14 Septiembre 2021
En primer lugar, pedimos disculpas públicamente a la directora del museo de nuestra Casa Histórica y a las autoras de la cuestionada muestra, alusiva a un deplorable hecho ocurrido hace 50 años, y llevada a cabo por la organización terrorista Montoneros. Y pedimos disculpas porque nuestra ignorancia no nos permite apreciar acabadamente el “arte” que dicha obra quiere expresar. Para nosotros, y para miles de tucumanos (y quizás millones de argentinos) solamente es la recreación de un repudiable acto de vandalismo, que en su momento, tal como sucede ahora, indignó a la ciudadanía toda. Particularmente, como monterizo, jamás imaginamos que nuestra artesanía más típica (la randa), fuera a ser usada en tan deleznable obra. Si la idea de la directora del museo fue “rastrillar” la historia, como manera de recordar también la parte negativa de la misma, hay cientos de lugares adonde se podría haber ido con el rastrillo, y no justamente a nuestro venerado solar patrio. Ver el nombre de esta nefasta banda de vulgares asesinos (“Los soldados de Perón”, como alguien los llamó), escrita nuevamente en las blancas paredes del sublime monumento histórico, insulta la memoria de nuestros padres fundadores, que entregaron su vida para darnos la nación que hoy tenemos. La misma banda, que luego de provocar la ira del propio Perón, al grito de: “¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular!”, fue echada por él mismo de la Plaza de Mayo, insultándolos como “estúpidos imberbes”. Y lo decía para contextualizar el momento que vivíamos, detrás de un vidrio blindado. La posterior locura y el baño de sangre de miles de inocentes (y no tanto) que vino de la mano de otra banda, la derechista “Triple A” y luego la sangrienta dictadura militar, es otro legado nefasto que el peronismo le dejó a la reciente historia argentina. Quizás nada sea casualidad, considerando que en el actual Gobierno nacional hay altos funcionarios que fueron integrantes de esta agrupación, como el presente ministro de Defensa, para humillación de nuestras Fuerzas Armadas. Como no hay mal que por bien no venga, puede que todo esto sirva para que la joven militancia peronista, especialmente los chicos de “La Cámpora”, conozcan el lado oscuro (que por supuesto jamás les contarán), de los adalides de la justicia social.
Ricardo A. Rearte
Pasaje Díaz Vélez 66
Monteros
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