Generación Z: los trabajadores sin fronteras

Generación Z: los trabajadores sin fronteras

Un joven tucumano cuenta su experiencia en su propio proceso de formación casi autodidacta. A los 15 años hacía negocios por internet.

CREATIVIDAD Y CONFLUENCIA DE HABILIDADES. Los nuevos trabajos requieren de mentes despiertas, colaborativas y dispuestas a trabajar en equipo.  CREATIVIDAD Y CONFLUENCIA DE HABILIDADES. Los nuevos trabajos requieren de mentes despiertas, colaborativas y dispuestas a trabajar en equipo.

Tiene 20 años y nació con un celular en la mano. Nativo de la era digital, a los 15 años comenzó a incursionar en sus primeros negocios a través de internet. A los 18 ya manejaba dinero que jamás había visto en vivo y en directo, pero que le indicaba su billetera virtual. Viajó al exterior con amigos, alquiló una casa en un country y disfrutó de los frutos de la compra y venta de objetos que nunca llegó a tener entre sus manos. Todo lo aprendió lejos de la escuela, en sus zambullidas solitarias en el mundo virtual, donde no había maestros sino otros cibernautas casuales, que compartían su experiencia a través de links, con los que iba haciendo su recorrido hacia nuevas habilidades laborales.

Maxi Guntern es un claro representante de la Generación Z. Según un informe de la Unesco publicado en el blog Hotmart, entre las habilidades más requeridas para el mundo del trabajo en el siglo XXI están la capacidad de relacionarse bien con los demás y la creatividad. “Esto significa que las profesiones del futuro no se plasmarán en actividades individuales sino grupales. Tampoco serán mecánicas, sino creativas”, observa el decano de la Facultad Regional de la UTN, ingeniero Fabián Soria. Los trabajadores del futuro no serán egoístas, sino generosos, porque cada uno deberá aportar su habilidad para que funcione el engranaje. Las tareas automáticas que no requieran de la creatividad humana serán fácilmente reemplazadas por la inteligencia artificial.

Maxi representaba eso, un eslabón en la cadena de comercialización. “Me dedicaba a vender sin stock, directamente al cliente. Me había creado una página, mi propio emprendimiento”, cuenta el joven que entonces tenía 18 años. Todo ello lo había aprendido por internet. “En ese tiempo yo trabajaba en atención al público, en el negocio de mis padres. Mientras estaba en el local hacía cursos por marketing digital y venta sin stock para poder independizarme”, recuerda. Hacer varias cosas al mismo tiempo es otra de las características de la Generación Z.

Maxi no terminó la secundaria y no se arrepiente. Casi se diría que lo cuenta con cierto orgullo como para probar su tesis de que “la escuela hoy no te prepara para la vida. Ya no hace falta tener un título para ser alguien en la vida”, desafía. “Todo está en la web y gratis. Dependiendo de lo que quieras aprender, en muchísimos casos, encontrás información más actualizada y pedagógicamente con más llegada a los alumnos que en las propias universidades”, dispara.

Conectarse con el mundo, hacer relaciones sociales con personas de otros países, aprender diferentes idiomas, intercambiar información de distintas disciplinas y pensar que las fronteras no terminan en Tucumán son la clave de la nueva cabeza del siglo XXI. Maxi tuvo que aprender mucho a través de la web, incluso a manejar su dinero, que le llegó “de golpe”, dice. “Me dediqué a full a los negocios on line pero siempre dentro de Argentina. Me ayudó el hecho de haber tenido experiencia a los 15 con un showroom de venta de ropa que puse con un amigo. En ese tiempo nadie sabía que era eso. Era un buen nicho, pero después me aburrí y busqué incursionar en otra cosa. Con la venta sin stock me fue genial pero cuando el gobierno empezó a poner tantas restricciones de impuestos digitales empecé a perder el 35% de mi la rentabilidad y tuve que dejar. Ahora se dedica a las inversiones y a las criptomonedas y a estudiar economía e idiomas”, cuenta desde el jardín de su edificio donde acostumbra a sentarse con la notebook sobre sus piernas.

Maxi no va a terminar la secundaria por ahora. “Me quedan dos materias pero no recibirme es una manera simbólica de mostrar que el colegio no prepara para el mundo real. Antes un título universitario te salvaba, hoy ya no. Mi hermano estudió marketing en una universidad y le enseñaban cosas que ya no se aplican. Hasta que no cambie el sistema educativo la escuela va seguir siendo una pérdida de tiempo”, remata.

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