismo libre, independiente y basado en hechos” es la herramienta que tiene la sociedad contra “el abuso de poder, las mentiras y la propaganda de guerra”. “Peleamos por los hechos –dijo Ressa en una de sus primeras entrevistas al enterarse del Nobel–, y cuando vivimos en un mundo en el que los hechos son debatibles, en el que el mayor distribuidor de noticias prioriza la proliferación de mentiras mezcladas con bronca y odio, y lo propaga más rápido y más lejos que a los hechos, el periodismo se convierte en activismo.”

El reconocimiento se hizo en una ceremonia en Cascais, Portugal. “Uno no sabe quién es en realidad hasta que se ve forzado a pelear para defender su identidad”, empezó diciendo Maria, en un discurso de aceptación que estremeció al medio millar de colegas que la escuchábamos.

“Si uno quiere arrancarle el corazón a la democracia –dijo Ressa-. hay que perseguir a los hechos. Si uno logra que la gente crea que mentiras son hechos, entonces uno puede controlarla.”

Después de recibir el premio de WAN-IFRA, se multiplicaron los reconocimientos para Maria. Tres meses más tarde llegó el prestigioso premio de ICFJ (International Center For Journalists). Luego vendrían distinciones de BBC, Princeton, CPJ y Unesco. En diciembre de 2018 fue tapa de la revista Time como “persona del año” junto al columnista de The Wahington Post Kamal Jashoggi (asesinado en la embajada de Arabia Saudita en Estambul) y los sobrevivientes del atentado contra el diario Capital Gazette de Annapolis. “Guardianes de la verdad”, los llamó Time.

La semana pasada el mundo se sorprendió con el premio Nobel de la Paz de Maria Ressa. No figuraba en las listas de candidatos. El primer y único Nobel de la paz para un periodista se entregó en 1935, al alemán Carl von Ossietzky por revelar el programa bélico de su país que preanunciaba la Segunda Guerra. La periodista y escritora bielorrusa Svetlana Alexievich fue distinguida en 2015 por su obra sobre la vida detrás de la “cortina de hierro”, pero con un Nobel de Literatura. Este año, Maria recibió su premio junto con su colega Dimitry Muratov, cabeza del periódico ruso Novaya Gazeta, desde el que denuncia la corrupción y los atropellos del gobierno de Vladimir Putin.

El viernes 8 de octubre, a las tres de la tarde de Filipinas (cuatro de la mañana de Argentina), sonó el celular de Maria Ressa. “La llamo en nombre del Comité noruego del Nobel para informarle que a las 11 hora de Oslo será anunciado que usted fue premiada con el Nobel de la Paz 2021 por su valiente lucha por la libertad de expresión en Filipinas… Me encantaría escuchar su reacción espontánea ante esta noticia”, le dijo Adam Smith, el encargado de hacer las llamadas a los laureados. “No tengo palabras”, dijo Maria, del otro lado de la línea.

La mujer que difundió las palabras que nadie se atrevía a pronunciar públicamente en su país, se había quedado muda. No podía hablar. Sin embargo ella, como pocos, sabía en verdad quién era. “Mi nombre es Maria Ressa –nos dijo a los que la escuchábamos esa tarde en que la premiamos en Portugal-, nosotros somos Rappler, y seguiremos resistiendo.”

© LA GACETA

Daniel Dessein – Miembro de la Junta asesora de WAN-IFRA (Asociación Mundial de Editores). Formó parte de su comité ejecutivo -único hispanoamericano en la historia de la entidad- entre 2016 y 2019.

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