Las rutas se convierten en escenario de peligrosos “after”

Las rutas se convierten en escenario de peligrosos “after”

Luego de salir de los locales habilitados, los jóvenes deciden seguir las fiestas en cruces de caminos del interior, lo que puede derivar en una tragedia. Según ellos, no tienen otro lugar donde ir.

PELIGRO. El cruce de las rutas 38 con la 331 es uno de los lugares elegidos para las fiestas. PELIGRO. El cruce de las rutas 38 con la 331 es uno de los lugares elegidos para las fiestas. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

Hay a quienes les resulta difícil de imaginar que una carretera, nacional o provincial, pueda ser transformada por jóvenes en escenario de los “after” o de la continuidad de las bailes de fines semanas. Sin embargo es lo que viene sucediendo desde hace tiempo en Aguilares y otras comunidades del interior cuando cierran los bares y otros locales habilitados. Se hizo algo común y que se constituye en un dolor de cabeza para la policía y las autoridades comunales.

Algunos sostienen que este fenómeno es producto de una reacción “post-pandemia” desatada luego de un largo tiempo de prohibiciones. Otros, como Jorge Medina (17 años), opinan que esto sucede porque las fuerza públicas o las autoridades municipales no permiten que reuniones al aire alteren la tranquilidad de la gente del centro y “por eso – aseguran - nos vemos obligados ir a las orillas”. “Uno va donde no molesta a nadie. Pero a veces sucede que no faltan los que se descontrolan, se confían en que en la madrugada no hay tránsito y se ponen a bailar en medio de la ruta”, dijo Enrique Gómez, de 20 años. “Ya de fiesta uno no mide las consecuencias” reconoció. Autos y principalmente motocicletas facilitan el traslado. El consumo de bebidas alcohólicas y hasta de sustancias prohibidas, no tiene límites. El lunes en la madrugada en Aguilares el desborde casi termina en una tragedia de impredecible magnitud. Fue cuando alrededor de las 5, una camioneta Toyota Hilux, conducida por un productor agrícola que iba a vender sus verduras, embistió a unos 25 muchachos y chicas que eufóricos danzaban en medio de la traza nueva de la 38, a la altura del puente elevado que cruza la ruta provincial 331 que conduce a Los Agudo. Unos 16 jóvenes resultaron con distintas lesiones de poca gravedad. “Fue un milagro que no haya habido víctimas mortales. Es una situación que resulta difícil de controlar. Después de las 4, o a veces más temprano, se instalan primero debajo del puente de la 38. Uno va con la Policía a dispersarlos, pero luego se suben al viaducto. Se los corre y vuelven. Y esto ocurre desde antes de la pandemia”, advirtió Alberto Janín, director de Defensa Civil del municipio de Aguilares. Y la diversión también contempla las “picadas” en motos.

“Hay lugares seguros”

“No pueden decir que no se les permite que se diviertan en la ciudad. Hay varios lugares seguros en que lo pueden hacer hasta las 4. Lo que pasa es que después quieren seguir y se van al lugar más peligroso. Es que ahí también pueden armar carreras”, apuntó el funcionario. Janín aseguró que después de lo ocurrido el lunes, personal de Defensa Civil con agentes motorizados de la Policía prevén un operativo para evitar el acceso de los jóvenes hacia el cruce de las rutas. “Esta pesadilla comienza los jueves. Yo salgo a trabajar a las 5 hacia el Hospital de Niños en auto y hay que pasar por ese alboroto. Uno lo hace con el Jesús en la boca porque a veces te tiran latas de cervezas. Y también te das con chicos bailando en medio de la ruta y siempre hay vidrios rotos. Esto es un verdadero descontrol”, se quejó Patricia, una enfermera del barrio Tagusa. El año pasado el cabo José González de la Motorizada fue agredido, se cayó de su rodado y se fracturó una pierna, contó Janín. También fue atacado un colectivo.

Walter Uñate, vecino próximo al cruce, asegura que “las juntadas son producto de la falta de control por parte de los responsables de la seguridad”. “Tengo dos hijos que van también a ese lugar. Esta vez gracias a Dios no les pasó nada. Pero no hay forma de hacerlos entender que es un lugar peligroso. Escuchan la música y después se van para ahí. Ahora los atropelló una camioneta. Pero corren el riesgo de que algún día sea un camión o un colectivo”, advirtió. “Espero que lo ocurrido los haga cambiar de conducta. Lo lamentable es que hay una gran cantidad de jóvenes que no estudian y están entregados al vicio. Así no hay futuro”, remató el vecino.

Alarma en Concepción: son varias las rutas en las que se arman las fiestas

En Concepción, en el cruce de la traza nueva de la 38 y la provincial 329 que conduce a Villa Trinidad, es otro de los escenarios de las “juntadas”. “Tarde o temprano lo que ocurrió en Aguilares también va a ocurrir por esta zona. Los bailes y las carreras de motos ya son comunes aquí”, aseguró un vecino del barrio Los Vegas de “La Perla del Sur”. Otros cruces de rutas como el de Alberdi también son lugares de encuentro y diversión. Ahí el año pasado murieron calcinados en un auto cuatro jóvenes de Aguilares que habían ingresado a un tramo clausurado de la carretera y se estrellaron a alta velocidad contra un montículo de tierra que se levantó justamente para impedir el acceso de rodados. La ruta provincial 328 que conduce a Escaba, las 344 y  325 de Monteros, la 324 o  interpueblos y la 332 que conduce a Santa Ana, son otras de las carreteras que, según vecinos, también son escenarios de “fiestas y picadas”.  Se asegura que son lugares en los que ya se produjeron varias víctimas fatales.

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