Antología con cuentos singulares

Antología con cuentos singulares

Historias construidas con minuciosidad de orfebre. Por Fernando Sánchez Sorondo

26 Septiembre 2021

No sé si estos cuentos elegidos por Jorge Torres Zavaleta serían, todos ellos, suscriptos por mí. Sé, con toda certeza, que a varios no solo los considero antológicos, sino de los más singulares que he leído de autores argentinos de los últimos 50 años. Y conmigo lo afirman también narradores y poetas acaso más autorizados, como Luisa Valenzuela, Cristina Piña, Eduardo Paz Leston y Horacio Salas, entre otros

“Hotel, Hotel, Tango”, por ejemplo, es un cuento francamente notable. Trata de un vuelo en avión –un Cessna llamado, precisamente “Hotel hotel tango”- copiloteado por un padre y su hijo. Si en los demás “Cuentos elegidos” ya se admira la destreza de Jorge en narrar la intimidad sin nombrarla ni explicitarla, en éste esa sutileza es conmovedora, magistral. La figura del padre y su relación con el hijo se da a través de los diálogos y de las turbulencias aéreas. El autor no sólo nos permite conocer así las peripecias emocionales del viaje mismo entre estos dos personajes, sino de su futuro y de la familia a la que pertenecen. Ellos conforman, además, un cuadro de la sociedad argentina y rural de una época en tránsito hacia otro estilo de vida.

“El zaino” es un análogo punto fulgurante en cuanto a la pintura de una época de oro que se despinta, pero que lo hace con esa elegante inercia de las grandes caídas, sin estridencias ni sentimentalismos.

La antología de Torres Zavaleta ofrece un admirable prólogo de David Jacobson, traducido por Cristina Piña.

Quizás uno de los que supo elogiar mejor la obra de nuestro autor fue Horacio Salas: “Jorge Torres Zavaleta cuenta, evoca, con sencillez y minuciosidad de orfebre. Mira hacia adentro, hacia sus propios recuerdos y recrea colores, giros verbales, hábitos y prejuicios de clase con una espontaneidad de quien conoce en profundidad las entretelas del oficio de escritor”

Y así lo confirman estos Cuentos Elegidos, su más reciente publicación.

Por Fernando Sánchez Sorondo

PERFIL

Jorge Torres Zavaleta nació en Buenos Aires, en 1951. Frecuentó asiduamente a autores como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Es autor de 17 libros. Ganó los premios Emecé, Fortabat, Plural, Municipal, Fondo Nacional de las Artes y fue finalista del Planeta. Su obra fue reconocida por Silvina y Victoria Ocampo, Isidoro Blaisten, Alberto Manguel, Ernesto Schoó y Luisa Valenzuela, entre otros.

Hotel, Hotel, Tango *

Por Jorge Torres Zavaleta

Íbamos bajando lentamente. Sí, pensé con alivio, el monte aparece ahora nomás. Todo el paraje empezaba a resultarme conocido y ahí vi la gran laguna cuyo borde más lejano coincidía con unos potreros del campo, solo faltaba un rato para llegar al otro lado, nos habíamos ido bastante lejos; era de las más grandes de la provincia, de unas veinte mil hectáreas. Sí, estábamos por llegar. A lo mejor, al día siguiente, me iba a ir a bañar en la parte que entraba al campo. Iría en el viejo Jeep, tan baqueteado que hasta su pintura roja era descolorida, que sesteaba todo el año en un galpón. Habíamos traqueteado en ese Jeep, por el cauce, con mamá, seis años antes, levantando altas polvaredas en un verano de mucha seca cuando las vacas se caían muertas delante de uno. Pero ahora yo estaba, ahí, arriba, al lado de mi padre, en el Cessna, sintiéndome, a pesar de todo, ahora que habíamos atravesado la tormenta, contento de estar con él y de llegar a su mundo.

Cuando dejé de estudiar Derecho nos distanciamos mucho durante diez años. Entonces gané al fin un premio importante, las cuentas de mi casa las pagaba dando cursos y clases, y se volvió a acercar.

Todavía, de vez en cuando, sueño que volamos juntos, eso sí, sin nubes en el cielo, en un día de sol radiante. Ahí, en su avión, en un día azul, hacia el campo. Volando en el Cessna. Es uno de los recuerdos lindos de mi vida, pienso ahora. Todavía oigo su voz, cuando llamaba a la torre de control de Don Torcuato: Hotel, Hotel, Tango. Cambio. Hotel, Hotel, Tango.

-Papá -le dije, le digo ahora que pasó tanto tiempo-, qué bueno llegar a casa.

* Fragmento.

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