El aeropuerto deja el parque por Cevil Pozo

El aeropuerto deja el parque por Cevil Pozo

TORRE DE CONTROL. La estructura de hormigón sigue funcionando y asegura la estación desde hace 40 años.  TORRE DE CONTROL. La estructura de hormigón sigue funcionando y asegura la estación desde hace 40 años.

El 15 de septiembre de 1981 fue la última jornada de trabajo como aeropuerto de las instalaciones ubicadas en la zona sur del parque 9 de Julio y que llevaba funcionado desde 1911 cuando allí aterrizó el primer avión en la historia de Tucumán. Desde el día siguiente las operaciones aéreas fueron trasladadas hacia la nueva estación aérea ubicada en Cevil Pozo. El aeropuerto mantuvo el nombre de “Teniente Benjamín Matienzo” con el que fue bautizado por los pioneros de nuestra aviación al inaugurarlo en diciembre de 1919 bajo la conducción del flamante Aero Club Tucumán. El día 16 de setiembre fue el acto inaugural de la nueva aeroestación. La primera nave en vuelo comercial que aterrizó allí fue un Boing 727 de Aerolíneas Argentinas, con capacidad para 155 pasajeros, poco después de concluido el acto inaugural y que recibió el aplauso de los presentes cuando atracó en la dársena correspondiente. Era el vuelo 504. Poco después de las 13.30 tocó suelo tucumano el Douglas DC9 Súper 80 considerado por entonces la nave más moderna y segura del mundo, tenía una velocidad crucero de 912 kilómetros por horas y un nivel de vuelo de 12.000 metros. Además se destacaba su bajo nivel de ruido que le permitía aterrizar en cualquier ciudad del mundo. Era el vuelo 404.

Sin embargo la primera aeronave en aterrizar ese día fue el Sabre Line TC 10 birreactor de la Fuerza Aérea que traía a la provincia al jefe de esa fuerza, Omar Domingo Rubens Graffigna poco después de las 10.

En aquella oportunidad se habilitó la pista de aterrizaje y una aeroestación provisional de 1.000 metros cuadrados con oficinas para las compañías, hall de arribos y llegada, y una confitería. La estación de pasajeros fue inaugurada unos cinco años más tarde bajo el gobierno de Fernando Riera en octubre de 1986.

El grupo operativo en 1981 estaba conformado por la torre de control aéreo “con salas para balizamiento, para radio y para la cabina de control”. Además contaba con los espacios requeridos para las oficinas de meteorología, plan de vuelo, sala de radio, jefatura de aeropuerto y administración. La torre era completamente de hormigón armado. La pista tenía 2900 metros de longitud y 45 de ancho y estaba orientada de norte a sur. La plataforma de estacionamiento tenía 18.600 metros cuadrados. Todo construido en hormigón. El espesor de la pista y demás zonas críticas era 32 centímetros y en el resto de 27. Se asentaba sobre dos subbases una superior de 15 centímetros y otra inferior de 30. Los trabajos realizados demandaron un movimiento de 350.000 toneladas de suelo, se utilizaron 23.000 toneladas de cemento para la subbase, unos 60.000 metros cúbicos de hormigón, 40 toneladas de hierro y 3.400 toneladas de asfalto.

El lugar original donde estuvo el Matienzo fue elegido al azar, desde el aire por el piloto Marcelo Paillete quien trajo el primer avión a nuestros cielos. Corría 1911 y los tucumanos se sorprendieron con ese aparato apareció sobre sus cabezas. Quizás alguno más viajado haya reconocido que era pero para el grueso era una novedad. Por obvias razones de abastecimiento, Paillete debió aterrizar y en base a su experiencia eligió la zona del flamante parque 9 de Julio, en su área sur donde aterrizaron aviones durante los siguientes 70 años hasta que fue trasladado a Cevil Pozo.

Para la segunda aparición de un aparato más pesado que el aire sobre las cabezas tucumanas, hubo que esperar dos años. En 1913 recorrió nuestros cielos Castailbert, con un Bleriot, que usó como pista la misma zona del parque. Con el paso de los años la zona sur del gran pulmón verde diseñado por el francés Carlos Thays se convirtió en un aeródromo improvisado. El sonido que venía de los cielos fue atrapando a un grupo de tucumanos encabezado por Nicanor Posse, que los llevó a crear en 1919, un 24 de diciembre, el Aero Club Tucumán, entidad clave para el desarrollo de la aviación local. El primer presidente fue Ubaldo Benci y su vice, Posse. Se hicieron cargo de la zona de aterrizajes, que pasó a llamarse aeródromo Benjamín Matienzo, en honor al piloto tucumano muerto en junio de 1919 cuando su avión se precipitó en la cordillera de los Andes cuando intentaba cruzar hacia Chile desde Mendoza.

Las décadas de 1920 y 1930 fueron de vivo desarrollo, se construyeron hangares y zonas de rodaje para las aeronaves. La pista era de césped y lo fue por varias décadas. El lugar fue protagonista de hechos trascendentes como el despegue y aterrizaje de la Escuadrilla Tucumán que recorrió seis provincias argentinas y 3.200 kilómetros en 1927. Desde allí partió el primer vuelo hacia Tafí del Valle en 1921; esto tiene la curiosidad que a la villa llegó primero el avión que el automóvil.

Tras 20 años, el 23 de mayo de 1940 se inaugura el moderno edificio de estilo californiano del aeropuerto y sede del club. Según la crónica la concreción del edificio “ha venido sufriendo algunas postergaciones, debido a la carencia de fondos y por otra parte, el anhelo de los dirigentes, de inaugurar la sede propia, recién cuando fuera posible hacerlo con lujo de detalles y con una terminación total”. Con esa inauguración “sobre la avenida Brígido Terán la institución verá cristalizada una de sus más caras aspiraciones, y la provincia tendrá la mejor edificación aeronáutica de cuantas existen en el país, tratándose de aeroclubes o de organizaciones civiles”. El acto contó con la presencia del gobernador Miguel Critto. El presidente del club era José Posse. La construcción estuvo supeditada a la obtención de fondos y había comenzado en la segunda parte de 1935. La noticia daba detalles de aquella construcción, diseñada por el ingeniero Angel Guido, cuya planta baja “está destinada a hall de pasajeros, ya sea para viajeros de líneas comerciales, ya para el pasaje a cargo de los aviones” de la entidad. La torre alcanzaba los 20 metros de altura donde estaban las instalaciones de radio e intercomunicación. Cabe destacar que el 18 de abril de 1937 la desparecida compañía aérea norteamericana Panagra comenzó a operar en nuestra provincia sus rutas hacia Estados Unidos, donde Tucumán era escala obligada para repostaje de combustible. También hacía escala naves de la otra gran empresa de aviación, Panam. De tal manera que la flamante y coqueta aeroestación era importante para la atención de los pasajeros. A mediados de la década de 1950 ya se hablaba de elevar su categoría operacional. Pero también se hacía imprescindible mejoras en el acceso, ya que la Brígido Terán estaba pavimentada solamente hasta la puerta de la edificación. El diario hacia visible el problema que hasta allí no llegaba ninguna línea de colectivo. La basura era otro problema. En mayo de 1954 nuestro cronista destacaba que el aeropuerto se encontraba en el centro de la ciudad y lo que se hiciera debería estudiarse en ese marco. Dos años más tarde se anunciaba que se habían expropiado los terrenos necesarios para la construcción de una nueva estación en Cevil Pozo. La crónica de junio de 1956 ya dejaba entrever que había problemas para que el Matienzo siguiese operando en el parque, porque no se podía extender la longitud de la pista. Al inicio de 1960 se hicieron las obras necesarias y la más importante, la pavimentación de la pista de aterrizaje que se hizo con fondos del Casino Provincial. Dos años más tarde se inauguró la terminal de pasajeros.

El 16 de septiembre de 1981 la estación dejó sus viejas instalaciones. Nueva pista y recepción

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